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Puede que bastarda le digan, pero nadie controla su furia.

Callados y bien guardados, los secretos han estado. ¿Bastará un reflejo, para que todo sea revelado?

Apenas y pude prepararme cuando la calidez del castillo nos envolvió en un suspiro. Había espías por todas partes, magia, energía y protección parcialmente visible. El espacio delante de nosotros fue una pequeña muestra de toda la riqueza y poder que ocultaban.

Caterina dio largos pasos, con una sonrisa maliciosa.

La reflejo no tenía que entrar a hacer las tablas de multiplicar junto a los demás, ella solo daba órdenes. Seguía sin saber cómo había llegado a ese ridículo puesto.

—En la mañana tendrá clases, entre entrenamiento de reflejos, como estudios de historia, arte, ciencias, instrucción de seres oscuros, magia, y definiciones de Driagna y Dranor.

—Oh, finalmente sabré cómo cambiar el azúcar por sal.

Mi corta celebración se perdió en el viento cuando observé un candelabro sobre nosotros, expandiendo nuestras propias sombras. Era como una arañ... Sí, una araña que, literalmente, giró sobre sus patas para mirarnos, en tanto bajaba por las paredes para seguir iluminando el corredor.

Cristal brillante y andante.

La pelirroja negó enseguida, con el sonido de un violín, entornando la lluvia en los ventanales arqueados. Los espirales de bronce se enrollaban en los bordes, hasta lucir como ramas secas en busca de Sol que, realmente, el lugar no podía proporcionar.

—Debe saber que nosotros no contamos con magia, señorita Vega, y no nos proporcionan ninguna gema como para tenerla por tiempo limitado. Debe ser bastante joven si no sabe al respecto. —Evité reír, y asentí—. Pero, sin supervisión de las Driagnas o un Dranor, no tenemos la posibilidad de saborear una sola pizca de poder para manipular energías y demás. Sabe cómo son de recelosos con la energía y su poder.

No le presté atención y seguí con los ojos una de las arañas, dándome cuenta de que más como ella seguían caminando como faroles andantes. Los pasillos vacíos y oscuros pronto se mostraron a plena luz y así vi pinturas, esculturas y puerta tras puerta. Toda esa ala era del antiguo castillo.

Lo decía el panfleto, claro.

—Tras reuniones con los líderes de Driagnas y Dranor—Idina, Henna, Iryna, Dahlia y Eryan—, decidieron que los reflejos podían tener cierto conocimiento sobre las Driagnas y uno que otro encantamiento normal generado por la naturaleza ya que se debe trabajar en equipo, pero de resto, no dispondrán de nada más.

Caminé más despacio. ¿Qué tan fuerte se había vuelto el vínculo entre los reflejos y las Driagnas? Sí, Derian Kuznetzov y toda su familia había salvado Ciudad Luna de las manos de los jodidos bastardos, humanos y el miroir, que creyeron poder tener más de las tinieblas, pero ¿hasta dónde estaba llegando esa gratitud?

Por siglos habían querido mantener límites. ¿Y ahora?

Nadie dijo nada cuando abandonamos el pasillo principal para seguir recorriendo el resto del ala. Cada pared era como un espejismo de cristal que cambiaba continuamente. A un extremo, podía verse el bosque más oscuro, profundo y hermoso mientras que, girando por una esquina, una de las paredes no era más que el desierto del Sahara, y así mismo combinaban sus propios terrenos, yendo de riscos, a extensos mares, de ciudades a la lejanía del espacio.

No me imaginé cómo podía ser el edificio lateral, seguramente construido hacía poco.

—Seguiré necesitando la receta para cambiar el azúcar por sal—dije en voz baja, en una risita jocosa mientras observaba las cataratas del Niágara y el Amazonas reflejadas magníficamente en una de las paredes de cristal.

DETRÁS DEL REFLEJO [#4]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora