Capitulo 42

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Gabriela respiró profundo, acercándose al borde del mirador para observar el paisaje, intentando calmar sus nervios crecientes. Nicolás aún no había llegado pero supuso que no tardaría demasiado y que tampoco tendría que dar muchas explicaciones, estaba segura que él lograría deducir todo con nada más verla ahí de pie. Gruño para sí misma, era la primera vez que tenía que dar explicaciones en su corta vida y sinceramente la idea no era de lo más emocionante.

— Sabia que eras tú — espetó una voz tras de ella, suspiro profundamente, vaya forma de manifestarse, se dio la vuelta sintiendo un temblor al ver sus ojos repletos de reproche. Ella inflo las mejillas, asintiendo y no teniendo más opción que explicarse

— Tengo una buena razón para hacer lo que hice — se justificó de inmediato y el hombre alzó una ceja, su expresión denotando cinismo puro.

— Bien, pues espero ansioso a escucharla — su tono burlón la hizo fruncir el ceño, esa no era la reacción que esperaba aunque no estaba segura si aquello era mejor a que se pusiera a gritar como un loco.

— Tú estabas enamorado de la novia de mi hermano...— el rubio negó con la cabeza

— Corrección, lo estoy — escupió, seco. Sintió una leve pesadez en su pecho, no sabía porque le habían dolido esas palabras.

— Bien, como decía — carraspeó intentando que su voz continuara indiferente — Tú estabas enamorado de la novia de mi hermano. Él nunca ha tenido una novia de verdad, de hecho nunca se ha enamorado de nadie... e Isabela es muy especial para él, por eso quería desviar tu atención de ella.

— ¿Enamorándome tú? — preguntó con sorna, ella negó frenéticamente

— En realidad no, yo buscaba hacerte atractivo para que otras mujeres se fijaran en ti — explicó pausadamente para que el hombre la entendiera —. Pensaba que si lograba que consiguieras otras citas, te olvidarías de Isabela y así todo estaría bien para mi hermano

Nicolás estaba furioso, otra vez los Saavedra habían hecho de las suyas, sacándolo a un lado como si sus sentimientos no importaran. ¿Ahora que iba a hacer? Estaba completa y perdidamente enamorado de una niña de dieciséis años. Porque si, había dicho lo de Isabela únicamente para hacerla sentir mal. Bufó frustrado — ¿Tienes idea de lo ilegal de la situación? — mascullo frotándose las sienes, estaba empezando a dolerle la cabeza.

— Lo sé y lo siento, no era mi intención meterte en problemas — por alguna razón desconocida, su tono de culpabilidad no lo hizo sentir mejor, al contrario lo hacía sentirse una pésima persona. Suspiro profundamente intentando aclararse, pero ella volvió a carraspear ¿acaso tenía algo más que decir?

— No lo pienses tanto y escúpelo — espetó cuando la vio vacilar demasiado, ella frunció el ceño pero finalmente se decidió a hablar.

— ¿Recuerdas cuando se te borro ¨accidentalmente¨ tu perfil en el sitio web? — la forma en la que recalco la palabra « accidentalmente » haciendo comillas con sus dedos no le gusto para nada, ella suspiro nuevamente — Yo entre a tu perfil y borre todo por venganza por dejarme en visto... también porque te negabas a cambiar tu descripción de abuelo — ahora si no sabía que decir, se había quedado completamente pasmado

— ¿Cómo rayos lograste entrar a mi perfil? — pregunto con los ojos muy abiertos, ella miro el suelo, balanceándose sobre sus pies.

— Yo... soy una hacker — no dijo nada, buscándole sentido a sus palabras. Hacker... pensaba que ese tipo de gente solo existía en las películas — Yo saco información a las personas, me meto en páginas prohibidas e incluso he entrado en páginas de gobierno. — alzó un dedo callando de inmediato sus palabras, todo esto era peor de lo que pensaba, se había enamorado de una niña diez años menor que él y que hacia cosas completamente ilegales a diestra y siniestra. ¡No podía presentársela a Marilyn jamás!

Respiró profundo, tratando de no concentrarse demasiado en su lindo rostro ¿Qué genética tenían sus padres para que los cuatro hijos hayan salido asquerosamente atractivos? En cierta forma, se alegraba de que no fuera la chica de la foto la que tenía en frente.

— No quiero que vuelvas a invadir mi privacidad de esa manera ¿entendido? — Ella asintió comprensiva ante su tono de reproche —. Sobre lo otro... ¡deja de hacer cosas ilegales! ¿Acaso no piensas en tus padres? ¡Si te pillan puedes parar en la cárcel!

Gabriela frunció el ceño nuevamente, ah no, eso no lo iba a permitir. Podía reprocharle todo lo que quisiera si se trataba de él, pero no sobre lo que le gustaba hacer en internet — Llevo haciendo esto dos años, se lo que hago — replico cruzándose de brazos, claramente molesta por su intromisión, él abrió la boca dispuesto a reprocharle, pero el sonido de una canción de Ariana Grande lo interrumpió. Ella hizo una seña con la mano, pidiéndole callarse para poder contestar.

— ¿Mamá? — Mordió su labio con nerviosismo al saber que ella hablaba con Carmen — Estoy con una amiga, mamá. ¿Qué ocurre? ¿Por qué estás tan nerviosa? — Instintivamente Gabriela miro a Nicolás con un miedo palpable que lo hizo ponerse completamente nervioso — ¡¿Cómo que Isabela ha desaparecido?! — saltó en su lugar... ¿Isabela desaparecida? ¿Pero cómo algo así pudo suceder? Por una vez que decidió pedir un día libre y pasan estas cosas — Vale mamá... no lo culpes, es completamente comprensible que Adrián este histérico. Iré a dar una vuelta para ver si la encuentro.

Colgó con expresión abatida — Lo siento, debo irme, si quieres podemos tener esta conversación luego — él negó.

— Iré contigo, debemos encontrar a Isabela — sentenció decidido haciendo que su corazón se estrujara, maldita sea. De verdad seguía enamorado de ella pero bueno ¿Qué podía esperar? Ella era una niña apenas, un hombre así jamás se fijaría ni en mil años.

— Espera... ¿pero cómo le explicare a mi madre que ando contigo? Le dije que estaba con una amiga

— Diré que te encontré por ahí — murmuró pensativo — Después de todo, soy amigo de Isabela y Carmen no dudara en mi interés por encontrarla... además tengo auto y va a llover — lanzó una mirada al cielo, encontrándolo tan gris como sus ojos y bufando al darse cuenta de que tenía razón, iba a caer una tormenta que le empaparía hasta el alma, no podía irse caminando. Gruño siguiéndolo y metiéndose a la pequeña minivan repleta de juguetes pertenecientes a Marilyn

Miro a Nicolás de reojo, teniendo sensaciones extrañas. Por primera vez no había secretos, pero por alguna razón tenía la sensación que las cosas aún no habían acabado entre ellos, la forma en que la miraba de reojo fingiendo buscar a Isabela lo delataba, aún tenían mucho que hacer juntos. Sea bueno o malo.

Esperaba poder sobrevivir a ello.

Píntame la miradaWhere stories live. Discover now