Exploring spooky places

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Eso era una muy mala idea.

Kirishima lo supo desde que vio la mansión. En medio de un bosque, básicamente en la nada, con tablas de madera que chirriaban ante el toque del viento y con la luna tapada por las nubes de fondo, esa casa parecía sacada de una película de terror.

Mina sonreía alegremente mientras sostenía la linterna, yendo por delante de los demás mortales.

—¡Bien, gente! ¡Esta es la prueba de valor!

Las nubes se movieron para dejar paso a la luna, que iluminó tétricamente la silueta de la mansión por detrás de la muchacha. A varios les recorrieron un escalofrío, y Kirishima sonrió nervioso y agachó la cabeza con miedo, enredando su brazo con el de Bakugou para tener más seguridad. El rubio miraba con indiferencia la gran mansión, y Kirishima solo pedía que le transmitiera un poco de su seguridad.

—¿Pretendes que entremos ahí? —Midoriya no parecía muy entusiasmado con la situación.

—¡Claro! Pero no vamos a entrar todos de golpe, si no, no tiene gracia —se encogió de hombros—. Es una prueba de valor por algo. Vamos a ir de dos en dos.

Cogió a Kaminari por el brazo, arrastrándole a su lado. El chico no parecía muy feliz con la situación, más bien se le veía tan o más asustado que los demás.

—¿Quién quiere ser el primero? —preguntó animada Mina.

—Acabemos rápido con esto.

Bakugou empezó a caminar, arrastrando a Kirishima con él. El pelirrojo intentó frenarle, sin demasiado éxito, y acabaron entrando.

—Oye, ¿estás seguro de esto...?

—No me digas que tienes miedo —rió el rubio.

—¡No tengo miedo!

—Ya, claro —sonrió—. Tranquilo, siempre puedes volver atrás.

Kirishima se lo planteó, pero miró hacia atrás y estaba oscuro, así que decidió no despegarse del brazo de Bakugou mientras estuvieran ahí. La madera de aquella casa estaba tan malgastada que crujía con cada leve movimiento que hacían sus pies. El viento que entraba parecía silbar, dándole un aire aún más tétrico.

Ambos escucharon pasos encima de ellos, en la segunda planta. Kirishima no quiso saber nada de lo que fuera que estaba ahí arriba, pero tenían que estar ahí diez minutos y no llevaban ni tres. El pelirrojo suspiró y subió las escaleras junto al rubio, porque pasaba mucho de quedarse solo ahí abajo.

La segunda planta, en su mejor vida, parecía haber sido la de las habitaciones. Ahora solo era un montón de puertas de madera que daba lugar a muchos escondrijos y, sobre todo, a muchos sonidos indeseables y terriblemente aterradores. Los crujidos, en concreto, parecían venir de la habitación del fondo del pasillo.

Se acercaron hasta ahí, no ayudando mucho el hecho de que sus propios pasos crujían y se unían a los que venían de fondo.

Kirishima vio una especie de sombra moviéndose por el suelo, y dio un paso hacia atrás mientras Bakugou suspiraba y apuntaba con la linterna a la habitación.

—No hay nada, idiota —dijo, pero segundos después, la linterna empezó a parpadear.

El parpadeo continuó más seguidamente hasta que acabó por apagarse en cuestión de medio minuto.

—¡Genial! —ironizó el pelirrojo, sintiendo el frío en la espalda.

Bakugou encendió con su mano unas pequeñas chispas para iluminar la estancia, y ambos vieron a una sombra acercándose a ellos a gran velocidad.

Retrocedieron, pero la sombra fue más rápida y se hizo más grande, abalanzándose sobre ambos. Bakugou tiró a Kirishima a su espalda y recibió un golpe en el pecho.

Luego escucharon un maullido, y vieron que era un gato que parecía haberse quedado atrapado en una cortina negra.

Suspiraron y rieron ante la creencia de que pudiera haber monstruos o algo así. Estaba claro que nada de eso existía.

Kirishima tomó al gato entre sus brazos, y ambos salieron con el animal en brazos.

Mina se quejó de que estaban quitando la gracia al juego, pero muchos se lo agradecían para que no les asustase a ellos también.

Entonces empezó a llover, y no tuvieron más remedio que irse del lugar de nuevo antes de que el tiempo empeorase, a pesar de las quejas de Mina.

Kirishima se llevó al gato consigo, decidiendo que se iba a quedar con él.

Sin embargo, tenía muy claro que no iba a volver a esa casa del demonio en su vida.

31 days: Kiribaku october storiesजहाँ कहानियाँ रहती हैं। अभी खोजें