Scary Movie Night

2.3K 426 98
                                    

Las películas de terror eran una especie de dilema en la convivencia de Bakugou y Kirishima.

A Bakugou le encantaban las películas de terror. Eran sus favoritas, y rara vez se asustaba. Sobre todo en fechas de Halloween, que solían echar más en la televisión, le encantaba verlas.

Kirishima, en cambio, las detestaba. Se asustaba muy fácilmente y se escondía debajo de las mantas. Incluso cerraba los ojos para no ver las escenas más terroríficas, y si la película era buena —lo suficientemente aterradora— podía tener pesadillas.

El dilema entraba cuando ambos querían ver la televisión y estaban echando una película que Bakugou quería ver y Kirishima prefería ver alguna policíaca.

Por tanto, tenían que hacer algo que Bakugou consideraba muy infantil, de niños de cinco años que era el piedra, papel y tijeras.

Bakugou era increíblemente bueno en eso, pese a que lo considerase infantil. Kirishima se planteaba seriamente cambiar de método para decidir quién controlaba la televisión.

—He ganado —dijo el rubio cuando sacó tijera viendo la mano de Kirishima, que había sacado papel.

—¡No es justo! —se quejó el pelirrojo, y Bakugou se encogió de hombros.

—Deja de quejarte y veamos la dichosa película.

Se sentó en el sofá y tomó el mando de la televisión, cambiando al canal que acababa de salir de un anuncio publicitario para poner el fondo oscuro.

Bakugou tiró una pelota de tenis que tenían encima de la mesa de centro para apagar la luz sin tener que levantarse, y Kirishima suspiró mientras cogía la manta y se sentaba a su lado, tapándose con ella.

—No sé por qué ves estas películas si no te gustan, idiota —reprendió mientras veía a Kirishima haciéndose una bolita en la manta y acurrucándose contra él.

—Encima que las veo por ti, no te quejes —replicó.

Bakugou le pasó un brazo por los hombros y Kirishima apoyó su cabeza en él, ambos mirando atentamente la pantalla.

Los inicios eran lo que más le gustaban a Kirishima, porque normalmente eran los más suaves al ser la presentación de los personajes y de la trama.

Cuando las cosas se iban tornando oscuras, Kirishima iba lentamente escondiendo su rostro detrás de la manta. Acababa con solo la parte de los ojos siendo visible a mitad de la película.

—Si aún no ha pasado nada —rió el rubio al verle temblando, la película parada por el corte publicitario.

—¡Pero va a pasar!

—¿Cómo demonios eres tan valiente contra los villanos pero eres un miedica para una peli?

—¡Es diferente! ¡De los villanos me defiendo!

—¡Las pelis ni siquiera te atacan!

—Eso lo dices tú, ¿quién te dice que algo como eso no te lo puedes encontrar algún día por la noche debajo de tu cama?

—Pues simplemente le rompes la cara.

—A un fantasma —arqueó las cejas.

—Los fantasmas no existen, idiota.

—¿Cómo lo sabes? Puede existir un villano con poderes de fantasma —refutó.

—Pero no sería eterno. Tendría algún límite, y entonces le destrozas la cara.

Kirishima rió.

—¿Y si no tiene límites?

—Pues te las ingenias. Yo qué sé, le echas agua bendita o algo así.

—Claro. Para que le traspase.

—Yo usaría la luz de mis explosiones, los fantasmas no soportan la luz, así que no te preocupes. Mientras estés conmigo, estarás bien.

El rostro de Kirishima ardió como cera ardiente y se escondió más en la manta, llegando a cubrirse entero, y Bakugou arqueó una ceja.

—¿Qué te pasa? Aún no inicia la película.

El pelirrojo dijo algo ininteligible y entonces la película volvió a ponerse en emisión, captando la atención del rubio.

Kirishima no salió de las mantas aún después de haberse acabado la película, pero Bakugou ya no sentía su temblor desde hacía un buen tiempo.

—Oye, ¿estás vivo?

No hubo respuesta, y Bakugou deshizo el complicado enredo en el que Kirishima se había envuelto para encontrarlo dormido, con una sonrisa tonta en su rostro y los cabellos pegados a su frente.

Bakugou suspiró y le tomó entre brazos, llevándole a su habitación para que duerma en condiciones. Sin embargo, Kirishima aferró entre sueños su camisa y no quiso soltarlo por nada del mundo cuando Bakugou le dejó en su cama, impidiendo al rubio irse a su habitación.

—Fantasma... —murmuró, y Bakugou suspiró de nuevo, acostándose a su lado.

—Idiota —le dijo, acariciándole el cabello.

Kirishima era idiota.

Por tenerle miedo a las películas de terror. Por creer que los fantasmas existen.

Y sobre todo, por pensar que dejaría que le pasase algo.

31 days: Kiribaku october storiesTahanan ng mga kuwento. Tumuklas ngayon