CAPÍTULO 4: "Atractivamente peligroso"

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-¡Dani! ¿Cuánto más tengo que esperarte? Ya he cambiado dos veces la hora con la recepcionista
    Protestó Frida, al teléfono con Danielle.
-Para la moto rubia, yo estoy retrasada porque estaba trabajando, no por quedarme dormida.
    Le advierte sin paciencia, era la tercera vez que la llamaba desde que había llegado a la consulta del pediatra de su hijo y Frida, podía ser bien pesadita cuando se lo proponía.
-Ya no sigas con eso..., sabes que la estoy pasando mal –lloriquea bajando la voz.
-Tardaré unos 10, tal vez 15 minutos si el chofer deja de detenerse en paradas vacías...
    Susurra al percatarse que la señora sentada junto a ella estaba demasiado pendiente de su conversación.
-De acuerdo, pero tienes que saber que te necesito, el tarado de Zac, aún no me deposita el dinero de este mes
-Vaya papá que tiene tu muñeco –gruñe recordando al petulante ex de Frida.
-Me lo dices a mí -dramatiza-. Si no fuera porque con ese dinero pago la renta y el jardín infantil de Ian, ya se hubiera ido a la mierda ¡hace años!
-Ya, ya, sin amenazas vacías, estoy cerca –anuncia Danielle, mirando por la ventana del viejo y ruidoso autobús.
-Retoca tu maquillaje, ya sabes cómo se pone Cameron, cuando te ve –insinúa divertida
-¡Frida! Ya me parecía extraño que me llamaras tantas veces..., no voy a coquetear con él –le advierte con el ceño fruncido.
-¡Vamos, no seas malita! Cameron, está baboso por ti, eres mi diamante en bruto, siempre atiende a mi bebé gratis cuando vienes con nosotros.
-Ya deberías dejar de llevarlo a esa clínica tan costosamente exclusiva, busca otro pediatra, o mejor, ponte tetas y se las restriegas en el rostro ¡es todo lo que me mira! -protesta malhumorada

  De brazos cruzados y a punto de tener una pataleta al teléfono, Danielle, recordó la última visita de Ian, al pediatra...

¡INCÓMODO!

Se le iba la vista al escote de Danielle, cada 30 segundos. Incluso la hacía participar de la conversación con Frida, sobre su hijo. La muy descarada mintió diciendo que ella era la madrina amorosa y perfecta que se preocupaba todo el tiempo por su pequeño angelito.

"Angelito... ¡Ha! HIJO DEL DEMONIO, le va mejor a ese manipulador miniatura" –pensó Danielle, mientras recordaba la última vez con el pediatra sensual.

-No te hagas la desentendida, te encanta el doctorcito –la acusa Frida, sacándola de su enojo momentáneo.
-No me van los rubios –la ignora.
-Mentirosa
-¡Me pone nerviosa ¿De acuerdo?! Es demasiado atractivo y perfecto, sin mencionar que adora a los niños, si hasta la caligrafía la tiene linda –suspira a la defensiva.
-Ves Dani, hasta aquí siento como se acelera tu pulso de las ganas que tienes de verlo.
-No te burles Frida, me pides que te acompañe solo para que no te cobre, rata.
-Hay que sobrevivir, además te vuelves loquita cuando ese doctorzote te mira con esos ojazos verdes, o cuando te lanza esa sonrisa coqueta.
-No intentes convencerme, sé que es atractivo.
-¡Entonces ya mueve el culo y llega de una vez! –exige recostada en un sillón de la sala de espera.
-¡Seguro! Le diré al chofer que estoy retrasada para que aumente la velocidad –suelta con sarcasmo.
-Adoro tener una amiga tan linda, nos vemos Dani.

  Ofuscada, Danielle, guardó su celular en el bolso y se cruzó de brazos, no se había percatado que la señora seguía sentada al lado y la miraba con reproche. Claro, la muy chismosa tenía el volumen de su aparato auditivo al máximo para escuchar toda su conversación. Pff, vieja metiche.

15 minutos después, tal y como le había dicho a Frida, llegó a la consulta. Subió al cuarto piso, buscó en la sala de espera pero ella no estaba allí. Sin molestarse en llamarla regresó al ascensor y subió directo a la cafetería, a las 8 de la noche no había mucha gente, y eso incluía a su amiga. Agotada por el día demasiado largo que le había tocado, metió la mano en su bolso y sacó su celular lista para llamarla y acabar de una vez con el circo cuando una masculina voz la detuvo...

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now