CAPÍTULO 5: "¿Príncipe azul disfeazado?

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Y el día comenzó desastroso. El vejete de la sastrería finolis, se quedó dormido y llegó a las 8:30 de la mañana, con Danielle, histérica porque su jefe no dejaba de llamarla al celular cada dos minutos, prácticamente le arrebató el juego de llaves y comenzó a probar una por una en la chapa. No entendía por qué posible razón debía tener tantas copias. Parecía carcelero.

-Jovencita pruebe con las más antiguas.
-Señor Foster ¿seguro que no recuerda cual es la llave?
-No, mi esposa es la que se encarga de abrir la puerta mientras yo sostengo el café por el que pasamos cada mañana, pero Hilda, está resfriada esta mañana y se quedó en cama.
-¿No podemos llamarla para preguntarle? –sugirió Danielle, mientas peleaba con otra llave.
-Estará dormida, vamos deje que lo intente una vez más y ya conteste ese celular que me está volviendo un poco malhumorado.
-Debe ser mi jefe, de seguro está furioso porque no tiene su tonto cappuccino.
-Conteste, no vaya a ser que el señor Allen, se enfade. Vamos, sea responsable.

  Tomando una larga bocanada de aire le regresó las llaves al señor Foster, se alejó unos metros y contestó la llamada.

-Buenos días, señor Allen –saludó conteniendo la respiración.
-¡Donde demonios estás! ¿Te das cuenta de la hora que es y tu escritorio sigue vacío?
-Tuve un pequeño contratiempo recogiendo su esmoquin, pero ya estoy solucionándolo.
-¿Dónde está mi café? Sabes perfectamente que me gusta comenzar el día con mi cappuccino.
-Ese no es mi trabajo, usted despidió a la secretaria.
-¿Escuché bien? ¿Acabas de quejarte y cuestionar mi decisión de despedir a esa calienta sillas?
-Para nada, solo le recuerdo que no he llegado porque estoy cumpliendo con la orden que me dio ayer por la noche, nada más.
-Señorita Ross, mueva su humanidad hasta la oficina ahora mismo si no quiere seguir con el destino de su amiguita.
-Las amenazas están prohibidas en el reglamento interno de la empresa.
-Que insoportable que eres. Media hora.

   Fue todo lo que dijo antes de cortar la llamada. Furiosa con el señor Foster y con la palabra en la boca, Danielle, fulminó con la mirada al relajado sastre. ¿Cómo era posible que en los años que llevaba trabajando no hubiese abierto nunca la maldita puerta?

Determinada a arrebatarle las llaves una vez más, se acercó con ojos llameantes que de seguro lo asustaron porque en un intento más encontró la llave ganadora. ¡Sí! Finalmente pudo recoger el traje de Nicholas y correr por un taxi, porque ni loca se sube a un autobús, llegaría aun más tarde de lo que ya estaba llegando.
   En cuanto el ascensor se detuvo en el piso 16 inició una carrera para llegar cuanto antes a su escritorio, eran las 9:30 de la mañana, un horror, ella siempre llegaba temprano, le gustaba ordenar sus mañanas antes que llegara el endemoniado exigiendo su puto cappuccino. Así que a toda prisa encendió su computadora, colgó el estuche con el esmoquin que le había costado su primera falta en el trabajo. Revisó la agenda rogando para que hubiese algo que la mantuviera alejada de Nicholas, por un rato mientras se ponía al día.

  Y sí, tenía una reunión privada fuera de la oficina, era de carácter personal por lo que no necesitaba a su asistente. Qué alivio, Danielle, suspiró con fuerza, tranquilidad en el trabajo, era todo lo que pedía, al menos por un ratito.

Pero la línea privada comenzó a sonar incluso antes que pudiera recostarse sobre el respaldo de su muy cómoda silla.

-Señor Allen –contestó.
-Hasta que se digna a presentarse a trabajar -espeta burlón-. Cancele mi reunión privada y re agende para la próxima semana.
-Sí señor.
-Prepárese para hacer una inspección por toda empresa, y no olvide mi reserva para almorzar.
-Enseg...--
-Y quiero mi correspondencia ahora –continuó sin darle tiempo para responder.
-Claro se...--
-¡Y los informes! Yo que tú comienzo a correr
    Suelta con una tremenda sonrisa en el rostro, lo estaba disfrutando.
-Tomo nota ¿algo más?
    Pregunta con el lápiz listo para seguir tomando nota.
-Sí, envíe un ramo de flores a Vanessa Mitchell
-¿Algún tipo en particular? –pregunta molesta porque le esté dando trabajo de su secretaria.
-Sí, de buen gusto, nada corriente u ordinario.
-Con mucho gusto ¿la tarjeta con algún mensaje?
-Sí "Repetimos cuando tú quieras".
-Anotado.
-A las 10 iniciamos el recorrido. Tienes 35 minutos para hacer lo que te pedí.

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now