CAPÍTULO 11: "Noche de chicas"

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-¿Y cómo estuvo?

La voz de Mika, sobre la música del club llegó sin problemas a los oídos de Danielle. Pero la pregunta caló en lo profundo de su mente ¿Qué cómo estuvo? Definitivamente extraño. De hecho, pese a que habían pasado 13 días, seguía dándole vueltas e intentando encontrar una especie de "explicación" para la decisión de su jefe de llevarla hasta su casa de verano luego de la muerte de su abuelo, cuando se supone que es un momento en el que necesitas tu espacio, y por lo que le contaba Patricia, el ama de llaves de Nicholas, él y su abuelo eran bastante cercanos, no por nada le dejó la dirección de su adorada empresa.

-¿Cómo estuvo, qué?

  Danielle, decidió fingir no entender la pregunta de su amiga Mika, y en su lugar se concentró en beber el resto de su bebida. Sin una explicación para ella misma era imposible que le diera una a sus amigas, al menos una "creíble", ambas la conocían muy bien, sobre todo Mika, a quien conoció en la escuela a los 12 años.

-¡Vamos! Deja de hacerte la desentendida y acaba ya ese vaso –la regaña Amanda, ansiosa por detalles.
-Necesito otro –comenta ignorando el tema momentáneamente.
-¡No te escapas de esta! –grita Amanda, advirtiéndole que la noche será larga.

Aguantando la sonrisa que amenazaba con salir de los labios de Danielle, se levantó de su asiento e intentó mantener su expresión neutra hasta llegar a la barra, donde la risa simplemente salió.

-Buenas noches ¿Qué te sirvo? –preguntó el chico del bar interrumpiendo su risa tonta.
-Hola, dame un ron dorado con una rodaja de limón y ginger ale, y poco hielo, gracias.

    Hizo su orden e intentó relajarse y preparar su cabeza para contarle detalles sobre ese viajecito raro que tuvo y del cual aún no puede hablar...

-¡Wow! Pero si eres la mujer más hermosa que he visto esta noche

    Un extraño se acercó a ella y se acomodó contra la barra de espaldas a las hileras de botellas, observando solo a Danielle, en la que al parecer era su pose de seducción.

Danielle, no dijo nada, se concentró en observar al chico del bar servir su cuarta bebida de la noche. Ya sentía los efectos del alcohol en su cuerpo.

-¿Puedo acompañarte? No me gusta ver a una señorita tan linda y sola –insistió el extraño
-No gracias, me esperan en la mesa
    Responde aun sin mirar al extraño, recibe su vaso y le da el primer trago.
-Vamos dulzura, no te pongas nerviosa que no voy a hacer nada que no quieras
    Sonrió rosando su codo contra el brazo desnudo de Danielle.
-¿En serio esa frasecita aún funciona? –no pudo evitar el tono sarcástico.
-No sabes lo mucho que a las chicas les gusta escucharlo –se defiende algo ofendido.
-A las borrachas –murmuró Danielle, para sí misma
-Me gustan tus ojos...

    Extendió su brazo y le acarició el hombro desnudo con el dorso del dedo índice.

-Sí bueno, están más arriba, sabes, no vas a encontrarlos en mi trasero.
-¿Cuál es tu nombre?

    Ni siquiera había escuchado la queja de Danielle, seguía mirándole las piernas.

-Descarado –murmura para sí misma antes de darle otro trago a su vaso-. Si ya dejaste de analizar si mi vestido es lo suficientemente largo para cubrir mi trasero, entonces por favor continúa buscando
-¿No me vas a dar ni una sola oportunidad? –ahora el extraño estaba serio.
-Oportunidad ¿para qué? –arrugó el ceño ¿qué, no entendía las indirectas?
-Para conocernos ¿eres de aquellas chicas prejuiciosas? –arqueó una ceja interesado.
-Para nada amigo, pero es una noche de chicas y si no regreso pronto me va a tocar pagar la cuenta de todas...

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now