CAPÍTULO 10: "El luto de Nicholas..."

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La empresa se declaró de luto.

Aquel jueves, todos recibieron la triste noticia que el dueño y fundador de "IMPERIO CO." Jonathan Allen, había fallecido mientras se encontraba internado en el hospital. No sufrió, estuvo todo el tiempo dormido y simplemente no volvió a despertar. Así que todos los trabajadores regresarían a sus hogares por el día. Toda actividad fue suspendida por respeto al dueño.

El transcurso de la mañana fue tenso, todos enviaron vía correo sus condolencias a Nicholas, todo mundo hablaba entre susurro mientras hacían las llamadas correspondientes para cancelar sus actividades. Los arreglos florales fueron redirigidos hacia el cementerio, Frida, se encargó de ello..., en cuanto a Danielle, ella se mantuvo atenta a su jefe, sabía que estaría mal pero el modo en que lo demostraba no daba indicios de emociones.

¡Estaba insoportable!

No quería hablar con nadie, no quería que le pasaran llamadas, ni siquiera de su familia. Y como no, Danielle, sufrió las consecuencias.

-Señor Allen, el chofer está listo para llevarlo.
    Anunció Danielle, con cautela desde el marco de la puerta. Temía acercarse y que le ladrara.
-¿Qué chofer?
    Desvió la mirada de la pantalla solo para lanzar puñaladas a través de su mirada hacia quien osaba a interrumpirlo.
-Su madre ha enviado un auto para que lo lleve al funeral de su abuelo –explicó nerviosa por su reacción.
-Haz que se largue. Tengo auto y la capacidad para conducirlo.
-Sí señor...

  Con una extraña sensación ante la actitud de su jefe con la muerte de su abuelo, Danielle, hizo lo que le pidió. Bajó hasta la entrada principal, se acercó al todoterreno negro, lujoso, muy lujoso y le habló al chofer.

De regreso en el piso 16, se acercó a chequear que Frida, hubiese enviado todos los arreglos al cementerio y por supuesto reunido todas las tarjetas.

-Todo listo amiga, no te preocupes de nada –sonríe radiante.
-Bien –suspira triste por la pérdida de su jefe.
-¿Te espero? Podemos ir a almorzar a mi apartamento –sugiere alegre.
-El señor Allen, sigue en la oficina, no me puedo ir hasta que él, lo autorice.
-Llámame cuando te desocupes, ya todos se han ido.
-Está bien...

Continuando con su tarea, Danielle, regresó a su escritorio y redactó un comunicado a nombre de su jefe para informar a los jefes de obra que pospusieran sus actividades por el resto del día. Ahora solo restaba esperar a que Nicholas, se marchara.

Una hora más tarde seguía esperando. Estaba sola y aburrida, ya no tenía nada que hacer. El edificio estaba desierto y Nicholas, no daba señales de vida...

Garabateaba en su agenda, marcando las fechas sobre las palabras ya escritas cuando la puerta del despacho finalmente se abrió y de él salió Nicholas, con su maletín y la chaqueta del traje colgando del brazo. De un salto Danielle, se levantó y se acercó hasta él.

-Señor, ya he enviado el comunicado, están todos informados.
-Bien –soltó sin mirarla mientras maniobraba por ponerse la chaqueta con el maletín en la mano.

Al verlo tan complicado con aquella tarea que normalmente realizaba a diario y sin problemas, Danielle, decidió ayudarlo. Terminó de acercarse a él, y sin mencionar palabras tocó el puño que sostenía el maletín y lo quitó de su agarre. Estaba nervioso, su mano temblaba.

-Espero que sea una velada tranquila, señor.
-Con toda la familia reunida lo dudo –soltó con sarcasmo.

¿Qué se responde a eso? Pensó Danielle, sin saber qué decir.

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now