CAPÍTULO 29: "Ley del hielo"

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Alterada y pálida como el papel Danielle, salió del edificio y caminó a la parada del bus con prisa, necesitaba desesperadamente estar sola, bueno en realidad necesitaba a sus amigas, contarles lo que le pasaba siempre ha funcionado como "terapia" pero ahora ambas están en esta ley del hielo de la cual desconoce los motivos.

En la parada solo había tres personas, nada fuera de lo común, pero aun así Danielle, no pudo evitar sentir un escalofrío acompañado por una extraña sensación, esas que tienes cuando un mal presentimiento no te deja tranquila..., y no era primera vez que esto le ocurría, ya le pasó cuando salió tarde del trabajo gracias a Nicholas.

Nicholas

Suspiró con tristeza, extrañaba esa sonrisa que le regalaba cuando estaba juguetón, o que se preocupara por ella...

-Te ves terrible, muñequita

Alguien le estaba hablando, pero Danielle, no escuchó, estaba demasiado absorta en sus pensamientos. Pero el desconocido le agarró la mano que tenía lastimada y se la apretó con malicia, en un instante lo tuvo invadiendo su espacio personal, llevaba una capucha que ocultaba su identidad

-¿Qué quieres?

Congelada y asustada por su proximidad intentó mantener la calma mientras el desconocido no soltaba su agarre

-Sigo esperando que hagas algo con el tarado de tu jefe, estoy perdiendo la paciencia
-Cameron...

Susurró sin aliento y se atrevió a mirarlo a la cara, la sorpresa de verlo tan mal le revolvió el estómago, y con mal no se refería a su cara amoratada o a su ojo prácticamente con un derrame..., su mirada era oscura, y eso que sus ojos son verdes, ahora parecía estar bajo una constante nube negra con esa mirada malintencionada, su voz exigente y su agarre furioso

-Te dije que o hacías algo para revertir lo que el putito ese me hizo o te ibas a arrepentir
-Deja de amenazarme, no haces más que empeorarlo todo –soltó agotada
-Baja la voz, no eres más que una calienta sopas, coqueteas, revoloteas pero no dejas que te toquen ¿segura que no eres virgen? –acabo en tono burlón
-Cameron, basta, me duele, suéltame –pidió tirando de su mano lejos de sus garras
-Haz que el puto ese mueva sus influencias, nadie quiere contratarme, llevo UN MES sin trabajo por tu culpa
-Tú culpa..., me golpeaste ¿recuerdas abusivo?
-Lo merecías por tonta
-Asume las consecuencias de tus actos, cambia de actitud y tal vez se solucione todo –murmuró hirviendo en ira por su contestación

Y sin previo aviso Cameron, se echó a reír a carcajadas, fingidas por supuesto. Danielle, estaba asustada, su aspecto era algo tenebroso y por la sensación que le provocó incluso antes de verlo imaginó que tal vez la estuvo siguiendo, en especial esa noche en que se quedó hasta tarde en la oficina.

-Pobre pequeña Danielle ¿qué tienes en la manito? ¿Un esguince tal vez? –le levantó la mano sin dejar de apretársela como advertencia
-No, no por favor...

Pidió mirando a todos lados en busca de ayuda, un bus estaba detenido, las otras dos personas que estaban en la parada subieron sin notar lo que sucedía.

-Con un esguince tu mano se encuentra más sensible y propensa al dolor...

Comenzó a decir mientras la miraba disfrutando del miedo que le producía.

-Tan frágil...

Le estrujó los dedos con su puño y justo cuando iba a gritar de dolor le agarró el rostro con la otra mano y le apretó las mejillas acercando el rostro de Danielle, al suyo.

-Mi paciencia se acabó, habla con el tarado o ya verás

Con su retorcida sonrisa la besó en los labios fruncidos debido a la fuerza con que le apretaba las mejillas...

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now