CAPÍTULO 18: "El show debe continuar"

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-Buenos días Nicholas

  Ya era viernes, el día del juicio final, o al menos eso le parecía a Danielle. Aquella mañana su autobús había sufrido un pequeño choque contra una señalética y había perdido una hora de su vida esperando que llegara otro a recoger a los pasajeros, por suerte acostumbraba a llegar temprano y el percance solo la hizo llegar a las 8 de la mañana, su horario de entrada

-Danielle Ross –suspira al escucharla mencionar su nombre
-Sé que no he parado de decir lo mucho que me disgusta e incomoda ir a esa gala, pero entiendo que es mi trabajo y no tienes que desvelarte para asegurarte que sigo dispuesta a asistir
-Anoche me pediste que fuera contigo y por un momento pensé que iba en serio ¿tanto miedo te da asistir?
-Nicholas, ni siquiera tú estás cómodo en esas fiestecitas ¿se te olvida lo tieso que estabas aquella vez que me hiciste comer pollo negro? –suelta mientras recoge la correspondencia del escritorio de Frida, que para variar va tarde
-¡¿Pollo qué?! –chilla sorprendido por su ocurrencia
-Ya me has oído –le advierte con humor en su voz
-¡Dios! Qué daría yo por verte en este mismo instante
-No, no hay tiempo para Skype, tengo mucho que hacer, hoy me tengo que retirar temprano para vestirme como mono –refunfuña recordando la dichosa gala
-Ya me estás prohibiendo cosas y ni siquiera me has dado el sí

Se detuvo en seco ante aquel comentario tan fuera de lugar. Y si, su mal genio madrugó. Últimamente solía despertar al medio día, cuando Frida, comenzaba a pasearse por los distintos departamentos para evitar el trabajo y ponerse al día con los chismes.

Sin decir una sola palabra Danielle, se acomodó en su escritorio a la espera de la siguiente frasecita de Nicholas, o que tal vez se retractara y dijera algo menos "inapropiado", pero no fue así. La línea se congeló del otro lado, al igual que ella, Nicholas, quería oír una reacción, quería escucharla hablar del tema. Pero Danielle, no estaba dispuesta a darle en el gusto, si pensaba que se iba a ruborizar y a tartamudear por su comentario tan fuera de lugar, entonces hablaba con la Danielle, equivocada. Esta Danielle, no sería tan buena y paciente, hay un límite y ella ya estaba llegando...

-Bueno, al parecer y por muy increíble que parezca te has quedado sin nada para decir -rompió el silencio enojada-. No me gustan ese tipo de bromitas Nicholas, y si piensas que porque últimamente he hablado un poco de mi te da el derecho o la confianza suficiente como para hacerte creer que puedes bromear con ese tema tan delicado, entonces cortamos de raíz las llamadas y todo tema que no sea de trabajo, porque te recuerdo que puedes estar en la china, o donde sea, pero que mi obligación no es contestarte a la hora que se te dé la gana. Ahora tengo un contrato que especifica mis responsabilidades y sus horarios, Y contestarle a mi jefe a la una de la madrugada no es una de ellas... ¿fui los suficientemente clara?

Soltó el aire con fuerza, ya, lo había dicho y sin titubear, se las cantó claritas. Aunque su silencio la dejó algo inquieta. ¿Se había excedido?

-Me gusta esta Danielle –dijo luego del voto de silencio más largo que ha hecho en su vida
-No más bromitas de mal gusto, te di mi respuesta y no ha cambiado ni va a cambiar
-Deja el drama, tienes hasta las 12 del día para ocuparte de los asuntos de la oficina, luego tu y yo tendremos nuestra conversación por Skype, y te irás a casa a descansar o a hacer lo que quieras, serán horas extras las de esta noche y te llamaré cuantas veces se me dé la real gana, aunque solo sea para escucharte dudar de tu capacidad para socializar, lo cual es absolutamente ridículo, eres un encanto.

Abrió la boca para protestar, pero no encontró nada qué decir

-¿Fui lo suficientemente claro? -repitió sus palabras
-Sí señor

Soltó con sarcasmo derramándose en cada letra y le colgó. ¿Qué pasaba con él? Pareciera que la distancia lo ablandara, era eso o le quitaba el filtro, decía lo que pensaba sin darse cuenta de las consecuencias... ¿verdad?

Porque YO lo digoWhere stories live. Discover now