Expediente 5. El aula 13 (2)

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1.

Es sorprendente la enorme cantidad de pensamientos que pueden cruzar por la mente de una persona cuando se enfrenta con algo que no puede explicar. Primero tratara por todos los medios de justificar el fenómeno buscando mil y una explicaciones, incluso las más descabelladas, con tal de encontrar una lógica  a aquello que está experimentado. Lo siguiente que hará esa persona escéptica será negar el fenómeno en sí. Inventará las excusas necesarias para convencerse de que lo que ha visto es una alucinación o una mera equivocación.
Finalmente aceptará la realidad.
Y esa realidad puede llegar a destrozarlo.
Carlos Lozano pasó por todo eso antes de aceptar que la realidad de todo aquel conjunto de casualidades era muy sencilla de explicar: Algo o alguien estaba acechándolos.
Tanto si era alguien físico, quizas una persona que tuviese cierto rencor contra su compañero, como si era algo fuera de toda explicación; lo cierto era que allá donde iban aquello estaba tras ellos.
Carlos también sospechaba que al final acabarían enfrentándose con eso, fuera lo que fuese.
Al encontrarse con el resto de sus compañeros en el despacho del director, que habían convertido en base de operaciones, fue directamente a hablar con Lorenzo. Tenía mucho que explicarle y también que hacerle muchas preguntas.
Lorenzo, al verle acercarse, supo que las noticias que traía no eran nada halagüeñas.
—¿Qué ocurre, Carlos?
—Ocurre que estás en peligro, Lorenzo. Todos lo estamos. No sé a qué nos enfrentamos, pero siempre está un paso por delante nuestro. Entré en ese aula, la número trece y había algo escrito en la pizarra, algo que te incumbe a ti personalmente.
—¿Qué es lo que había escrito? —Preguntó Martín.
—Será mejor que lo veas tú mismo.
Martín asintió.
—Enseguida subiremos todos. Creo que el epicentro del fenómeno se encuentra allí y si hemos de encontrar respuestas no creo que sea en otro lugar.
—La cuestión es saber si estamos preparados para esas respuestas —dijo Carlos —. Estoy convencido de que hay algo oscuro, maléfico, detrás de toda esta investigación y estoy empezando a creer que no se trata de un ser humano... Mira, hasta hace bien poco, si alguien me hubiera hablado de fantasmas o espiritus le hubiera tomado por un chalado. Uno de esos que buscan hacerse famoso contando fantasiosas teorías y que además hay para todos los gustos. Pero ahora me he dado cuenta de que hay bastante más realidad en este asunto de lo que nunca hubiera imaginado y esa realidad no me gusta, no me gusta ni un ápice.
—Yo también era muy escéptico con estos temas, Carlos, sin embargo no puedo negar todo lo que he visto.
—Lo que no me explico es por qué todo gira en torno a ti, Lorenzo. ¿Qué ocurrió realmente en tu infancia.
—No lo sé y esa es la verdad, aunque no llegues a creerme.
—No tengo porque dudar de tu palabra.
—Pero tampoco tienes la obligación de creerme. Sé que algo ocurrió en mi niñez. Algo relacionado con el accidente que se llevó a mis padres y con lo que creo que vi...
—¿El monje? —Preguntó Carlos, recordando lo que unos días antes le comentó.
—Exactamente, el monje o lo que fuese. Esa imagen se quedó grabada en mi subconsciente y no sé qué puede significar.
En ese momento Mat llegó junto a ellos.
—He descubierto algo sobre este lugar, Martín —dijo.
Lorenzo le prestó toda su atención.
—Mientras vosotros estabais por ahí, pasandolo bien, me dediqué a buscar en internet el pasado de este edificio y no vas a creerte lo que he averiguado: A mediados del siglo diecinueve este solar estaba ocupado por un hospital para enfermos incurables. Más tarde pasó a ser un orfanato y la noche de Navidad de mil novecientos diecinueve, ardió hasta sus cimientos. Murieron mas de cincuenta personas incluyendo a niños y a las monjas que les cuidaban. Después, las ruinas que quedaron de ese edificio estuvieron mucho tiempo abandonadas hasta que al fin se construyó el colegio en el que ahora estamos. Un historial muy acorde con los fenómenos que dicen ocurren aquí. La figura de esa niña según la describió la limpiadora encajaría perfectamente.
—Has hecho un buen trabajo, Mat —dijo Lorenzo —, y creo que llevas razón. Es como si todo el sufrimiento, toda la tristeza hubiese quedado almacenada en otra realidad y se mostrase con la forma de esas apariciones. Siempre son lugares marcados donde suelen darse este tipo de fenómenos. Lugares con una profunda huella de dolor y muerte.

Los expedientes secretos. (Terminada)Tempat cerita menjadi hidup. Temukan sekarang