Cazafantasmas

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1.

—¿Os habéis vuelto locos?

—Nada de eso, Lorenzo —le corrigió Jade —. Creo que ha llegado el momento de que seamos nosotros quienes tomemos la iniciativa.

—No puedo consentir que muera nadie más. Ya sabéis a que nos enfrentamos. Incluso los fantasmas tienen miedo de ese ser, si es que eso es posible.

—Sabemos que no será fácil, pero juntos podremos hacerlo —explicó Det —. Tan solo es necesario diseñar una estrategia.

—De la cual me encargaré yo —dijo Mat —. ¿Recordáis la película Cazafantasmas?

Los demás asintieron sin saber muy bien a qué venía esa pregunta.

—Todos sabemos que no es más que una película de ciencia ficción, pero una cosa de ella siempre me cautivó por su planteamiento y son las armas que llevaban. Se trataba, según la película, de equipos nucleares de protones y con ellas podían herir e incluso atrapar a los fantasmas, ¿lo recordáis?

—¿Y eso qué tiene que ver con nuestro caso? —Preguntó Lorenzo a quien el whisky había empezado a atontar —. ¿Piensas construir un arma de portones como el de la peli?

—He estudiado durante mucho tiempo todo lo relacionado con los campos electromagnéticos y he llegado a una conclusión. Los fantasmas aparecen cuando se dan una serie de constantes muy específicas. Muchos estudiosos de los fenómenos paranormales piensan que los fantasmas se alimentan de la energía física e incluso de la energía psíquica de personas y objetos para poder interactuar con nuestra dimensión. De ahí el frío que a veces generan en el entorno al absorber el calor o la forma tan misteriosa que tienen de descargar todo tipo de baterías. Chupan esa energía, por así decirlo. Mi conclusión es que si pueden alimentarse de esa energía, también es posible que puedan saturarse. ¿Lo comprendéis?

—¿Estás diciendo que puedes intentar sobrecargarlos? —Preguntó Jade.

—Así es. Si mi teoría es cierta, podríamos incluso herir a uno de esos fantasmas. Sería como darle una patada en el culo.

—Todo eso no son más que teorías, Mat —dijo Lorenzo —. La mayoría de las personas ni siquiera creen en fantasmas y tú estás pensando en zurrar a uno de ellos.

—En teoría es factible. ¿Qué ocurre cuando se sobrecarga un generador o cuando aumentas la tensión que recibe una bombilla?

—¿Que explotan? —Dudó Jade.

—Así es... En realidad no tenemos nada que perder por intentarlo.

—Solo nuestras vidas —dijo Lorenzo.

—¿Y eso qué importa, sabiendo como sabemos que la vida no termina con la muerte?

—¿Estás dispuesto a jugarte el cuello por una teoría que aún no has comprobado?

—Estoy dispuesto a acabar con ese ser de cualquier forma posible —dijo Mat —. Él me arrebató a un amigo y yo le haré sufrir.

2.

Mat lo había dispuesto todo de tal forma que nada de lo que ocurriese les hiciera estar en desventaja.

El folclore popular está saturado de ideas sobre cómo acabar con un demonio, aunque lo peor de todo es que no puede saberse con certeza si alguna de ellas es cierta. Mat les había hecho visualizar muchos vídeos sobre exorcismos, sobre reuniones de adeptos satanistas y de su forma de invocar al diablo y sobre todo lo que pudiera tener relación con la entidad a la que pensaban enfrentarse. Pero nada de ello convenció a Lorenzo.

—No somos exorcistas, Mat. Ni lo vamos a ser por ver una docena de vídeos. Tampoco podemos confiar en todas esas ideas absurdas que pululan por Internet. No somos niños jugando a investigar una casa encantada, ni creo que a los demonios se les derrote mostrándoles un crucifijo o salpicándoles con agua bendita.

—Claro que no. Para eso utilizaremos la tecnología —Dijo Mat convencido.

—¿Dónde piensas que será mejor realizar la invocación? —Preguntó Bernadette a quien a esas alturas ya todos llamaban por el mismo nombre por el que la llamaba Lorenzo: Det —. ¿Lo haremos en una iglesia?

—En una iglesia no. Sé del sitio ideal para hacerlo, solo que requeriremos de ciertos permisos.

—¿Permisos? ¿Dónde vamos a hacerlo? ¿En el Vaticano?

—No habrá que ir tan lejos. El lugar que yo digo está aquí mismo, en Madrid. A unos escasos veinte kilómetros de donde nos encontramos. Se trata de una central eléctrica abandonada que yo puedo volver a hacer funcionar en un periquete, pero necesitaremos permisos para entrar allí.

—De esos permisos me encargaré yo —dijo Lorenzo que empezaba a animarse con el entusiasmo demostrado por Mat —. Hablaré con Salcedo de ello. ¿Qué más cosas necesitaremos?

—Tengo una lista por aquí —dijo Mat, hurgando en sus bolsillos hasta encontrar un post-it donde tenía algo anotado. Necesitaremos cinco ordenadores portátiles de los más potentes del mercado. Varios generadores eléctricos y un buen montón de baterías de coche, aparte de otras cosillas que no serán muy difíciles de conseguir. Con eso y con mucha suerte, quizá logremos nuestro objetivo.

3.

Habían decidido no separarse ni de día ni de noche hasta que por fin su plan estuviera ultimado y hubieran derrotado a ese ser que los acechaba y para ello habían decidido alquilar un almacén donde trabajarían en el proyecto de Mat y donde al mismo tiempo vivirían. Allí comerían y dormirían, no permitiendo que ninguno de ellos se encontrase solo en ningún momento.

A Lorenzo no le importaba parecer un neurótico después de lo sucedido con Mauricio. Aquel ser no tendría oportunidad alguna de pillarlos desprevenidos ni de eliminarles uno a uno. En caso de peligro todos acudirían en ayuda de quien lo necesitase.

La convivencia entre ellos fue muy amena pues todos tenían un objetivo en común.

Jade, Det y Carlos se encargaron de adecentar el local, mientras que Mat y Lorenzo conseguían las pequeñas cosas que iban a necesitar y que al final no resultaron ser tan pequeñas. Con el paso de los días, buena parte de aquel garaje llegó a parecer un sofisticado laboratorio.

Cuando todo estuvo listo, llegó el momento tan esperado por todos.

—Mañana es el día elegido —dijo Lorenzo —. Sé que todos estáis preparados, pero si alguien decide retirarse, este es el momento. Nadie se lo reprochará.

Ninguno de ellos hizo intención alguna de irse.

—Muy bien. Entonces que sea lo que tenga que ser. 

Los expedientes secretos. (Terminada)Where stories live. Discover now