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Las despedidas nunca eran sencillas. Era lunes por la mañana. Debido a que viajarian de día y sin detenerse, estarían de regreso en la ciudad a más tardar a las nueve de la noche. Mientras metía unas últimas cosas a su maleta, Jimin tenía las orejas agachadas. Su lobito interior gimoteaba de tristeza. Su corazón estaba tan mal que sintió que su pecho estaba abierto y le dejaba ver a todos sus heridas.

Una cosa estaba clara. El Jimin que llegó y el que se iba, eran dos seres completamente diferentes. Aquí en el hogar de los Jeon encontró algo que no sabía que le faltaba. Amor, calidez y una familia unida. Bajo ese techo vivían personas que no debían ser cautelosos con sus sentimientos. Daban amor con completa libertad sin temor a salir heridos.

La suerte le sonrió todo este tiempo para no ser descubierto. Pero ahora existía un peligro mayor. Jimin se había entregado en cuerpo y alma a Jungkook. El alfa le dió un hogar, una propuesta que estaba desesperado por aceptar. Con cada día que pasaba, su amor por él crecía, opacando cualquier posible felicidad que no fuera a su lado. La ruptura sería dolorosa, pero necesaria. Había empezado a herir a Jungkook con sus negativas, nunca se perdonaría si le causaba un daño mayor.

Aunque fuera doloroso, Jimin estaba seguro de que si salía en este momento de la vida de Jungkook, el alfa podría superarlo con el tiempo. Jungkook era capaz de dar mucho amor, encontraría a alguien que si se mereciera su lealtad. Alguien que no lo estuviera engañando. Qué no tuviera que cumplir con responsabilidades y cuidar de un apellido familiar. Ese o esa omega seria el ser más afortunado de la tierra.

Jin entró a la habitación.

-¿Terminaste de empacar? Te ayudaré a llevar tus maletas al...-El corazón de Jin se encogió al ver al otro omega sentado en la cama, llorando.-Jimin...

-Perdón por venir a esta casa a mentirles a todos. Soy una mala persona. No merezco la confianza que me dieron.

-Oye, no digas eso. -Jin corrió y lo abrazó con fuerza.-El simple hecho de que estés llorando aquí solito, por sentirte culpable, me dice mucho de tu enorme corazón.

-Perdón por querer engañarte.

-Solo a tí se te ocurrió venir a mi casa con prendas de diseñador.

Jimin sonrió a pesar del llanto.

-¿No fue muy inteligente, verdad?-Se dejó consolar por los tibios y comprensivos brazos de Jin.-Gracias por guardar mi secreto.

-¿Gracias? Por si lo olvidas me diste la mitad de tu equipaje como pago por mi silencio.-Jin se rió escandalosamente.-Aunque después de escuchar tu explicación no pensaba decirle a nadie, sin importar si me dabas tus cosas o no.

-¿Y por qué las aceptaste entonces?-Jimin estaba indignado y divertido a la vez.

-¡Oye, tú puedes costearte todas esas cosas siempre que quieras! Yo ni aunque trabaje mil vidas podria compararme cosas tan bonitas y finas.

-Ven a visitarme alguna vez. En casa tengo muchas cosas bonitas que te van a gustar. Y si no te alcanzan las mías podrás tomar las de Taehyung.

Los dos omegas se abrazaron. Lo cierto es que Jin era como un hermano perdido. Era curioso, divo y tenía un carisma demasiado encantador.

-¿Guardarás mi secreto cuando ya no esté con Jungkook?

-Él no te dejará ir tan fácilmente. Mi primo te ama, Jimin. Sé que es un asunto entre ustedes, pero... por última vez... ¿Por qué no te arriesgas y le dices la verdad?

-Odia a la gente como yo.-Se limpió una lágrima furiosamente.-Y con más razón. Mira lo que le he hecho. Un niño adinerado que solo quería pasar un buen rato lo enamora y lo deshecha como si no significara nada porque esto ya no es divertido.

Chiquito, Bonito y Caprichoso•|| (Kookmin) Trilogía De Los Herederos KimDonde viven las historias. Descúbrelo ahora