Capítulo 13- La camiseta

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Aitana
Estos dos días han sido horribles. Se ha conectado las dos noches, no me ha hablado.
Y ahora estoy corriendo por el aeropuerto de Madrid para coger un taxi y llegar a casa a dejar la maleta e ir corriendo a casa de Luis. No le he dicho nada a Roi porque está de viaje de negocios y no quería preocuparle.

Y por fin estoy en su puerta, gracias a dios salía una señora y me ha dejado abierta la puerta del portal
Subo las escaleras de tres en tres por lo menos, no tengo tiempo para ascensores, no puedo más
Llego al tercero un poco cansada, pero ahora hago deporte y tengo más resistencia que antes. A veces echo de menos esos cinco pisos sin ascensor en lo que la mayoría de veces subía a ancolicas de Luis, o chocándonos con las paredes en una guerra de besos cuerpo contra cuerpo.
Ahora estoy en su puerta, no me abre pero sé que está, le he escuchado toser.

-Luis por favor, ábreme, por favor
-Luis como no me abras echo la puerta abajo con el extintor no te lo digo más veces
-Luis joder

Y caigo en que Aiti cuando sale de casa suele dejar una llave debajo del felpudo por que tiene miedo a perderla o básicamente que siempre se le olvida.
Miro y ahí está, casi chillo de alegría

Meto la llave en la cerradura y los nervios se apoderan de mi, nervios y miedo.

Hay humo en el ambiente y huele a tabaco. Cierro la puerta y dejo la chaqueta en el perchero
Paso al salón y me lo encuentro acurrucado en el sofá, con vasos vacíos en la mesita, pañuelos usados rodeándole y por lo menos 5 cajas de tabaco vacías.

Me acerco rápidamente y me agacho en cuclillas quedando delante de su cara y le acaricio la mejilla. No me mira, tiene la mirada perdida y los ojos rojos.

-Luis...
-Vete-es la única palabra que sale de su boca, todavía sin mirarme-
-No me pienso ir, necesitas mimitos

Me mira mientras una lagrima consigue escapar de sus ojos. Una mirada fría y rota, tan rota que duele.

Otra lagrima se me escapa a mi y me la limpio rápidamente para que no me vea.

Me siento a su lado y se acurruca en mis piernas. Sollozando un poco y aferrándose a mi.

-Perdoname, no tendría que haberme alejado al primer problema, ya no somos dos niños

Acaricia mi pierna y eso me sirve para saber que me perdona, el es así, no dice mucho y lo dice todo.

-No te vayas nunca porfavor Aitana

Algo se rompe dentro de mi al escuchar su voz rasgada

-Te prometo que no me pienso mover de aquí

Se incorpora y besa mi cabeza dejando que sea yo la que me apoye en su pecho

-Uy Luis, necesitas mimitos y una ducha

Le veo sonreír y libero un poco de la tensión que se me estaba acumulando en el pecho

-¿Te duchas conmigo?
-Si es agua está calentita
-Ala
-Porfi
-Ala ya ha vuelto con la artillería pesada, el agua estará calentita
-¡Bien!-Digo triunfante con voz de niña y le lleno de besos la mejilla

Nos duchamos entre caricias y besos, besos con sabor a alcohol y tabaco, pero esta vez me da igual.

Salgo de la ducha y me pongo una camiseta de Luis, la que usa el para dormir y me tira a la cama haciéndome cosquillas, pretendiendo así que se la devuelva, va listo

-Para, para- digo entre carcajadas- te coges otra majo
-Serás cabrona
-Me voy a ventilar el salón, y a tirar el tabaco a la basura
-Aitana no
-Y tanto que si
-Te juro que lo dejare, déjame solo el finde porfavor
-El lunes no quiero ver ni rastro de tabaco, ni en la casa ni en ti
-Gracias

Salgo a recoger un poco el desastre de salón y entre la manta del sofá me encuentro una foto de Aiti de bebé. Todo esto es por ella, y si yo no confiara tan poco en mi misma y en los demás y no me hubiera alejado estaría un poquito mejor, quizás hubiera podido evitar que volviera a fumar, o que no ahogara sus penas en alcohol, o se pasará tres días tirando en el sofá sin ducharse y sin apenas comer. Había estado llorando, y mucho, sus ojos le delatan.

Me meto en la cocina y veo que no hay nada para cenar. Llamo al McDonald's y encargo la cena, eso le sube el ánimo a cualquiera.

Me siento en el sofá pudiendo respirar ya un poco mejor, nunca a sido de mi agrado el olor a tabaco, y veo aparecer a Luis con sus ricitos todavía mojados, calzoncillos y una camiseta básica vieja de las de dormir

-Que guapo estás
-Calla anda
-Ven aquí

Se sienta a mi lado y me subo encima de él dándole besitos, se ha lavado los dientes y ahora sabe a eucalipto.

-Echo mucho de menos a Aiti
-¿Has hablado con ella?
-No, no me contesta
-Yo he intentado llamarla y tampoco
-Hable con Paula y me dijo que estuviera tranquilo, que su hija estaba bien. No se de que va ahora de madre del año, y tratándome como si yo no fuera su padre, el que le ha criado toda su vida
-Me parece muy raro para Aiti, tiene que tener motivos, o una madre muy arpía
-Yo ya no se que hacer, y tengo miedo de plantarme ahí, no me apetece ni salir de casa
-Dame la dirección de Paula
-Aitana no
-Luis...
-Será mejor que no, me ha dicho que el finde que viene vendrá aquí, prométeme que no harás nada, Aitana...
-Que si
-¿Que quieres cenar?
-He pedido McDonald's
-Te quiero
-Ya lo se-se ríe y deposita un suave beso en la comisura de mis labios- es broma, yo también Luis, mucho, aunque tú no me pidas comida basura para cenar
-Eso sólo era una excusa para decirte que te quiero otra vez

Rozo mi nariz con la suya y nuestros labios curvados en forma de sonrisa se encuentran, se juntan y nuestras ganas se mezclan para acabar con nuestra sed.

Me ha venido la inspiración y he sacado un ratito para escribir. Espero que os guste y leer vuestras opiniones❤️

Que hable nuestra piel Where stories live. Discover now