Parte 8

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Scorpius estaba algo confundido con la escena, pensó que su padre debía estar molesto porque se había marchado sin su consentimiento, y tenía toda la razón del mundo para estarlo. No sabía como podía haber caído tan bajo, jamás había desobedecido a su padre. Por otra parte estaba Albus, que también tenía todas las razones del mundo para estar molesto con él. Ambos le habían advertido que la relación con Rose sería una mala idea, pero había estado tan obsesionado con la chica que no quería desaprovechar la oportunidad. Aunque fue un tonto al no sospechar nada.

Su relación con Rose había comenzado de una manera muy extraña. Después de años de constantes rechazos la chica había decidido darle una oportunidad al príncipe de Slytherin, justo en el último año en Hogwarts, pero no porque le gustara ni mucho menos, más bien había sido un "sacrificio por la familia". 

En el último almuerzo familiar, en el que no había participado Albus por encontrarse en la casa de los Malfoy (como siempre), James había sacado el tema.

—¿No creen que el pequeño Al es un poco... gay? —su madre lo miró con furia. Si bien era muy probable que fuese cierto, no quería que nadie se metiera en la vida privada de su hijo, ni siquiera sus otros hijos.

—¿Un poco? —dijo Rose con sorna. Todos, a excepción de Ginny rieron.

—No creo que debiese importarnos. Albus ya está grande, puede hacer lo que quiera con su vida —dijo la leona, mientras le dirigía una mirada de odio a Harry, quien también había reído con los comentarios de Rose.

—Pero mamá... una cosa es que sea gay, si... pero que ande con ese Malfoy para todos lados. No creo que quieran tener un yerno Malfoy ¿o si? —inquirió James mirando a sus padres.

Ginny esperó a que Harry dijera algo, pero al ver que su marido no hacía nada por defender a Albus se levantó de la mesa molesta. Después de unos segundos, recién reaccionó el Potter y fue corriendo torpemente tras ella.

—Otra cena arruinada por James Potter, bravo —dijo Lily, la menor de los Potter, mientras aplaudía irónicamente.

—Pero chicos, vamos... a ninguno nos gutaría tener un Malfoy en la familia... Además el Malfoy ni siquiera siente lo mismo, sino no andaría corriendo tras de ti, Rose. —Rose parecía incómoda, es verdad, no me agradaban los Malfoy, pero tampoco quería ser parte de eso.

—No sé de que hablas James... Yo creo que él y Albus... ¿debería importarnos? hace tiempo que Albus es más cercano a ellos que a nosotros, desde que entró en Slytherin, diría yo...

—Sí, pero ahora que saldrán de Hogwarts es la oportunidad de recuperarlo. Y tú nos vas a ayudar, Rose —la interrumpió James.

Rose encogió de hombros. Su primo podía ser muy manipulador si quería, y sabía que si no lo apoyaba se metería en sus cosas y podría resultar mucho peor para todos.

—Bien... bien... ¿pero qué quieres exactamente? —respondió Rose con un tono molesto.

—Nada muy complejo. Regresarán a su último año, te sentarás en el vagón con ellos, coquetearás sutilmente con el Malfoy, ojalá sin que Albus lo note. Si se da cuenta lo va a arruinar. Después cuando lleguen las vacaciones, Albus como siempre se irá con esas serpientes, entonces ahí debes fijar una cita con él. Scorpius le contará a Albus, Albus se va a enfadar y listo. Solo tienes que pasar un par de días con él y será suficiente.

Rose estaba espantada por su primo, al parecer la única serpiente aquí era él. Si bien Rose era muy prejuiciosa al igual que su padre, no quería hacerle ningún daño a su primo, y sabía que lo haría sufrir.

—No lo sé James... Albus puede resultar muy mal con todo esto...

—No te atrevas a decirlo, primita. Todo va a quedar en tus manos, creéme que a todos nos conviene, y a la larga, será lo mejor para Albus.

Rose, aún poco convencida, aceptó, y siguió el plan de James al pie de la letra.

Durante el año Rose se fue acercando más a Scorpius. Se saludaban cada vez que se veían. Rose había tomado los mismos electivos que Scorpius, para así poder acercarse lejos de Albus. Cuando todos regresaban a sus casas para las vacaciones, Rose corrió por el andén 9 3/4 para encontrar a Scorpius, le dijo al oído que le escribiría para acordar una cita. Albus los miró con odio. ¿Desde cuando se habían vuelto tan cercanos? Scorpius se quedó sonriendo como un tonto, hasta que llegó Draco a buscarlos para llevarlos a la mansión. Y así fue como comenzó todo.

Wrong LoveWhere stories live. Discover now