Parte 17

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Un par de días atrás, Albus había decidido contarle todo sobre los Malfoy a su compañera, bueno, todo lo que se podía contar. Ella lo notó un poco deprimido y no tuvo más opción que abrir su corazón. Le contó sobre Scorpius, su mejor amigo a quien había amado en secreto por mucho tiempo, y como se habían enojado porque él había preferido irse con Rose, aún cuando lo había invitado a pasar las vacaciones, y que gracias a eso se habían dado las cosas con Draco, el padre de su amigo, aunque en ningún momento le mencionó que se habían besado, tenía confianza con la chica, pero no a tal nivel. También le contó que Draco y sus padres habían sido compañeros de escuela y se odiaban, aunque Katy jamás imaginaría las razones, puesto que no tenía idea de la existencia del mundo mágico.

Para Katy, Albus era un chiquillo muy interesante, pero muy inmaduro. Encontraba gracioso que estuviera embobado por el padre de su amigo, tendría que ser un gran bombón para que Albus estuviera tan loco por aquel "rubio", porque había rechazado a varias y varios clientes que intentaban ligar con él. Lo único que encontraba un poco perturbador, es que antes estuviera enamorado de su amigo y ahora del padre, pero bueno, ella no era nadie para juzgar.

La tarde en que Draco Malfoy apareció en el café, junto a Pansy, Katy lo reconoció de inmediato. Era tal cual Albus lo había descrito: alto, delgado, pero en forma, con cabello rubio, casi blanco, ojos de un extraño color gris, con unos hermosos rasgos, pero muy masculino, y vestido de manera impecable. Pudo entender de inmediato como su compañero había caído rendido ante él. La mujer que lo acompañaba era igual de hermosa y ambos irradiaban elegancia. La mujer le había preguntado por Albus. Katy lo llamó, aunque después dudó: ¿y si ella era pareja del hombre y venía a enfrentar a su amigo? Por suerte nada de eso pasó. Albus fue a atenderlos y Katy se moría por confirmar que ese hermoso hombre era el mismísimo Draco Malfoy del cual tanto le había hablado tanto su amigo.

A penas regresó Albus, ella le preguntó, poniéndolo muy incómodo. Pero necesitaba saber, así que se lo llevó discretamente a la cocina.

—Es él ¿cierto?

—Si Katy, pero por favor no seas tan evidente.

—¡Wow Albus!, es hermoso, ahora todo tiene sentido... —Albus estaba rojo hasta las orejas.

—Katy, por favor, nadie puede saberlo y esa mujer, Pansy, es su mejor amiga, si sospecha algo no será bueno para ninguno de los dos —le suplicó Albus, pero Katy no parecía tomarle peso a la situación.

—Lo siento Albus, es que ese hombre, uff... podrías presentarme a su hijo, ya que tú no lo quieres.

—Basta —Albus estuvo a punto de tirarle un hechizo a Katy, pero se contuvo. Se sintió tonto por haberle contado, aunque quizá estaba exagerando y no debía tomárselo tan a mal. Katy se asustó con la mirada de su amigo, así que se disculpó de inmediato.

Albus salió nervioso de la cocina con los café y los panecillos para sus inesperados clientes. Los dejó rápido y se fue, dejando a Pansy con las palabras en la boca.

—Parece que no esperaba ver a nadie conocido por acá, ¿no crees? —le preguntó a Draco, quién parecía estar con su mente en cualquier lugar menos en esa cafetería— ¿Draco? ¡Malfoy! —tuvo que gritar Pansy para que su amigo reaccionara.

—¿Qué decías Pansy? Lo siento —Pansy rodó sus verdes ojos.

—Pues nada importante, es que parecía algo incómodo el niño Potter —se quedó pensando un rato y siguió hablando— de hecho me pareció raro que no te preguntara por Scorpius, ¿acaso no son mejores amigos? —preguntó con genuina extrañeza, haciendo que Draco luchara con todas sus fuerzas para no sonrojarse.

—No lo se Pansy, no me di cuenta —dijo con naturalidad, logrando disimular, en parte, pues Pansy era demasiado astuta.

—Bueno, son cosas de chicos, luego se arreglarán... a todo esto el niño Potter es bastante apuesto ¿eh? —Draco siguió mirando su café, sabía que si llegaba a hacer contacto visual con su amiga ella lo descubiría, y ella también lo sabía, así que continúo para poder descubrir si sus sospechas eran o no ciertas— mucho más que el cara-rajada, tiene más estilo, se nota que es un Slytherin, por suerte.

—Si, supongo —respondió Draco, solo para que Pansy se callara de una vez, pero no tuvo éxito.

—¿Y sabes que hará ahora con su vida? no creo que quiera seguir trabajando aquí por siempre. Me dijeron que era bueno en pociones... Tal vez tú podrías ayudarlo un poco, guiarlo, no se si Potter esté muy pendiente, he oído algunos rumores... —Draco quería saber más, de verdad le interesaban aquellos rumores, pero no quería parecer chismoso, ni mucho menos parecer que estaba pendiente de lo que ocurría con Albus, así que se limitó a responderle a Pansy.

—Podría ser, tengo algunos libros en casa —respondió sin pensar. Pansy lo había pillado volando bajo.

—Es una buena idea, ¿viste? y así no estás todo el tiempo pensando en lo lejos que está Scorpius, dicen que el síndrome del nido vacío es toda una realidad. —Draco estaba realmente incómodo, su plan de hablar con Pansy sobre como se sentía había sido un fracaso de proporciones épicas.

Estaba a punto de retractarse de la loca idea de Pansy, pero era demasiado tarde: Albus se había acercado para retirar sus platos y Pansy le había mencionado que Draco le iba a prestar unos libros y le enseñaría algunas cosas sobre pociones u otros temas que pudieran interesarle. Albus le sonrío en agradecimiento a Draco, quien se derritió por completo al ver esos alegres ojos verdes.

Aunque el corazón del ojigris saltaba de felicidad al saber que podría estar unos momentos junto a Albus, tenía miedo, porque en el fondo sabía que no era buena idea, que lo mejor era mantener distancia con ese chico, aunque todos esos meses de distancia no le habían servido absolutamente de nada. No había día en que no pensara en Albus Severus Potter. Cada día recordaba sus ojos esmeralda al borde del llanto cuando se había enfadado con Scorpius, en como podía alegrarse por cosas tan sencillas como encontrar algún libro, pedir una pizza o recibir un abrazo... o un beso. Le encantaba como Albus hacía lo que quería, a pesar de lo que pensaran los Potter o los Weasley, puesto que él jamás se hubiese atrevido a enfrentarse a sus padres. Pero por sobre todo, recordaba aquel momento en que había probado sus suaves labios. Ni encerrarse por horas en el trabajo, ni irse de viaje con su hijo le habían servido para olvidar todo eso, y ahora Pansy tampoco lo ayudaba.

Salieron de la cafetería y Draco no logró entender ni una palabra de lo que Pansy le decía. Solo podía sentir las mariposas en su estómago, mariposas que daba por muertas desde que murió su amada Astoria. 

Obviamente  Parkinson notó que su amigo se había puesto aún más extraño después de aquel extraño encuentro en el café, así que fue atando cabos y le soltó su duda de una.

—Te gusta ese chico, ¿cierto? —Draco se quedó congelado, pensó que había escuchado mal, pero su amiga fue más explícita y esta vez no se molestó en preguntarle y sentenció— sientes algo por el hijo de Potter.

Wrong LoveWhere stories live. Discover now