O6 | Misterios.

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Lo habían logrado.

—Lo logramos... —exclamó Chat con la respiración agitada, podía verse el subir y bajar de su pecho conforme inhalaba y exhalaba.

—Así es, gatito—reafirmó Ladybug, quien al igual que el rubio, tomaba grandes bocanadas de aire intentando regular su respiración.

Una vez que nuestra heroína había tomado posesión de la caja de los miraculous, fue de manera inmediata a buscar a los portadores necesarios, para, finalmente, guiarlos al lugar donde se encontraba «le justicier». Una vez ahí, dio con que no tenía el tiempo para hablar con Chat, no veía forma de quitarlo del combate para que todos pudieran formar un plan de contingencia, y posteriormente de ataque; así que, esta vez quiera o no, debía pensar en qué hacer por su cuenta, y, con suerte, esperar que Chat captara el plan rápidamente.

El rubio y la azabache eran los únicos con mayor, y casi total, experiencia en batalla, entonces Ladybug creyó que lo más optimo sería separarse, ya que, de esa manera, cada uno estaría al mando de, por así decirlo, una pequeña tropa de héroes. Aunque tenía un pequeño problema, ella era la única capaz de purificar un akuma, y debía hacerlo antes que este se escape, de lo contrario, las consecuencias podrían ser peor que la batalla en sí misma, por lo que, tendría que volver una vez destruyan el objeto que Hawkmoth utilizó para akumatizar a la persona.

Era peligroso, tendrían que ser muy cautelosos, y temía que la falta de experiencia de sus nuevos compañeros pudiera complicar las cosas, o en el peor de los casos, causar más daños a las personas, y, sobre todo, a ellos mismos, pero en una situación como esta, no disponía de más opciones, tenía que correr el riesgo. Formó un puño con una de sus manos y la apretó fuertemente para liberar algo de la tensión que iba acumulándose en su cuerpo, deseaba que su mente pudiera hallar alguna otra alternativa, pero por más que lo intentara, no lo lograba, era imposible.

Solo esperaba que las cosas resultaran bien.

Captó la atención de todos los súperhéroes, y les pidió que se acercaran para contarles el plan a seguir, podría llamarse suerte o destino, —aunque Marinette lo consideraba más un milagro—, ya que, uno de los miraculous brindaba el poder de le teletransportación, lo que significaba que podrían llegar a tiempo para salvar a Touluse, y al mismo tiempo defender París, esto alivió gran parte del peso que estaba sintiendo la azabache; El miedo corría por todo su cuerpo, mezclado con la adrenalina que estaba sintiendo, pero no podía hacer otra cosa más que ignorarlos, ahora tenía que confiar, no solo en sus compañeros, sino en sus elecciones, en ella misma.

Y orar, aquello nunca viene mal.

—Descuida Ladybug, nosotros cuidaremos al gatito por ti—habló Rena Rouge, en un intento por alivianar la situación—. Ahora, ¡vamos!, el tiempo se nos agota.

La azabache le sonrió a su amiga, o en este caso, compañera, Rena tenía razón, el tiempo se agotaba, debía actuar de inmediato, aunque, agradecía que haya dicho eso, le hizo recordar que no estaba sola, dio un vistazo a todos sus compañeros, sus rostros, sus miradas, y también se dio cuenta de algo, ellos estaban igual o incluso más asustados que ella, entendían la situación y lo importante que es el que no fallen, posiblemente estaban más nerviosos que su primera vez usando los aretes, pero estaban allí, listos para la acción y para enfrentarse al miedo, porque confiaban, obviamente, en ellos, pero más que nada en ella, las dudas que ella tenía para ellos no existían.

Era tiempo de ser la líder que se merecen.

Pidió que abrieran el portal, y una vez hecho, Ladybug junto a un par de héroes lo cruzaron, sintieron algo de mareos una vez llegaron al otro lado, aunque estos rápidamente pasaron a segundo plano en cuanto alzaron la vista, y comprobaron aquello que, hasta ese instante, se guardaba la esperanza de que fuera solo una suposición de la prensa parisina: sí, había otro akuma, había otro villano.

El escenario era algo caótico, las personas se veían completamente aterrorizadas, corrían despavoridas buscando un lugar donde ponerse a salvo, se parecía en medida a la primera vez que hubo un akuma en París. La gente no tenía idea de que hacer, jamás habían presenciado algo como esto, y, ya que nuestros héroes habían llegado algo tarde a la batalla, gran parte de la ciudad se encontraba destruida, lo cual solo aumentaba su miedo; incluso pudo oír como algunos policías debatían sobre el traer a las fuerzas militares.

—¿Cuál es el plan, Ladybug? —preguntó Carapace.

La azabache se encontraba inmersa en la atmosfera, hacía mucho no contemplaba a personas tan asustadas, tampoco tanta destrucción... aquello le produjo un pequeño punzón en el pecho, seguido de un sentimiento de culpa. Respiro hondo y sacudió su cabeza para librarse de esas ideas, ahora tenía que concentrarse en lo importante: defender a los ciudadanos de Touluse.

—Carapace, debes hablar con los policías y decirles que no será necesario traer al equipo pesado, será mejor que te ayuden a guiar a la gente a un lugar alejado de la pelea. Los demás, ubicaremos al villano y lo distraeremos para ayudar a las personas a escapar—ordenó Ladybug—. Luego pensaremos en cómo encontrar el akuma, lo principal ahora, es la seguridad de estas personas. ¿Entendieron?

—¡Sí! —respondieron al unisonó.

Y así los súperhéroes se lanzaron a la acción.

La batalla fue dura, principalmente para Ladybug, quien estaba fuera de forma en lo que correspondía a "trabajo en equipo", aquello la ponía más presión, temía equivocarse, comprometer la misión o que alguno de sus compañeros resultara herido; pero, para su sorpresa, fueron sus mimos compañeros, los que le inspiraron la confianza que necesitaba para realizar su deber sin ningún problema. Ello también le hizo sentir algo que no sentía en mucho tiempo, sentía como todos le decían tácitamente: "no estás sola".

Pasadas unas horas, tuvieron la situación bajo completo control, logrando así, salvar ambas ciudades. Lo que nos trae al presente, donde nos encontramos con nuestro icónico dúo tomando un pequeño respiro en el tejado de alguna de las casas de París, aunque, antes de despedirse, Ladybug tenía algo que decir.

Lo había pensado mucho estos días, pero con lo que ocurrió hoy, lo decidió, la situación no podía seguir así, no podía esperar a que las cosas se le escaparan de las manos otra vez. Ya se estaba cansando de no poder contar con su compañero, quien debería ser su principal apoyo, y tampoco podía esperar que él confiara en ella ciegamente si ella tampoco confiaba, aunque sea un poco, en él, así que, para ella, ya había llegado el momento de sacar la verdad a la luz, algo que quería hacer desde hace mucho.

—Chat, antes de que te vayas...—empezó la azabache, su nerviosismo era claro, las palabras parecían quedarse atrapadas en su boca, pero estaba decidida a sacarlas de su pecho sin importar qué—. Veme en la Torre Eiffel, hoy, al anochecer—Junto sus manos, jugueteando con sus dedos debido a la ansiedad del momento—, es la última vez que te pediré que confíes a ciegas en mí, voy a explicártelo todo, esta noche.

El rubio quedó en silencio unos instantes, no sabía si Ladybug era consiente de aquello, pero, él ya había tomado una decisión desde el momento en que su Lady había empezado a hablar.

—Bugaboo, yo vendría así solo sea para verte—contestó con una gran sonrisa en su rostro.
Las palabras y la mirada de Chat, fueron suficientes para que la azabache respirara tranquila, la calidez que él le transmitía, siempre la hacía sentir mejor, le dedicó una sonrisa, seguido de un, "Hasta la noche, gatito", antes de irse.

La verdad, se encontraba insegura acerca de su decisión, pero, no deseaba seguir con aquel nudo en el pecho, recordaba todas las mentiras que había estado diciendo últimamente a las personas que amaba, le producía cierto desagrado, sobre todo hacia ella misma, pero a su vez, eso le daba la valentía para realizar lo que iba a hacer esta noche, y le recordaba el porqué. Sí, tal vez no iba a librarse del peso que tenía día a día, sin embargo, creía firmemente que, si tenía a alguien que la ayudara a cargar con el, sentiría sus hombros más ligeros.

Una vez llego a su casa, trato de entrar haciendo el menor ruido posible, esperaba que sus padres no la vieran —o sintieran — entrar, después del día, mejor dicho, mañana, que tuvo, lo que menos le apetecía era recibir preguntar que, por más que quisiera, no podría responder con la verdad; finalmente cuando ingreso a la seguridad de su habitación, respiro profundamente, relajo su cuerpo y se dispuso a hundirse en su cama. Sin embargo, aquella paz, no le duro demasiado.

—No puedo creer lo que hiciste—exclamó el kwami de Marinette al liberarse de los aretes.

La azabache suspiro, en el fondo presentía que tendría esta conversación, solo, no esperaba que ocurriera tan pronto—Tikki, ahora no...-

—El maestro Fu no va a estar feliz con esto Marinette—interrumpió, se percibía la seriedad en su voz—. Tú sabes que él se decepcionará en cuanto se entere de-

—¡Y él sabe que estoy cansada esta situación, Tikki! —exclamó la joven, con una voz que denotaba cansancio—. Todo lo que hago, es engañar a cada persona que pone algo de fe en mí. ¡Hoy tuve que irme hasta el otro extremo de Francia! Creo que hasta a mí me mintieron, después de todo lo que el maestro Fu ha decidido que debo hacer, hoy quiero decidir yo, hoy decidí que perderá el privilegio de su secreto de una persona. Una sola persona, Tikki...—Podían verse como las lágrimas iban acumulándose en sus ojos, y su tez se tornaba ligeramente roja.

Terminada la declaración de Marinette, el silencio se instaló en la habitación. Las palabras de la joven habían sido duras, inclusive, tal vez, algo excesivas, ya que, fueron guidas en parte, por su cansancio y frustración que sentía en el momento, y, después de todo, Tikki simplemente estaba muy preocupada por ella y quería protegerla, pero, sus palabras tenían algo que no podía negarse, eran ciertas; a lo mejor, ese sería el motivo por el cual su kwami no replicó a las palabras de su dueña, y por el cual se quedó sin saber qué decir.

Marinette estaba a punto de romper el silencio y decir unas palabras, pero un "Hija, ¿eres tú?", de su madre, se adelantó, seguramente debido a que la escucharon gritar. Tikki por seguridad se escondió rápidamente en el bolso de la azabache, no sin antes emitir en casi un susurro un "está bien", la joven no agregó nada más, pero sintió un gran alivio al saber que su amiga no le guardaba resentimientos; Escuchó unos pasos subir por la escalera, que le recordaban que su intento de ser sigilosa había fracasado, hizo lo primero que cruzó por su mente y se metió entre las sabanas de su cama, con la esperanza de que si su madre la veía, creería que estaba durmiendo y se marcharía.

Una vez que su plan surgió efecto, decidió no moverse y aprovechar el descansar, antes de ver a Chat.

Llegada la noche, Marintte se sentía nerviosa, y a pesar de todo, estaba muy apenada por cómo se había comportado con Tikki hace unas horas, sin embargo, no se arrepentía de las cosas que dijo, debido a que enserio las sentía, pero era consiente que no fue la manera más adecuada para decirlas. Aunque, en cuanto su kwami salió de su escondite, le dedico una sonrisa, aquel simple gesto, significo muchísimo para la azabache, quien no pudo evitar soltar un suspiro de alivio, "¿Lista?" preguntó su compañera, la joven asintió con la cabeza antes de transformarse; lo que ella más necesitaba —y quería — en este momento, era apoyo, y, puede que sea porque Tikki era consiente que era la única que podía dárselo, pero lo hacía.

A pesar del alivio que su kwami le había regalado, sus latidos no se calmaban, de hecho, en el momento en que abandono la seguridad de su hogar, un gran peso le invadió el cuerpo, como si una parte de su ser la arrastrara de vuelta a casa, miedo, tal vez; aun así, siguió adelante, y con cada metro que se acortaba entre ella y la Torre Eliffel sus pulsaciones aumentaban, y sus pasos se entorpecían ligeramente, un millón de dudas se hicieron presentes, como: ¿Y si Chat no iba? ¿Por qué iba a hacerlo? ¿Y si se enojaba? ¿Y si ya no iba a querer ser su compañero?... Bueno, estaba a punto de averiguarlo.

Al llegar, se dirigió a la parte más alta, decidida a esperar el tiempo que fuera necesario, sin embargo, la silueta de una persona capturó su atención y la colocó en un estado de alerta, no tardaría mucho en notar que alguien ya la esperaba en el lugar.

Bon Nuit, My lady—habló Chat acercándose a Ladybug, quien al ver que se trataba de su compañero se relajó. Aunque, se encontró tan sorprendida que no pudo evitar quedarse sin palabras, el rubio, al no recibir respuesta por parte de su amada, continúo hablando—. De hecho, he estado aquí desde hace ya una hora... como dijiste "al anochecer" y no una hora en específico, temía llegar muy tarde, así que preferí esperarte-

—Sí viniste...—interrumpió, fue incapaz de controlar lo que había dicho, en el instante que vio a Chat sintió un alivio y alegría inmensos, que le eran imposible describir o expresar, tal vez fue por ello, que corrió hacia él y lo abrazo como si no lo hubiera visto en años.

¿Sabrá lo que ese abrazo significo para Chat?

Una vez que las emociones de la azabache se calmaron, deshizo el abrazo —el rubio seguramente sería feliz de seguir en esa posición toda la noche—, estaba completamente ruborizada y apenada.

—Entonces, ¿de qué querías hablar Ladybug? —preguntó Chat, al ver que su compañera se había quedado en silencio unos segundos.

En ese momento, Marinette recuperó la compostura, y recordó lo que iba a hacer, pues, tras meditar la situación toda esta tarde, ya tenía un plan—Creo que será mejor si te lo muestro, sígueme.

"Uh, My Lady, ¿acaso to esto es una excusa para que gocemos de un paseo a la luz de la luna?" proclamó Chat, Ladybug se limitó a sonreír, antes de iniciar un camino que conocía muy bien, seguida de su compañero. Se encontraba más nerviosa que nunca en su vida, escenarios en los que toda esta decisión salía mal no dejaban de repetirse en su mente, de cierta manera, agradecía el tener a Chat pisándole los talones, aquello le impedía dar un paso hacía atrás, optó por esforzarse en hacer a un lado aquellas ideas, ahora, tenía que concentrarse en ser sigilosa en su camino y llegar sin ser notada.

En cuanto nuestra heroína se detuvo, le pidió a Chat revisar los alrededores para asegurarse de que no hubiera moros en la costa, una vez que consideraron el lugar "seguro" entraron por el techo.

—Ladybug, si tú no quieres hacer esto o no estás segura...—empezó Chat, quien había sentido a su compañera algo extraña, estaba abierto a la posibilidad de que simplemente fueran cosas suyas, pero el verla temblar, lo confirmó. No tenía de donde estaban o que iban a hacer, pero no deseaba que ella se sintiera presionada a mostrar algo de lo que no estaba lista para compartir.

La azabache quedó algo confundida al oír esas palabras, aunque hicieron que notara que sus esfuerzos por disimular sus nervios eran inútiles, tal vez porque eran más de los que podía contener; por un momento considero en decirle lo aterraba que estaba, pero al pensarlo bien, lo consideró inútil, estaba a un paso de lograrlo y de acabar con este sentimiento, no iba a detenerse ahora, aquello que siempre había deseado hacer, finalmente lo iba a cumplir, iba a deshacerse de aquello que hasta en sus sueños le perseguía. Así que, simplemente sacudió su cabeza, y le dedico la mejor sonrisa que pudo, a Chat, antes de tomar su mano y decir:

—Entremos.

Only You | ML | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora