12 | Revelación.

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La noticia había causado reacciones diferentes en ambos jóvenes, por un lado Adrien, se sentía aliviado al saber que la ciudad tenía héroes protegiendo París, sí, la noticia lo tomo por sorpresa y conservaba ciertas dudas sobre quien le habría entregado los miraculous a las heroínas, pero sabía que obtendría las respuestas después, —y que también él tendría que realizar varias explicaciones— aún preservaba los nervios, sin embargo, era consciente de que la prioridad eran las personas, y no importa quien fuera, alguien acudió al llamado, eso era lo importante. Por otro lado, para Marinette, la cosa no terminaba allí.

Sí, sentía un peso menos al enterarse que la ciudad no quedo desatendida, pero, aquello también significaba que Ladybug había fallado, "¿Cómo me verán los parisinos ahora? ¿Confiaran en mí? ¿Rena y Queen estarán bien sin Chat y sin mí?" eran parte de los pensamientos que inundaban su cabeza, y su estrés aumento al pensar en quién podría purificar el akuma con ella atrapada, era su principal responsabilidad, e irónicamente fue su primer error, uno que prometió no repetir. ¿Fu estará decepcionado de ella? ¿Cómo pudo descuidarse y dejarse terminar en una situación como esta? ¿Qué clase de heroína era si no cumplía con su labor más importante? De tanto pensar, su cabeza comenzó a latir, le dolía, abatida se dirigió a las gradas donde se encontraba antes y se dejó caer en el pequeño espacio que no había sido destruido de los escombros, decidida a hallar una forma de escapar.

El rubio al estar más calmado, no tardó mucho en notar el estado de Marinette, se preocupó al ver que su amiga parecía empeorar con cada minuto que pasaba, "¿Será claustrofóbica?" pensó, no estaba muy seguro de como poder ayudarla, pero considero que sería peor dejarla sola en un momento así —si se tratara de él, definitivamente querría a alguien—. A paso indeciso se acercó a ella.

—Hey—saludó, al no recibir una respuesta, se colocó de cuclillas frente a ella para poder estar a su altura y verla mejor—. Te... preocupan tus padres, ¿Verdad?, ¿Por eso te sientes así?

La azabache tenía su rostro hundido entre sus rodillas, sentía los ojos acuosos, más no eran lágrimas de tristeza, se asemejaban más a las de frustración o enojo. Escucho la voz de Adrien, pero los pensamientos negativos eran más fuertes, que no reacciono de la forma habitual, no tenía muchas ganas de hablar, pero algo en ella le dijo que sería descortés no hacerlo.

—Sí, temo por mis padres...—respondió—y por mi primo, también—añadió, se esforzó en que su voz se escuchara lo más neutral posible, pero la manera en que se veía hacía parecer más bien que se encontraba decaída.

—¿Estás segura de ello? —preguntó. Al observar que Marinette aún mantenía la mirada baja se levantó y busco sentarse a su lado, mantuvo su mirada en ella esperando alguna reacción, pero la joven estaba completamente inmersa en sus pensamientos —. Mi madre solía decir que hablar con alguien puede ayudar a aliviar el peso que sentimos...—Se quedó en silencio unos segundos a la esperanza de que la azabache quisiera hablar, sin embargo, la respuesta seguía negativa, suspiro—, también decía que esto podía ayudar.

Y al termino de esa oración el rubio estrecho entre sus brazos a la joven, concluyó en que había tomado la decisión correcta al ver que Marinette no opuso resistencia, y acaricio gentilmente su cabello a la vez que decía en voz tenue un "Esta bien. No estás sola", esperaba que, con eso, lograra al menos calmar las emociones de su amiga. Aunque la verdad, aquel abrazo no calmo exactamente a la azabache, quien al levantar su mirada y caer en cuenta de lo cerca que se encontraba de Adrien sintió como el calor aparecía en su rostro, tiñendo de rosa sus mejillas, y acelerando sus latidos; El rubio no lo sabía, pero en ese momento Marinette se sintió en paz unos instantes, claro, antes de que una guerra se desatara en su cabeza sobre si debía separarse o no, después de todo, no quería causarle lastima o pena al chico que le gustaba.

—¡E-Estoy Bien! ¡Estoy bien! —aclaró la azabache a la vez que deshacía el abrazo, algo avergonzada. Adrien se limitó a asentir y aguantar un poco la risa, le causaba cierta gracia y ternura la reacción de Marinette, aunque le preocupaba haberle causado algún tipo de incomodidad, estaba pensando en disculparse cuando ella agregó: —. La verdad, le había prometido a alguien que siempre le ayudaría, y justo ahora me necesita, pero como quedé aquí atrapada, no podré ir a verla, me asusta decepcionarla y que debido a mí falle con... lo que debe hacer.

El rubio lo medito un rato antes de hablar—Esa persona es importante para ti, ¿No?

—Sí—respondió sin dudarlo, sin embargo, luego pensó que aquello podría malinterpretarse, por lo que se corrigió—. Bueno... no importante, lo que se dice importante ¿vale? Es decir, me importa, pero no en ese sentido, me importa igual que lo hace Alya, Nino, mis padres, mi primo... ¡No me refiero a que tú no me importes! De hecho, eres muy importante para mí, no ese tipo de importancia, pero sí me importas, digamos que me importas de manera diferente, ¿Entiendes?

Y de ese modo, Marinette explico algo que no requería explicación. Tenía una sonrisa nerviosa y esperaba que lo que hubiera dicho no se hubiera escuchado tan caótico como estaba pensando.

Adrien rio levemente, y simplemente se contuvo a decir un "Sí", aunque la verdad es que se había quedado perdido en medio de la explicación, y, aún intentaba comprender a que se refería su amiga, pero creyó que no era el momento para hacer preguntas innecesarias, aparte, no quería correr el riesgo a que su amiga se incomodara o se apene más, por lo que decidió hacer a un lado el tema y continuar.

—Si esa persona es importante para ti, estoy muy seguro tú también lo eres para él—indicó el rubio—. Lo entendedera, probablemente sabe que tú jamás querrías fallarle, además, no había forma de que controlaras lo que paso.

—Pero, qué pasa si no lo entiende, ¿Qué pasa si de verdad se siente decepcionado y está enojado conmigo?

—¿Y si no lo está? —La azabache quedó en silencio, Adrien podía percibir que aún se sentía insegura respecto a ello, vio las manos de Marinette y observó como jugueteaba con sus dedos como si estuviera inquieta, lo dudo un poco, pero tomo sus manos para intentar calmarla, ella dio un pequeño sobresalto y fijo su vista en él—. Y aunque lo haga, te perdonara. Porque tú eres más importante para él que un simple accidente.

El rubio se acercó un poco más y dejo un pequeño beso en su frente, seguido de un "Tranquila. Estará bien". Él era algo nuevo en lo que a relaciones sociales respectaba, así que no sabía muy bien que hacer frente a estas situaciones, por lo que decidió imitar las mismas actitudes que su madre tuvo con él, a Adrien siempre lo ayudaban a reconfortarse y sentirse mejor, por lo que esperaba que para su amiga también funcionara —aunque para Marinette, aquello significo mucho más—.

De hecho, la azabache había quedado "congelada" por decirlo así, después del beso de Adrien, intentaba comprender lo que había pasado, y aunque no se moviera, aquel rosa en sus mejillas ahora se había tornado en un fuerte y vivo tono rojo. El joven permaneció en silencio unos segundos, pero al ver que Marinette no reaccionaba temía haber cometido algún error, y que sus pensamientos de antes se hubieran vuelto más fuertes, por ello, y por los pequeños nervios —los cuales no entendía por qué— que estaba sintiendo al tener aquellos ojos azules puestos en él, intentó cambiar el tema.

—Y... ¿Te sientes lista para el examen? —preguntó, rompiendo el silencio que se había formado entre los dos.

La ojiazul parpadeó unos segundos mientras salía del pequeño trance en que se encontraba—¿Examen?... —cuestionó, aun algo confundida por lo sucedido—. ¡Oh! ¡Sí! Ese examen... la verdad, tengo miedo de no pasarlo.

—¿Soy un tutor tan malo? —bromeó.

La azabache rio apenada antes de contestar—Si lo repruebo, será culpa de mi torpeza, no de ti, tú eres perfecto. ¡No ese tipo de perfec-!

—Yo creo en ti—interrumpió—. Confío plenamente en que aprobaras ese examen, es más, cuando lo hagas, deberíamos hacer algo para celebrarlo, después de todo será como una graduación de las tutorías. ¿No crees?

Marinette quedó un poco sorprendida, ¿Iba a tener una cita con el amor de su vida? ¿De verdad no estaba soñando? Incapaz de hablar solamente pudo asentir con la cabeza.

—¿A dónde quisieras ir? —preguntó el rubio.

—Por ti, hasta el fin del mundo... digo y-.

—Lo entiendo—comentó Adrien entre risas—. Cuando llegué el momento, lo elegimos, ¿Prometido?

—Prometido.

Y así ambos siguieron hablando toda la tarde.

Podría decirse que el encierro no resulto en algo tan negativo para ese par, sí, pasaban muchos días juntos debido a la tutoría, más ambos trataban de concentrarse en sus objetivos por la presión que sentían, después de todo, ninguno quería fallarle a la señorita Mendeliev, por lo que hablar sin sentir ningún tipo de carga encima —claro, quitando el hecho de que estaban atrapados bajo tierra—, era algo nuevo para ambos. Marinette por su parte podía decir que moriría feliz en ese instante, estaba hablando con el chico de sus sueños, y sí, por eso mismo no pudo evitar soltar uno que otro suspiro y cumplido inconscientemente, aunque al final, la situación se volvió "normal", debía agradecer a las clases del rubio, gracias a ellas ya se había acostumbrado a su presencia, y gracias a ellas pudo pasar tiempo siendo ella misma, cosa que el entrenamiento le había quitado.

Adrien se sentía confundido frente a las reacciones de su amiga, pero debía admitir que le parecían graciosas, y para nada incomodas, por lo que le hacía sentir un poco mal que la azabache se disculpara tanto conforme hablaban, aun así, se sentía bien, últimamente no tenía tiempo para hablar o salir con alguien, y después de la pelea que había tenido con su padre, verdaderamente necesitaba sentir que podía contar con alguien y que no estaba solo.

Ninguno de los dos recordaba la última vez que rieron tanto.

Después de unas horas, Caparecce apareció en su rescate, no, el akuma como tal no había sido derrotado, pero al menos el villano sí se logró contener, así que los héroes estaban aprovechando este tiempo para rescatar a las personas y esperar que al menos Ladybug apareciera y purificara el akuma. Una vez que se encontraron fuera, Marinette sabía que era tiempo de que entrara en escena —de hecho, era casi una obligación, después de todo, era la única que podía evitar el desastre—, por lo que, con el dolor de su corazón, rechazó a Adrien quien se había ofrecido a acompañarla, acordó enviarle un mensaje una vez que estuviera a salvo y se encamino a buscar un lugar donde poder transformarse.

Adrien se dirigió primero a su hogar, sabía que su presencia podía ser requerida luego, pero también sabía que, si no se reportaba con Nathalie, el problema con su padre podría empeorar, por lo que decidió aprovechar el pequeño "tiempo fuera" antes de ir tras el akuma; Corrío hasta la mansión y cuando finalmente llego no perdió tiempo e ingreso al despacho de Nathalie, pero para su sorpresa, no se encontraba ahí, busco en los alrededores, comedor, las habitaciones, inclusive la cocina y el patio, pero no había rastro de ella, o de nadie en realidad, "¿Habrán huido a algún tipo de refugio?" pensó, pero se le dificultaba creer que lo dejaran tan fácilmente.

Fue entonces cuando escucho un ruido dentro de la oficina de su padre, lo cual se le hizo extraño porque juraría que tan solo un segundo antes no había nadie, con cautela se acercó, y tomo una de las lámparas que se encontraban en el recibidor, solo por precaución, cuando estuvo frente a ella y se sintió preparado, abrió la puerta de golpe. Para su alivio y sorpresa, se trataba de Nathalie, más no estaba sola.

—¿Padre?... —preguntó el rubio, no entendía que sucedía, se suponía que su padre no iba a volver hasta mañana, ¿Qué hacía ahí? Y, ¿Cómo es que regreso tan rápido?

Ambos mayores intercambiaron miradas, pero sin lugar a duda expresaban cosas diferentes, Gabriel parecía enojado, combinado con su indiferencia habitual, mientras que Nathalie mas que sorprendida, podría decirse que estaba asustada; El Agreste mayor fue el primero en recuperar la compostura tras la sorpresa que causo su hijo, y hablar.

—Adrien siéntate.

El menor quedo confundido, tenía muchas preguntas que hacer.

—Señor, considero que-. —Intento objetar Nathalie, pero fue interrumpida.

—Puedes tomarte el día, no te necesitaré más.

La azabache dudo unos segundos, pero finalmente acato la orden de Gabriel, parecía que entendía que no lograría hacerle cambiar de opinión, y lo mejor que podía hacer ahora, era obedecer —de lo contrario, el Agreste mayor no era muy conocido por tener una gran paciencia—. Adrien aún sentía que le faltaba algo, pues no tenía ni la más mínima de lo que estaba ocurriendo. ¿Había hecho algo mal?

Una vez que Nathalie abandono la sala, habló—Padre, ¿Qué ocurre?

—Hijo, yo soy Hawkmoth.

Only You | ML | ✔Where stories live. Discover now