11 | Atrapados.

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La azabache fue capaz de reconocer esa voz inmediatamente, dudo sobre si no estaba sufriendo de alguna alucinación por la falta de sueño, o si directamente se encontraba en uno, fue al girar su vista que, efectivamente, tenía al mismísimo Adrien Agreste a tan solo unos metros de ella, que se acortaban conforme el rubio se acercaba, su mente quedó en blanco unos segundos, al igual, que su cuerpo inmóvil "¿Qué hago? ¡Saluda! Pero ¿Qué tipo de saludo uso?". La verdad, tras las varias sesiones —o citas, por la forma en como se prepara Cheng para cada una de ellas— de tutoría que tenía de la mano de Adrien, ya se acostumbraba al hecho de sentir su presencia cerca, sin embargo, aquellas mariposas en su estómago que parecían ya dormidas, despertaban de golpe en algunas ocasiones, como ahora.

—¡Adrien! —exclamó eufóricamente tras un largo debate en su cabeza—. ¡Q-Que coincidencia! ¿Qué haces por aquí? —No hace falta mencionarlo, pero "naturalidad" fue de lo que más carecían sus palabras en ese momento. Aunque la duda era cierta, según el horario que la azabache tenía del rubio, él debía encontrarse en la mansión en ese momento.

Un largo tiempo pasó en el que Adrien no respondió y se limitaba a tener la mirada fija en Marinette, ella simplemente desviaba la mirada y jugueteaba con sus manos para calmar sus nervios, al no poder soportar más el silencio decidió preguntar.

—Ejem—La azabache aclaró su voz, esperando captar su atención—, ¿Adrien? —preguntó tímida, "¿Hice algo malo? ¿Será que debí elegir otro tipo de saludo?"

El rubio parpadeo repetidas veces una vez que volvió en sí, se sonrojo por haberse quedando tanto tiempo mirando a su amiga, no deseaba incomodarla.

—Tu cabello—respondió, a la vez que lo señaba ligeramente con la barbilla.

Marinette no comprendió las palabras de Adrien al inicio, ¿Será que se veía muy mal? ¿Olvidó enjuagarse el acondicionador? ¡¿La humedad volvió a esponjar su cabello?!, al tocarlo y voltear hasta encontrar su reflejo en uno de los ventanales cercanos, dio con la respuesta, lo llevaba suelto a comparación de sus dos habituales colitas, ¿Me veré tan extraña?

—Oh, verás...—La azabache bajo su mirada algo avergonzada—, mis padres necesitaban que entregara un pedido de último minuto, por el apuro olvide atarlo—explicó.

El rubio rio apenado al escuchar la explicación de su amiga—No, no, no te disculpes, me refería a que...—Pensó unos instantes, no podía decirle que le recordaba a una chica de sus sueños, sería extraño, pero tampoco quería dar la impresión de que le molestó verla así—. Te ves muy hermosa.

Marinette se sonrojo tras oír esas palabras, ¿Será que estaba en un sueño, o el amor de su vida le acababa de dar un cumplido? Un "G-Gracias" fue lo único que alcanzó a responder antes de volverse a quedar en silencio, Adrien también se ruborizo al ver la reacción de la azabache, si bien, lo que había comentado solo era para "salvar la situación" no significaba que no era verdad, el silencio que había entre ambos sorprendentemente no era incomodo, parecía que ambos se entendían a través de sus ojos. Aunque el silencio fue roto, no por una voz, sino por un rayo.

Allí Marinette supo que su sueño se había transformado en una pesadilla.

Ambos jóvenes no tardaron mucho en descubrir que aquello fue provocado por una persona akumatizada.

—¡Sígueme! —Gritaron ambos jóvenes al unísono a la vez que tomaban la mano del otro, ¿Un accidente? Sin duda, causado por el instinto de protección que habían adquirido al ser los héroes de París, sus miradas se cruzaron al darse cuenta de ello, se ruborizaron, pero al ser consientes de la situación en la que se encontraban decidieron no darle importancia e iniciar su carrera en busca de un lugar donde refugiarse del mal clima. Corrieron de manera frenética por unas cuantas calles, todos los edificios a sus alrededores se encontraban cerrados, se consideraban sin salida hasta que observaron que la entrada a una estación del metro subterráneo aún estaba abierta, sin pensarlo dos veces se introdujeron en el lugar, y para su sorpresa, no eran los únicos a los que el ataque les había tomado lejos de casa.

Varias personas también se encontraban resguardadas allí, inclusive algunos policías que trataban de controlar a la multitud, Marinette y Adrien se sentaron en una de las gradas por las que habían entrado, ya que parecía ser el único espacio que aún estaba disponible; El clima empeoró drásticamente en los siguientes minutos, escuchaban, además de los rayos, lo que parecía ser lluvia y granizo, "¿La chica del clima otra vez habrá resultado ser víctima de Hawkmoth?" pensaban ambos héroes, solo esperaban que no se le ocurriera causar algún tornado mientras aún estaban allí. Pasado un rato, el clima cesó de la misma manera abrupta como inició, el cielo aún preservaba aquel tono grisáceo, y, obviamente el villano aún se encontraba afuera, por lo que, nadie insistió en salir, sería algo imprudente. O bueno, casi nadie.

—Quédate aquí—pidió Adrien a la vez que se levantaba de su sitio—. Haz caso a lo que digan los poli-.

—¡Espera! —interrumpió la azabache, a la vez que tomaba al rubio del dobladillo de su camisa para detenerlo—, ¿Qué intentas? ¿A dónde vas?

—Oh, yo...—Adrien no tenía idea de que excusar dar en un momento como este, solo sabía que tenía que salir antes de que sea tarde—. ¡Mi padre! Él debe estar muy preocupado por mí, y últimamente se encuentra enfermo, estar estresado no le haría bien, será mejor que vaya a casa—Intentó sonreír y mostrarse confiado, la verdad, esperaba que lo que dijo fuera creíble.

—Pero Adrien..., tu casa esta a por lo menos una hora de camino—espetó—, salir ahora sería muy arriesgado, y peor aún sin Ladybug Y Chat Noir para defendernos del akuma.

"Por eso mismo debería salir" pensó, estaba por refutar los argumentos de Marinette, cuando esta se le adelanto.

—A-Acabo de recordar que un primo mío vive cerca de aquí—lanzó la azabache. Si bien aquello no era cierto, eso le daría un motivo por el cual salir para así poder transformarse en Ladybug, de esa forma podría ayudar al amor de su vida a llegar a su casa, y claro, defender a los parisinos de Hawkmoth—, y para suerte tuya tiene un auto, puedo pedirle que te lleve hasta tu casa, eso sería más seguro.

—¿Tienes otro familiar en la ciudad? —inquirió Adrien, a la vez que miraba con incredulidad a Marinette.

—¡S-sí! Se acaba de mudar hace poco, por eso no hablo mucho de él.

—Pero... Marinette, estamos en un distrito comercial, no hay nada más que tiendas en un radio de 5 calles—reveló el rubio.

—Es que mi primo es dueño de una tienda y es tan trabajador que vive dentro de su propia... tienda—La azabache le dedicaba una sonrisa al rubio, pero aquel tono de duda en su voz la delataba.

—Marinette, sé que te preocupas por mí—Adrien tomó delicadamente la mano de Marinette, intentando alejarla de su camisa—, pero te prometo que estaré bien...

—¡No estoy mintiendo! —exclamó la azabache apretando más fuerte el agarre de su mano.

"¡Hey, ustedes dos! Deben alejarse de ahí" indicó un policía, que alertado por el grito de Marinette, vio a ambos jóvenes muy cerca a la salida, los dos se miraron por unos segundos, con el miedo de dejar el paso libre al otro para que escape, sin embargo, fue entonces cuando el tiempo de decidir se acabó, y el mal clima decidió volver, los estrepitosos rayos hicieron su aparición, junto a un comunicado de la persona akumatizada: "Chat Noir, Ladybug, ya que parece que no quieren venir a verme supongo que no les molestara que haga un poco de remodelación por aquí" Y tras finalizar aquella oración, se escucho como varios edificios parecían derrumbarse, y para mala suerte de nuestro dúo de héroes, escombros de uno de ellos cayó en las entradas del subterráneo, dejándolos completamente atrapados.

"Ahora ten por seguro que no llegaremos a verte" pensaron al mismo tiempo.

Mientras tanto, el maestro Fu no dejaba de preguntarse donde se habían metido sus portadores de los miraculous, se encontraba en el salón principal, observando el canal de noticias por el televisor, que al igual que él, esperaban la presencia de Ladybug y Chat Noir, durante los últimos minutos, había estado alternando entre todos los canales disponibles que se encontraran cubriendo el ataque del villano de turno, ansioso por alguna señal, pero desgraciadamente, no obtenía ninguna respuesta. Dirigió su vista hasta el reloj de su pared, ya habían transcurrido dos horas desde que el akuma realizó su aparición, era un tiempo considerable, jamás alguno de los dos había tardado en responder a sus responsabilidades, empezó a considerar las posibles opciones, ¿Les ocurrió un accidente simultaneo? ¿Sus identidades están en riesgo? ¿Renunciaron a ser los héroes de Paris?

Considero en ir a buscarlos personalmente, pero no tenía la más mínima idea de donde podían encontrarse, se levantó de su asiento y se asomo por el gran ventanal que tenía, el clima no hacía más que empeorar a cada segundo, si la situación no se controlaba, gran parte de la ciudad de París se destruiría para antes del atardecer, volteo hacia la caja de los miraculous, algo en él le decía que lo correcto era esperar, que debía confiar en ellos, pero recordó la última vez que había elegido quedarse de brazos cruzados frente a un peligro inminente, un pequeño sentimiento de culpa lo invadió y rápidamente sacudió la cabeza para alejarse de esa sensación, no tenía tiempo para arrepentimientos si ya había tomado una decisión, después de todo, nada era peor que esperar. Sobre todo, si aún pudieras hacer algo al respecto.

—Maestro, ¿Qué hace? —preguntó Waze al ver que su amo tomaba la caja de los miraculous.

—Tengo que hallar a un par de personas—Fu no se molestó en dirigir su mirada hacia su kwami, sentía que no tenía ni un segundo que perder, tomo su pequeño bolso para resguardar la caja junto con las llaves antes de dirigirse hacia la puerta.

—Es muy peligroso salir con estas condiciones, ¿Esta seguro? —advirtió Waze, preocupado por lo que podría pasar.

El mayor vaciló un instante antes de responder—Es más peligroso que me quede sin hacer nada.

Sin agregar más, el maestro Fu inició su misión.

Volviendo a nuestros héroes, no se veían ni se encontraban nada bien, estaban completamente preocupados por la situación, cada uno buscando alguna forma de salir de ahí sin llamar la atención, no dejaban de sentirse ansiosos, inquietos, consideraron incluso transformarse en el lugar a riesgo de revelar su identidad, caminaban dispersos, en círculos —tanto, que podrían haber creado una zanja—, tratando de calmar el sentimiento de nervios que tenían por dentro, pero las personas a su alrededor no ayudaban mucho a su estado de ánimo que digamos, la gran mayoría se encontraba escuchando la radio o viendo algún noticiero del cual tuvieran señal, y tanto los reporteros, como los ciudadanos no dejaban de hacerse la gran pregunta, ¿Qué pasó con Ladybug y Chat Noir? Lo cual solo aumentaba la culpa de ambos.

Varias personas incluso ya estaban al borde de un ataque, de tan solo hacerse la idea de que los héroes jamás vendrían a su rescate y que quedarían atrapados por siempre, obviamente los policías ayudaban a mantener la calma, asegurándoles que ellos vendrían, pero el solo ver esas escenas, hacía que ambos héroes sintieran un nudo en su garganta y pecho indescriptibles. Cada que Adrien y Marinette chocaban o cruzaban y se preguntaban por el estado del otro, se mentían diciendo estar preocupados por como sus padres se podían estar sintiendo, y si alguna persona los llegaba a oír, trataba de consololarlos, recordándoles que Ladybug y Chat Noir jamás los abandonarían, a lo que ambos simplemente respondían con una sonrisa en señal de afirmación, mientras que por dentro esas palabras les venían como un puñal.

Lo que más frustraba a ambos de su situación, era en que, cuando pensaban en cómo habían llegado hasta allí, no hallaban a nadie ni nada que culpar, más que a ellos mismos.

"¡Rena Rouge y Queen Bee aparecieron!" exclamó una joven parisina, que se veía aliviada de ver a superhéroes en la escena.

"¡¿Qué?!" gritaron al unísono nuestro dúo favorito, quienes se abrieron paso entre la gente que gritaba llena de felicidad y emoción, desconfiados de lo que acababan de oír, no fue hasta que se acercaron al celular de la joven con el fin de comprobar lo que había dicho, que cayeron en cuenta, que, efectivamente, ambas heroínas habían hecho su entrada.

Una persona en particular no se sintió bien de ver eso.

Only You | ML | ✔Where stories live. Discover now