13 | Vamos.

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El rubio palideció, no entendía lo que su padre acababa de decir, ¿Él era Hawkmoth? ¿Por qué su padre jugaría con algo así?, porque no existía manera de que aquello fuera cierto. Sí, su padre era distante y frío en algunas ocasiones, pero eso no lo volvía un villano, ¿verdad? Él no era la persona que había estado persiguiendo todo este tiempo, no podía ser el responsable de incontables daños a la ciudad, ni de poner en peligro a civiles inocentes. Simplemente su padre no podía ser el hombre que puso en peligro su vida más de una vez, él no le haría eso a nadie... mucho menos a su propio hijo.

—Padre, no deberías jugar con algo así.

—Estoy hablando en serio, Adrien.

El chico replicó, más de una vez, no dejaba de repetir las mismas palabras: "¡Es mentira!" "No hay forma de que aquello sea cierto", inclusive objeto diciendo que no era necesario decir tal cosa para explicar su constante ausencia, que lo perdonaba; se veía alterado, por más que al inicio intento mantener su compostura aquella noticia lo sobrepasaba, sus latidos eran fuertes y acelerados, sentía que su corazón podía salirse del pecho. Gabriel se esforzaba por manejar la situación, aprovechaba cualquier oportunidad que tenía para poder explicarse, pero le era imposible, Adrien lo interrumpía constantemente negando que cualquier palabra que dijera fuera cierta, harto, eligió alzar su voz y tomar a su hijo por los hombros.

—¡Adrien, mírame! —exclamó, el menor no hacía que mirarlo con aquellos grandes ojos verdes, en los que se podía observar pequeñas lágrimas acumulándose—. Por favor, solo déjame contarte...

Adrien no respondió, solo se quedó sin decir palabra alguna, Gabriel respiro hondo y relajó su cuerpo, soltando poco a poco el agarre que tenía hacia su hijo, había imaginado esta situación un par de veces antes de que el menor llegara, pero nunca se le cruzó la opción de que pudiera tener una reacción como esta, vacilo en si continuar, tampoco quería hacerlo a costa de Adrien, pero a estas alturas ya no se podía dar marcha atrás. Y así, inició la verdad detrás de todo.

Al menos, su versión de la verdad.

"No es mi intención causar tanto caos en la ciudad, mucho menos lastimar a las personas, pero es la única manera que tengo para obtener los miraculous de Ladybug y Chat Noir, y no son para algo personal, los necesito para... poder salvar a tu madre". Adrien se sobresalto al escuchar esa última palabra, ¿Su madre estaba viva? ¿O se encontraba en peligro? ¿Todo este tiempo ella aún seguía con él...? ¿Cómo? No sabía que decir, tampoco como procesarlo, retrocedió repentinamente sintiendo que las fuerzas abandonaban su cuerpo, habría caído de no ser porque su padre lo sostuvo en el momento justo, Gabriel estaba preocupado, trago saliva antes de continuar: "Hijo, lo único que debes saber es esto: Chat Noir asesinó a tu madre hace mucho tiempo, ¿Lo entiendes? La vida de Emilie fue quitada injustamente, tenemos que devolvérsela, ella tiene derecho a otra oportunidad..., ¿No crees?"

"No lo sé..." El joven quería hablar, tenía muchas palabras atoradas en su boca que quería soltar, solo que no hallaba la fuerza para decirlas, su mente se desconectó, todo el mundo a su alrededor parecía detenerse, no podía escuchar nada, era como si todo el ruido de pronto se hubiera apagado, "Chat Noir asesinó a su madre... Pero ¿Él no era Chat Noir? Sí, lo era... no podía entender lo que sucedía". Recordó a Fu, y todas las lecciones que le había dado, ¿Por qué no le había contado nada de esto? ¿O acaso su padre estaba mintiendo? Repentinamente sintió unas enormes ganas de dormir, y por un segundo, dudo de donde es que se encontraba.

Lo último que recordó fue a su padre, estaba diciendo algo, pero él no lograba oírlo, luego todo se tornó negro.

Se había desmayado.

Gabriel, quien aún sostenía a Adrien, poco a poco lo recostó en el piso hasta dejarlo completamente echado, colocó dos dedos en la parte alta de su cuello, y se alivió al sentir el pulso de su hijo, por un momento temía haberse equivocado con la dosis. Se reincorporo y dejo la jeringa que había usado sobre su escritorio, tomó su celular, y se sorprendió al ver 25 llamadas perdidas de Nathalie. Suspiro, e inmediatamente devolvió la llamada.

—¡Señor! —la voz de la azabache era notablemente de alivio—. Estaba preocupada, ¿Usted ya le-

—Ya está hecho Nathalie—respondió, adelantándose a la pregunta.

Se escucho un silencio del otro lado de la línea antes de que volviera a hablar—¿Cómo lo tomo? —preguntó.

Agreste divisó la jeringa que hace unos instantes había utilizado en su hijo, considero decírselo, pero era muy fácil deducir que ella no estaría de acuerdo con eso, y prefería ahorrarse preocupaciones y explicaciones innecesarias, no era un crío, era un adulto, todas sus decisiones estaban meticulosamente planeadas y no tenían por qué ser cuestionadas, sabía muy bien lo que hacía.

¿Verdad?

—Se desmayó—mintió—, por favor, llama al médico personal cuanto antes.

—Señor, con todo respeto, ¿No cree que se apresuró al-

—Solo haz lo que te pedí—ordenó fríamente antes de colgar la llamada, divisó la mirada a su hijo, asegurándose de si seguía inconsciente—, no necesito más pruebas, sé que él es Chat Noir.

Pasadas unas horas, Adrien despertó, no sentía dolor en su cuerpo sin embargo le costaba moverlo, particularmente, sentía como un hincón cerca a su hombro, pero decidió ignorarlo, a duras penas se sentó en su cama y observo alrededor, estaba en su habitación, vio por las ventanas y el cielo aún era oscuro, por lo que no sabía con exactitud cuanto tiempo había transcurrido, intentó recordar que había pasado antes de que cayera dormido, pero le dolía la cabeza el solo pensarlo, solo tenía en su mente el momento que su padre le confesó... eso. Una pequeña luz de esperanza se le cruzo, tal vez eso nunca había ocurrido, tal vez en cuanto regreso a la mansión había quedado dormido y tuvo una pesadilla que se sintió real, no era la primera vez que le ocurría algo así, existía la posibilidad.

Aunque, no fue hasta que vislumbro unas pastillas sobre una de sus mesas de noche, acompañadas con una nota en la cual decía: El doctor me ayudó a subirte a tu cuarto, indicó que tomes una cada 8 horas, siempre y cuando sientas molestias. Que su pequeña ilusión murió; Reconocía esa letra a la perfección, le pertenecía a su padre, todo sucedió en verdad, era real.

Se dejo caer de espalda contra la cama, ¿Qué se suponía que iba a hacer? El héroe de París no podía ser hijo del villano de la ciudad, ¿Verdad? Pero ¿Cómo saber si lo que dijo su padre era cierto? Él no podía haber escondido a su madre todo este tiempo, aquello era imposible, de la misma forma que era imposible que Chat Noir haya asesinado a su madre, un portador era incapaz de herir a las personas..., o eso es lo que Fu había dicho. El dolor de cabeza comenzó a agudizarse, pero no había forma de pararlo, por más que intentara alejar esos pensamientos, ellos volvían a él con más fuerza, se levantó y tomó una de las pastillas del blíster, luego dos, luego tres, quería algo que callara todo el ruido que aumentaba en su cabeza.

Empezó a caminar por la habitación, a pesar de que hace poco se sentía agotado, conforme pensaba más en la situación, sentía una gran energía invadir su cuerpo, ¿Ira? ¿Desesperación? ¿Tristeza? No lo sabía con exactitud, pero sabía que ya no quería sentirse de ese modo. Consideró por un momento apoyar la idea de su padre, ¿Qué pasaba si lo hacía? ¿En verdad recuperaría a su madre? Él era un héroe, debía velar por el bienestar de las personas por encima de todo, sin embargo, ahora mismo estaba considerando sus intereses personales primero, ¿Eso lo volvía un mal héroe? ¿Una mala persona? Y si no apoyaba a su padre... ¿Qué iba a pasar con su madre? ¿Eso significaba que él iba a dejarla morir? ¿Qué esta vez él sí sería el asesino...? "Culpa" Sentía culpa, porque sin importar el camino que escogiese, decepcionaría a alguien, peor aún, lastimaría a alguien, sea cual fuese la opción, se arrepentiría después.

Se detuvo frente a un poster suyo que colgaba en la pared, fue un trabajo reciente que había hecho para una marca de perfumes, se veía tan sonriente, despreocupado, tan feliz. Apoyo una de sus manos sobre la imagen, ya no podía reconocerse en esa foto, creo que ya ni siquiera podría reconocerse en un espejo, ¿Quién era él? ¿Era un supermodelo? ¿El héroe de París? ¿Él hijo de un villano? ¿Era un asesino?... ¿Quién era Adrien Agreste?

—Esto no soy yo... —susurró para sí.

Inmediatamente, sin necesidad de decirlo, solo su mano se transformó y la imagen comenzó a deteriorarse. Aquello tal vez lo hubiera sorprendido, pero honestamente, nada podría superar lo ocurrido. Ni sabía si podría.

Y así los días pasaron.

Adrien se recuperó del incidente al poco tiempo —físicamente, porque emocionalmente no avanzaba ni retrocedía un paso—, más no volvió a ver a su progenitor después de ello, según le había dicho Nathalie, Gabriel tenía asuntos urgentes que discutir en Nueva York, por lo que estaría fuera de la ciudad por un tiempo indefinido, sospechó, sin embargo, no hizo más preguntas porque le aliviaba el tener tiempo para pensar sin él presente.

Pero, el tiempo a solas no hacía más que empeorarlo, Nathalie no le dijo nada más después de haberle notificado lo de su padre, literalmente, pasaban varios días sin que le dirigiera la palabra o incluso sin verla, tenía la duda de si ella sabía lo de su madre, hasta donde conocía, su madre y Nathalie eran muy cercanas desde temprana edad, ella no guardaría un secreto de tal tamaño... ¿verdad?; Con su guardaespaldas la situación era bastante similar, solo se encontraban cuando debía llevarlo a la escuela o a sus clases de esgrima, y durante los trayectos no intercambiaban palabra alguna, hasta juraría que le evitaba la mirada.

Eso lo estaba desesperando, ¿Por qué todo este cambio de la nada? ¿Por qué seguir ocultándome cosas?

Y durante clases, la situación no era muy diferente, el problema no dejaba de darle vueltas y ocupaba cada espacio en su cabeza, estaba tan absorto que a duras penas podía prestar atención a la maestra, muchos compañeros se preocuparon, y empezaron a preguntarle si sentía bien o necesitaba ayuda, inclusive Chloe, le dijo que podían salir todos juntos —incluyendo a la panadera—, si eso le levantaba el ánimo. Solo que, no podía decir nada, se sentía peor consigo al tener que mentirles a todos y alejarse de ellos, pero tampoco era libre de decir la verdad.

Si hablábamos de compañeros, la única persona con la que seguía "manteniendo contacto" era Marinette, quien también noto los cambios en el rubio, de hecho, eso le hizo preguntarse si ella también cambio tan drásticamente en cuanto empezó a entrenar con Fu. Adrien seguía asistiendo a casa su amiga por la tutoría, pese a que era algo fuera de la rutina y su rastreador sonaba al llegar, Nathalie era consiente de su deber, por lo que seguramente le informaba a Gabriel que no era nada de qué preocuparse.

Porque sí, él aún lo tenía puesto, y como estaban las cosas con su padre, era mejor que no lo hiciera enfadar y se lo quitara, aunque ello implicara no ir a los entrenamientos, o peor aún, transformarse; No había usado el anillo desde la confesión de Gabriel, pese a que Plagg en más de una ocasión le dijo que una pequeña escapada nocturna no vendría mal, se negaba a correr el riesgo, aparte, ¿Con qué derecho lo usaría?. De cierta manera, Ladybug volvía a manejarse sola, tal como lo hacía hace unos meses, y, para bien o para mal, ningún caso de alguna persona akumatizada había sucedido hasta entonces —Y Adrien sabía muy bien por qué—, solo ocurrían accidentes menores, los cuales confiaba en que Ladybug podría resolver sola, o al menos de eso se convencía para quitarse la culpa.

Vivía con la vista puesta en el calendario, porque sabía que en cuanto su padre regresara él debería decidir, si seguir siendo el héroe de Paris, o volverse el hijo de un villano. Todo eso no lo dejaba dormir, su ansiedad estaba al límite, ciertamente necesitaba un respiro.

Y una clase, encontró el escape que buscaba.

Era el día de entrega del resultado de los exámenes finales, Marinette no se encontraba presente —lo cual no era nada fuera de lo usual—, y sorpresivamente, su mejor amiga, tampoco, según decían sus compañeros, las hermanas de Alya le habían contagiado de gripe y estaría ausente unos días, por lo tanto, la señorita Mendeliev decidió entregar los exámenes a Adrien y Nino respectivamente, para que se los pudieran dar a su compañeras lo más pronto posible. La curiosidad sobrepasó al rubio, y decidió darle un pequeño vistazo al examen de su pequeña pupila. Sonrió, genuinamente y por primera vez en un tiempo, lo hizo.

No lo pensó mucho e inmediatamente sacó su celular y tomo una foto del examen, enfocándose en la nota, luego escribió: 


«"Te dije que aprobarías. :)

¿A dónde quisieras ir, My Lady?"»
No fue hasta que envió y releyó el mensaje, que se percató de que escribió "My Lady" por ¿error?

Only You | ML | ✔Donde viven las historias. Descúbrelo ahora