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Era consciente de que quizá, y sólo quizá, no estaba imaginando ni alucinando nada de lo que últimamente veía y sentía a su alrededor. 
Definitivamente, ya no estaba en Azkaban, ya no podía auto convencerse de que sí; tenía a un elfo doméstico a su disposición, que le daba de comer sopas bastante ligeras pero que aceptaba sin rechistar, debido a que era muchísimo mejor que la mierda que recibía en la cárcel. 
El agua, los jugos naturales, las pociones, todo era realmente auténtico. 

Pero lo mejor de todo, lo que hacía que a veces quisiera llorar de puro agradecimiento, era el calor. Ya no permanecía temblando ni rogando porque sus piernas o brazos dejaran de funcionar de un momento a otro. 
Y sobre todo...ya estaba más que seguro de que Potter no era una alucinación intangible. 

El Gryffindor llegaba cuando era de noche, le saludaba con amabilidad y se disponía a ayudarle a hacer una serie de estiramientos con su cuerpo. Al principio había sido verdaderamente doloroso, aunque Malfoy no había propinado ningún sonido de lamento o protesta; se enojaba y a veces deseaba mandarlo al demonio, pero luego de ello venía un delicioso baño, uno dónde Potter aplicaba una poción relajante para sus músculos y el rubio quedaba hecho gelatina de lo bien que llegaba a sentirse. 

Malfoy no se cohibía por el hecho de que Potter le viese desnudo; había empezado a ser más consiente de las cosas. Estaba muy enfermo y delgado, se había vuelto un debilucho por completo a comparación de San Potter, el cual se encontraba en perfecta forma. 
Seguía sin saber por qué demonios había terminado bajo el cuidado del elegido, pero no podía preguntar mucho, de hecho, no sabía por qué tenía tanto miedo de hablar, de decir alguna cosa. 

  — Bueno, tal parece que ya entiendes que no estás más en Azkaban. —  Mencionó el cara rajada, sentado en un pequeño butaco al lado de la tina donde se hallaba Malfoy, descansando. El rubio volteó a verle, ladeando un poco el rostro y entrecerrando sus ojos. —  Es verdad, Malfoy. —  Sonrió levemente el chico dorado. —  Apuesto que, si yo no fuese real, no me imaginarías dándote un baño. 

Potter tenía un punto muy a su favor, eso y que él jamás imaginaría a Granger trayéndole un montón de cosas para su recuperación. Era una suerte que la sangre sucia no fuese una estúpida hostigante y más bien, mantenía era el trato con Potter, no con él.  

  — Ha pasado ya un mes desde que saliste de Azkaban, y a penas hasta esta semana creo que eres realmente consiente de las cosas. Estabas demasiado...ensimismado, supongo. —  Trató de explicarse el auror, rascando su nuca al poner en manifiesto que aún se le dificultaba expresarse un poco. —  ¿No quieres hablar? 

Malfoy andaba haciendo pequeños movimientos en el agua con sus manos, las cuales podía notar tan delgadas, al igual que su cuerpo. Estaba sorprendido de haber sobrevivido; si fue liberado de Azkaban, significaba que había cumplido con los cinco años de tortura diaria. 

Él era un sobreviviente.  

Harry notó que Malfoy había vuelto a perderse en sus pensamientos, solía pasar mucho, pero ya no por tanto tiempo como al principio. Ahora el chico aceptaba su presencia y sus acercamientos. Sus ojos empezaban a mostrar un poco más de emociones, la curiosidad y el disgusto más que todo. 
El rubio miraba como...analizando el estado en que se encontraba su cuerpo. El moreno mordió su mejilla interna y se levantó para tomar un espejo de mano. 

  — ¿Quieres ver tu rostro? —  Preguntó con cautela, y tal como esperó, Malfoy volteó a verle sorprendido. 

El más delgado observó el espejo que tenía Potter en las manos, y tembló...y temió con lo que podría encontrarse, pero definitivamente quería verse...lo necesitaba. 
Sacó suavemente su diestra del agua, y la extendió hacia Potter, esperando el espejo. El moreno se lo pasó con cuidado y Draco entonces acercó el mismo hacia su rostro. 

After All This Time / HarcoWhere stories live. Discover now