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  — Ron. —  Llamó Harry, una vez lo encontró cerca de un balcón, fumándose un cigarrillo. Aquello fue raro e hizo a Harry fruncir el entrecejo, no sabía que Ron fumaba. 

— Vete de aquí, traidor, no quiero hablar contigo. —  Escupió con rabia el pelirrojo, sin girarse pero mostrando la tensión en sus hombros. 

— ¿Traidor? ¿Por qué traidor? —  Insistió Harry, caminando hasta el otro sin intimidarse ni poco por sus palabras. 

— ¿Aún preguntas que por qué? —  Dijo aireado el Weasley. —  ¡Draco Malfoy, Harry! ¡De todo el maldito mundo mágico, tienes a Draco Malfoy en tu casa! ¿Qué sigue? ¿Que me digas que Nagini sobrevivió y la tienes de mascota? 

— ¿Nagini? —  enarcó una ceja, sin encontrar punto de comparación. —  ¿Crees que tener a Malfoy es comparable con algo como un Horrocrux o con Voldemort? —  Negó atónito. 

— Te recuerdo, Harry. Que él dejó entrar a los mortífagos a Hogwarts, que es un Slytherin, una serpiente venenosa y mentirosa. ¡Un cobarde que casi mata a una chica! ¡Que casi mata a Dumbledore! ¡Ellos mataron a Fred! —  Mientras hablaba, poco a poco el tono de voz de Ron subía, hasta acabar en los gritos y con el rostro más rojo que un tomate por la rabia. 

— Ya ha pasado mucho tiempo desde eso, Ron. —  Puntualizó Harry con voz demandante, sin retroceder ni verse afectado por al aparente ira de Ron. —  Él no fue quién mató a Fred y todo lo demás, éramos niños, él seguía los pasos de sus padres, y en cierto punto ya había sido amenazado y extorsionado. ¿Por qué no lo entiendes? ¡La guerra ya acabó!  

 — ¡Todos deberían de morir, en Azkaban! ¡Su condena fue mínima! Puede que la guerra se haya acabado pero ¿en verdad confías en él? ¿La persona que hizo nuestros días en Hogwarts imposible? ¿Que insultaba a Hermione...? 

— Ella se lleva muy bien con él. —  Le interrumpió de nuevo Harry, suspirando con fastidio. —  Ella ya perdonó y olvidó, ella siguió adelante Ron ¿Por qué tú...? 

Ron le propinó un fuerte puñetazo en la quijada al auror, haciéndole retroceder un par de pasos por el impacto. 
Harry sintió el sabor metálico de la sangre en su boca, y miró atónito entonces a su mejor amigo, el cual temblaba en rabia pura. 

— ¡Los dos son un par de traicioneros! ¡Murió mucha gente por su culpa! ¡Hermione es una maldita...! —  Pero no acabó de hablar, porque Harry ya se había levantado cuan largo era y lo había tomado de las solapas del uniforme, empujándolo y estampándolo contra la pared de piedra. Mirándole con ojos dolidos y enfurecidos, lo que hizo que la magia del auror se disparara, poniéndole los vellos de punta a Ron. 

  — Escúchame bien porque no lo volveré a decir. Por muy mi mejor amigo, hermano que seas, no permitiré que hables mal de Hermione. ¡Ella es tu novia y merece respeto! ¡Estoy harto de que te comportes como un crío de la escuela! ¡Madura de una vez Ron, madura porque la guerra ya acabó! ¡Y en unos años habrán más y más personas libres que buscan rehacer su vida, aún cuando jugaron del lado equivocado en la guerra! —  los orificios de la nariz de Harry, aletearon con fuerza debido a lo fuerte que estaba respirando. —  ¡La guerra se acabó y es algo que tendras que aceptar! ¡Fred no va a volver jamás! ¡Así como jamás lo harán mis padres, Dumbledore, Sirius! ¡Nadie lo hará y lo único que podemos hacer es seguir adelante y demostrarles que su muerte no fue en vano! ¡Que el mundo mágico mejorará para todos los malditos magos que quieran vivir en paz! 

Ron con rabia, le propinó un fuerte cabezazo a Harry, haciéndole tambalear y retroceder un par de pasos, sintiendo un dolor punzante en la frente. 

No se pudo reponer, cuando el pelirrojo ya se la había echado encima, en una pelea a puño limpió que Harry no se tomó la molestia en evitar. 

Ya le había dado muchas largas a Ron y ese cabezazo sólo le nubló. Empezaron una pelea a puño limpio, en donde por varios minutos Ron lideró al haber sido el que se tiró contra Harry, quitándole el equilibrio.
Sin embargo, el auror estrella no tardó en tomar el control, dándole una paliza a Ron que realmente necesitaba darle. Estaba harto, estaba enojado, estaba frustrado y liberar aquella rabia como "hombres" fue increíblemente liberador.  

Harry desahogó todas las veces que Ron le hizo sentir mal, desde que eran niños. Cuando le envidiaba, cuando no confiaba en él, cuando lo trataba de mentiroso. 
Uno a uno los puños se encajaban en el rostro ensangrentado de Ron, hasta que las voces aireadas de varias personas llenaron el lugar, escandalizadas. 

Edward y otro auror, tomaron a Harry de los brazos y lo separaron de Ron, el cual andaba tirado en el suelo ya sin ganas de intentar levantarse por el dolor. 
Robards había llegado, casi que al punto del desmayo al ver a Harry con sangre en la boca y con el tabique roto; no quería hacer una escena, por lo que los cinco aurores se desaparecieron de allí, directamente a la zona privada de San Mungo que trataba con discreción a sus aurores. 

Mientras, en la fiesta, Hermione parloteaba sobre la importancia de socializar en ese tipo de eventos, pero que realmente eso no se le daba, mientras un distraído Malfoy se preguntaba si Potter pensaba quedarse escondido toda la maldita velada. 
Hubo un punto en que, el jefe del departamento de aurores, dejó de mirarlo con recelo, luego de un aviso, para salir corriendo casi que despavorido por el mismo lugar por donde San Potter se había ido. 
Un mal presentimiento se instaló en el pecho de Draco, pero su línea de pensamientos fue interrumpido, al igual que el parloteo de Hermione, por nada más y nada menos que por Seamus Finnigan. 

  — No deberías de estar aquí, Malfoy, no eres bienvenido. —  Puntualizó con recelo, mirando fijamente al rubio. La serpiente hizo lo propio, y enarcó una ceja con desdén. 

— Él es invitado de Harry, Seamus, y tiene todo el derecho de estar aquí. —  Le defendió la bruja, apretando los puños. 

— No entiendo qué planea Harry, pero este no es un lugar para mortífagos y menos para él...maldito traidor cobarde. —  Señaló a Draco, con rabia.  

Malfoy le miró con indiferencia, aquellos insultos eran igual de patéticos que el pobre mestizo que los profesaba. ¿En verdad creía que con eso Draco se iría, herido de allí? Ese pobre Gryffindor ingenuo no entendía que él ya había vivido en el infierno, y que si había salido, un par de insultos no eran más que el zumbido de un molesto mosquito. 

— Seamus será mejor que... 

— ¡Hermione! —  Interrumpió Edward, el auror más joven del escuadrón de Harry.  Llegó un poco agitado, y miró a Seamus, esperando que se retirara. Éste miró con recelo a Malfoy y se fue de allí. 

  — ¿Qué sucede Ed? —  Preguntó la bruja, frunciendo el entrecejo mientras el auror miraba con desconfianza a Malfoy.  Hermione puso los ojos en blanco y se levantó para que Edward le pudiese decir las cosas en privado. 

Draco bufó de nuevo y volvió a centrarse en la copa de hidromiel que tenía en las manos, estaba deliciosa, aunque hubiese preferido un rico vino muy añejo. 
Estaba dándole un par de sorbos, mientras mantenía algunas miradas aireadas que aún recibía, cuando sintió a Granger tomarle del hombro para llamar su atención. 

Volteó a verle con fingida curiosidad, más la expresión preocupada y cansada que volvía a mostrar le hizo entrecerrar los ojos con sospecha. 

—   Harry y Ron se han peleado, están en San Mungo. ¿Quieres acompañarme? No estoy segura de que deba dejarte solo aquí. 

Draco miró su copa, ya se había sospechado que algo había pasado desde que el jefe del departamento de aurores había salido corriendo de la fiesta. 
Le dio el último sorbo y asintió, levantándose para que ella le guiara fuera del salón, tomándole del brazo para ejercer la aparición conjunta justo en San Mungo. 

Allí les informaron que ya casi salían el par de aurores, después de todo, curar moretones y tabiques rotos por una pelea a puño limpio era increíblemente sencillo. 
Por lo que, no tardaron en ver a Harry salir, con varios moretones en el rostro pero sin una gota de sangre sobre sí y con el tabique perfecto. 

El auror y el mortífago se miraron fijamente, de manera intensa por parte de Harry, y de una manera más apreciativa por parte de Draco.
El uno no fue consciente de lo bien que se sentía ver allí a Malfoy, y el segundo no puso atención al alivio que le invadió al ver a Potter de una sola pieza.  

Nadie notó tampoco, el hecho de que Hermione sonrió al ver a Harry y que en esta ocasión, la bruja no preguntó por Ron, sino que se desapareció junto con Draco y su mejor amigo, directo al número 12 de Grimmauld Place. 

*AriMinds* 

After All This Time / HarcoDonde viven las historias. Descúbrelo ahora