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No se podía mover siquiera, había decidido creer que era un simple sueño y no un recuerdo, pues ya había tenido que asimilar suficiente por un día y no sabía si sería capaz de asimilar eso también. Ahora su primera preocupación era hablar con Margaret, y sabia que en algún momento subiría a su dormitorio para controlar su estado de salud, o eso esperaba. El tiempo pasaba y no subía, pero ella aprovechó para dormir, pero esta vez no tuvo sueños extraños, si no que durmió plácidamente pensando en como sería un encuentro con su madre, si es que realmente estaba viva. 

Un fuerte golpe la despertó. Se reclinó rápidamente y quedó sentada en la cama. Entonces vio que había sido la puerta y se sorprendió al ver quien era la persona que la venia a buscar.

-Te esperamos bajo. Ayer no bajaste a cenar,-dijo Caroline con el tono al que ya la tenía acostumbrada.

-Me siento indispuesta, Caroline. No saldré hoy tampoco de mi cuarto.

-Kyla, debes bajar, no quieres molestar a tu prometido, ¿no?

-¿ANGUS? ¿Por qué ha venido Angus?

-Vas a bajar te guste o no, Kyla. Si no bajas Angus subirá aquí. Y ambas sabemos lo que pasaría si sube. Y no quieres eso, ¿verdad que no?

Kyla negó con la cabeza.

-Lo suponía. Así que vístete lo mejor que puedas, aunque dudo que puedas mejorar algo tu aspecto, y baja al comedor. -y diciendo esto ultimo con gran desdén se marchó.

Kyla salió de la cama sin ganas, pues lo que menos le apetecía en estos momentos era tener que lidiar con Angus, pero sabía de lo que era capaz su hermanastra y le convenía hacer lo que le decía, por mucho que no tuviera ganas, así también podría hablar con Margaret si es que no la volvía a ignorar. Entonces se puso en pie y se dispuso a vestirse. Se puso el corsé y un precioso vestido rojo. Cogió el collar de perlas que tenia de su madre y se dejó caer el cabello sobre él. Abrió la puerta y se dirigió al comedor. Había mucha gente algunas de las cuales no las había visto nunca, pero la mayoría eran amigos de Diane y algunos amigos de la familia, como Duncan Smith, gran amigo de su padre, a quien fue corriendo a saludar.

-¡Kyla! Estas preciosa. ¡Qué orgulloso estaría de ti tu padre! Estoy muy feliz de poder compartir este día contigo.-dijo Duncan mientras Kyla asentía sin siquiera escucharle, estaba viendo a Margaret discutir con Diane, algo que no le resultaba agradable. Observó como Diane se marchaba y Margaret comenzó a hacerle gestos con la mano para que se dirigiera a ella.

-Muchas gracias. Discúlpame un momento, luego hablamos y me cuentas como están Brian y Luke, la ultima vez que los vi eran muy pequeños.

Kyla se dirigió rapidamente a donde estaba Margaret y una vez juntas salieron al establo. Margaret estaba muy seria y no dijo ni una palabra, caminaba con brío y ni siquiera miró a Kyla a la cara hasta que llegaron y cerró la puerta tras ellas.

-Lo han hecho, pensaba que no serían capaces pero lo han hecho. Prometí a tu padre que te protegería y te mantendría a salvo, pero no permitiré que te marches con ese hombre. Le he fallado y que me perdone por lo que voy a hacer, pero no me queda otra opción.

-Margaret, no entiendo nada, por favor explícamelo.

-Quieren casarte con Angus hoy mismo. Esa es la razón de que haya tanta gente. 

-¿Qué? ¿Me quieren casar ya? Odio a esas mujeres. Pero, ¿qué tiene que ver eso con papá?

-Llevo guardándolo mucho tiempo, pero creo que es hora de saberlo, lo prometí, pero no puedo permitir que te cases con ese hombre y vivas una vida triste e infeliz. Sabes de lo que hablo, ¿verdad? ¿A caso no es de eso de lo que deseabas hablar ayer con tanta urgencia?

Kyla asintió.

-Es verdad, Kyla. Tu madre es Aileen Sutherland. No puedo explicarte mucho más, hice una promesa y ya estoy incumpliéndola demasiado. 

Kyla no sabía que decir, pues pese a lo que le había dicho la mujer de la cabaña, quería pensar que eran simples locuras de una anciana, pero era verdad. Entonces recordó que la mujer la esperaba. 

-Se que tienes muchas preguntas, querida, pero ahora no es momento de resolverlas. Debes marcharte o te verás casada con un hombre que no te merece. John ha preparado a Blue, y yo he guardado algo de comer en la bolsa que lleva con ella. Te echaremos de menos, pero ha llegado el momento.

-Margaret, no puedo hacer esto. No puedo marcharme. Lo he deseado muchos años pero no puedo separarme de ti o de esta casa. Eres la única familia que me queda.

-No es verdad. Busca a tu madre. La dulce Aileen, -dijo con un suspiro y cogió la cara de Kyla entre sus manos mientras recogía los mechones que le caían sobre la cara- me recuerdas tanto a ella... nadie dudará de que eres hija suya, pues cualquiera diría que eres ella en la época en la que conoció a tu padre. Vive en Dunrobin, allí la encontraras. Se que debes encontrarte con Annette, así se llama la anciana de la cabaña, ella sabrá lo que debes hacer para llegar a Dunrobin, confía solo en ella y en nadie mas que no conozcas. 

-Ven conmigo, por favor. Deliah y tu. Os necesito conmigo.

-No podemos. Por favor, lleva cuidado mi pequeña Kyla. Sabes que te quiero como a mi propia hija, no nos escribas, no quiero que las señoras odiosas se enteren de donde estas. Sabrás de mi gracias a Annette. Te quiero. Para siempre.

Entonces se abrió la puerta del establo y las dos se miraron asustadas. Margaret hizo un gesto a Kyla para que se fuera corriendo y ella obedeció. Quien abrió la puerta fue Diane, que enfadada buscaba a Kyla.

-¿Has visto a Kyla, Margaret? No podemos dar comienzo a la ceremonia sin ella.

-No, no la he visto desde ayer, que se sentía indispuesta. Me disponía a subir a arreglarla cuando su hija me detuvo y propuso voluntaria a despertarla ella misma. 

-Gracias, seguiremos buscando y avísame si la ves.

Kyla, quien corria como nunca fue al encuentro de John y su yegua. Estaban escondidos tras un árbol no muy lejos pero lo suficiente como para ser difícil llegar a ellos con un vestido tan pesado. Una vez llegó a ellos dio un fuerte abrazo a John y se dispuso a montar a Blue, pero el vestido era tan pesado que le era imposible, por lo que se lo quitó y lanzó el vestido a unos arbustos, quedándose así en camisón.

-Señorita no creo que eso sea lo más adecuado. No sabe a quien se podría encontrar en el camino. Vístase ahora mismo. -exclamó John muy serio.

-No te preocupes, John. Se defenderme.-dijo dandole un beso en la mejilla.

-Se la extrañará por aquí. Espero que encuentre lo que anda buscando y pronto sepamos de usted. Mi corazón siempre será suyo.

-Ay, John, que afortunada será la mujer que ocupe tu corazón. Os extrañaré hasta volvernos a encontrar. No me olvidéis por favor. Prometo volver.

Entonces montó a Blue, ahora mucho mas fácilmente y emprendió su camino hacia la vieja cabaña de la manera que nadie estaba acostumbrado a verla, excepto aquellos misteriosos ojos, que la observaban satisfechos y dispuestos a cumplir su misión.

CON UNA CONDICIÓNWhere stories live. Discover now