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Kyla despertó con un fuerte ruido y se incorporó rápidamente, gesto que causó un gemido por el dolor del brazo, el cual debía admitir que había mejorado tras la ayuda de Niall. Pensar en él y el momento compartido la noche anterior hizo que se pusiera en pie y saliera de la tienda en su búsqueda. Una vez fuera pudo observar que los hombres ya tenían prácticamente todo recogido y se dio cuenta de que ya habían pasado algunas horas desde el amanecer, por lo que no entendía que hacían aun allí. Se cruzó con algunos hombres mientras caminaba hacia donde estaban los caballos, algunos le sonrieron y otros muchos ponían caras largas que ella era incapaz de comprender de donde venían. Cuando ya podía divisar a lo lejos el blanco pelaje de Blue, alguien la agarró del brazo adentrándola en el bosque, no fue capaz de ver su rostro por mucho que lo intentó, pero cuando aquella persona habló supo que estaba a salvo.

-¿Ha dormido bien?

-Sí, mi brazo está mucho mejor y no me ha dado ningún problema, gracias. ¿Y usted, puedo reconciliar el sueño tras nuestro paseo?

-Debo admitir que es difícil dormir como un bebé para un hombre con tantas preocupaciones como yo tengo, pero no he dormido mal.

-¿Tantas preocupaciones? ¿No será usted rey?-preguntó ella mofándose de él.

-Se ha levantado usted graciosa por lo que veo. Está bien, le hará falta ese buen humor para aguantar el camino.

-¿No deberíamos ir ya? Parece que sus hombres ya lo tienen todo listo.

-Claro, claro, después de usted señorita Kyla.

Llevaban ya varas horas de viaje sin haber parado cuando Kyla no pudo aguantarlo más y se acercó a uno de los hombres que no dejaba de mirarla. Se trataba de Ewan, uno de los hombres que había ayudado a Niall con su brazo y a parte de darle las gracias pretendía averiguar si era capaz de entenderla. Así que clavó los estribos en su yegua y aceleró hasta llegar a él, quien al verla la miró extrañado y apartó la vista intentando disimular. Se trataba de un hombre grande y moreno con una barba demasiado espesa que no dejaba apreciar las facciones de su rostro, pero no parecía mayor y pese a ser oscuros, el tamaño de sus ojos dominaba su rostro.

Sin nada que perder, Kyla decidió quedarse junto a él y esperó a que se dirigiera a ella o al menos la mirara para sonreírle, pasaron algunos minutos y comenzó a desesperarse, por lo que le habló:

-¡Hola! Mi nombre es Kyla Woods, dudo que nos hayan presentado. -dijo esperando una respuesta.

El hombre la miró algo confundido, lo que Kyla interpretó como un signo de que no la entendía, pero entonces fijó la mirada junto a ella y asustada se giró, tan rapidamente que se chocó con quien se había colocado junto a ella, Niall.

-Lo siento, discúlpeme.

-Venía a comprobar como lo llevaba pero veo que intenta hacer amigos. Estaría mejor que se los buscase de los que hablen su idioma pero no soy quien para juzgar sus gustos. Ewan es bastante simpático.

-¿Ninguno de ellos me entiende? ¿Solo usted?

-Si, señorita. Yo le sugeriría aprender algo de gaélico si pretende continuar viviendo en las Highlands, no está muy bien visto el hablar ingles, ¿no se ha dado cuenta de cómo la miran mis hombres? Si usted no entiende otra cosa a mi no me importa, pero no es de mi agrado el hablar inglés. Es idioma de sassenachs.

-Es usted un hipócrita. ¡Estoy aquí porque me obligó a viajar con usted!

-Yo en ningún momento la obligué, podría usted haber escapado perfectamente, no la veo interesada en ello, ¿me equivoco?

-¿Qué insinúa?

-No insinúo nada, simplemente le estoy diciendo que debería usted aprender gaélico, a no ser que le guste llevar el cartel de Sassenach cada vez que abra usted la boca.

-¿Me puede decir qué le ocurre? Creo que no merezco este desprecio repentino por su parte señor MacLeod, está siendo usted descortés.

-Piense en lo que le he dicho, solo eso.

El resto del camino hasta la siguiente parada lo pasó pensativa, aún confundida por la actuación de Niall, ya que en ningún momento anterior había demostrado ese pensamiento hacia ella. Estaba algo separada del grupo, el saber que realmente no era bienvenida allí le hacía sentir mal pero no entendía por qué la habían obligado a estar allí si no la querían. Su cabeza estaba hecha un lío y sabía que debía conseguir hablar con más personas y resolver sus dudas, las que estaba claro que Niall no pretendía resolver.

Pararon junto a un pequeño nacimiento de un río, ella continuó separada de los demás. Mientras los hombres reían, bebían y se refrescaban, ella se sentó sobre una mohosa roca junto al río algunos metros más lejos y siguió pensando mientras acariciaba a Blue. De repente sintió una pequeña piedrecita en su cabeza, luego en su pierna, a continuación la vio caer en la hierba...

-¿Pero que...?- dijo mientras se giraba.

Lo que sus ojos vieron la pilló desprevenida, a lo lejos, tras unos frondosos árboles pudo observar la espesa y grande barba de Ewan, sus grandes ojos la miraban fijamente y le hacía señas para que se dirigiera a aquel lugar. Kyla miró a su alrededor, y tras intercambiar algunas miradas con Blue decidió acudir, pese a no confiar del todo en él sentía mucha curiosidad por saber lo que quería y llevaba muchas horas aburrida, por lo que no le venía mal charlar un rato con alguien, aunque no sabía cómo, pues no hablaba su idioma.
Se levantó de la roca e intentó acudir disimuladamente, pero entonces se dio cuenta de que nadie la miraba y podía caminar todo lo sospechosamente que quisiera, pues nadie lo iba a notar. Aceleró el ritmo y llegó bastante más rápido de lo que esperaba. Caminó en círculos buscando al hombre sin éxito, parecía haberse evaporado, así que dio media vuelta y puso rumbo al río de nuevo.

Llevaba ya algunos minutos caminando y escuchó un ruido, se asustó, pues estaba sola en el bosque y demasiado lejos de los hombres y su daga, la cual estaba en la bolsa que llevaba Blue. Odiaba sentir ese miedo y le parecía injusto que fuera un miedo que solo sentían las mujeres, siempre había querido aprender a luchar para poder combatir aquel miedo, pero nunca nadie se lo había permitido. Siguió caminando cautelosamente para no hacer ningún ruido y así no llamar la atención de alguien que quisiera hacerle daño. Cuando ya podía ver a su yegua y el resto de hombres vio una imagen muy inesperada: Niall estaba orinando en un árbol. No supo si era por el cúmulo de miedo o simplemente por aquella imagen, pero empezó a reír a carcajadas y se escondió tras un árbol.

-¿Quién anda ahí? -preguntó él desenvainando su espada.

Ella no respondió y se tapó la boca con las manos tratando de hacer el menor ruido posible. Él echó un vistazo rápido a su entorno, se subió los pantalones y volvió caminando con brío junto al resto de sus hombres, minutos más tarde ella hizo lo mismo.

CON UNA CONDICIÓNWhere stories live. Discover now