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Kyla ni siquiera se sobresaltó al escuchar el fuerte golpe de la puerta, pues estaba ocupada intentando tapar la herida que le había hecho al hombre. Cuando este se había lanzado sobre ella, y tras algunos forcejeos, pese a no ser débil, por culpa de su brazo malherido, el hombre había podido con ella y pretendía hacer algo a lo que ella no estaba dispuesta, por lo que no le había quedado otra opción que hacer lo que días atrás había hecho con otro hombre, le clavó la daga en un costado. Pero en la otra ocasión huyó con su yegua y lo dejó allí, ahora estaba en una habitación y en presencia de Niall, no podía actuar del mismo modo. Se sentía algo estúpida por no haber pensado antes en las consecuencias de sus actos, pero no estaba dispuesta a que nadie le quitara su honor, por lo que no había visto otra salida. Ahora solo esperaba que Niall la ayudara.

Niall se había quedado de piedra, esperaba que la mujer tuviera valor, puesto que por sus venas corría la misma sangre que la de su madre, quien nunca había sido una señorita. Pero no se esperaba aquello. Había un hombre desangrándose a sus pies y no era otro que Henry Wallace, su familia era muy amiga del rey y se encargaba de gran parte del comercio externo, por lo que no podían permitir que muriera.

-¡¿Se puede saber que ha hecho?!-exclamó mientras se dirigía hacia él.

-¿Protegerme? Este hombre pretendía violarme. No soy ninguna ramera.-exclamó Kyla levantando la voz con indignación.

-Se le veia muy cómoda subiendo las escaleras hasta su dormitorio.-respondió él serio y desafiante.

-Está usted loco si piensa que compartiría lecho con este asno. Simplemente pretendía darle una lección, parece que no está acostumbrado a que le rechacen. Que si sabe quien es me decía. Un cerdo engreído.

-¿No sabe quien es? Es Henry Wallace, su padre es el Lord William Wallace, mano derecha del rey. Este hombre no le tomaba el pelo, dice la verdad, puede hacer lo que le de la gana.

Kyla comenzó a asustarse, se había metido en un lío.

-No se preocupe, señorita. No va a morir. Pero tenemos que actuar rápido. Coja las sábanas y córtelas con la ayuda de mi espada, las utilizaremos para evitar que salga más sangre, mientras yo hago eso usted bajará a pedirle a mi tía un barreño con agua caliente.

-De acuerdo.-dijo asintiendo con la cabeza agachada.

Kyla hizo lo que le pedía Niall intentando disimular lo mejor que podía su dolor en el brazo, cada vez estaba más segura de que estaba roto pero no quería ser un problema más, quería resolver lo de Henry lo más rápido posible y luego se encargaría ella de sí misma. Se sorprendió al ver lo bien que manejaba la situación, no era muy normal que un hombre actuara así, normalmente eran las mujeres las que se ocupaban de cosas así, pero le gustó ese aspecto del hombre. Una vez que parecía que el hombre dejaba de sangrar, bajó a pedirle a Meghan el agua, no se esperaba que fueran familia, pero no había querido preguntar mucho porque no parecía lo adecuado en la situación en la que se encontraban, pero planeaba preguntarle más adelante. Meghan le dio lo que pedía rápidamente y ella lo agradeció. Subió las escaleras con brío y cuando entró a la habitación de nuevo se encontró a un Niall muy atractivo. Se había quitado su chaqueta y ahora llevaba solo una camisa blanca medio desabrochada por la que podía ver su pecho, tenía una cicatriz que lo recorría y sintió la necesidad de preguntar cuando él la miró.

-Bien, ahora lavaremos la herida y nos iremos. Le he dado bastante whisky para que no se despierte en un rato. No queremos que se meta usted en líos.

Kyla asintió y se sentó al borde de la cama observando como Niall curaba la herida. No era profunda, por lo que se curaría sola y sin puntos. Entonces vio el vestido que se había quedado sobre el escritorio. No sabía de quien era pero quería llevárselo, lo necesitaba, estaba cómoda en aquella ropa, pero sabía que no era femenina y podía ser que su madre la rechazara si la veía aparecer así, por lo que decidió cogerlo bajo la mirada de Niall.

-¿Qué hace?

-Voy a cambiarme.

-¿Es suyo ese vestido a caso?

-Claro que sí, lo compré de camino.-mintió- ¿Le importa que vaya a mi habitación un segundo y me cambie?

-Si así lo prefiere... Pero no me queda mucho aquí, la herida tiene mucho mejor aspecto, no tardaré en bajar. Nos encontraremos en la puerta.

-Gracias.-respondió mientras cerraba la puerta tras ella, cuando esta rozó su brazo soltó un gemido de dolor y rezó porque Niall no lo hubiese escuchado.

Se dirigió a su habitación y se cambió lo más rápido que pudo, sorprendentemente le quedaba bastante bien, necesitaba meterle un poco de la cintura y arreglar la parte de los hombros pero no le sentaba mal. Finalmente se recogió el pelo en un moño, que no fue fácil de hacer con una mano, recogió la ropa que se había quitado y guardándola en un capazo se dirigió hacia las escaleras sintiéndose ahora mucho más femenina. Se sentía cómoda también con la otra ropa pero le apetecía ponerse un bonito vestido como aquel, era color beige, el corpiño se le ceñía al pecho perfectamente y la falda era de una tela que fluía. No era voluminoso, era bastante cómodo sobretodo para cabalgar, algo que le importaba mucho, se sentía como si llevara un camisón.

-Vaya-exclamó Niall nada más verla salir por la puerta.-Le sienta muy bien, señorita.

-Gracias, debo de hacerle algún que otro arreglo aun. Pero cambiando de tema, ¿cómo está el señor Wallace?

-Sobrevivirá, le he contado a mi tía lo de su desencuentro y le he pedido discreción, ella se encargará de controlar que esté bien, pero era una herida poco profunda, aunque unos centímetros más a la derecha y podría haber tocado un pulmón.

-Soy un desastre. Pretendía darle una lección y me salió mal.

-No debería meterse en esas cosas, si un hombre es un asno, como usted dijo, que lo sea por si mismo, no es su deber hacer nada.

-Se que es difícil de comprender, pero no puedo soportar ese tipo de comportamiento. Por lo que siempre he de actuar.

-Bueno, mientras no vuelva a poner su vida en peligro no será un problema para mi, pero debe tener en cuenta que ahora no solo peligra su vida, sino la mía y la de mis hombres también.

-¿Qué está usted diciendo?

-¿No pensará usted que después de lo de hoy la dejaré viajar sola? Usted viene conmigo y mis hombres. Partimos esta noche.

-No puede obligarme.

-Hicimos un trato, señorita. Me dio su palabra.

CON UNA CONDICIÓNWhere stories live. Discover now