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Niall entró a la posada temprano por la mañana. Preguntó a su tía Meghan por Kyla, dudaba que hubiera aparecido, pero se alegró de saber que había cumplido el trato. No quiso que su tía la avisara de que estaba allí, por lo que decidió esperar en la zona más alejada de la taberna pero con visibilidad de toda ella. Tras dos jarras de cerveza, la vio bajar, llevaba la ropa de uno de los captores, algo que en un principio le inquietó pero agradeció al ver lo bien que se le ajustaba a sus curvas. Pese a no conocer el lugar, parecía bastante segura de lo que hacía y tras sonreír a Meghan, vio como se sentaba en una mesa. Observó embobado cada movimiento de aquella mujer y le encantó verla jugar con sus rizos, tenía una melena larga y oscura, la cual no había duda de que había heredado de su madre. Entonces, vio acercarse a un hombre, Henry Wallace, lo conocía bien. Era un hombre rico y poderoso, pero sobretodo un mujeriego, por lo que se puso en alerta. 

Kyla parecía no inmutarse por la presencia de aquel hombre, estuvo a punto de llamarle la atención, era indecoroso que aquel hombre la mirara de esa manera, pero entonces vio como ella le paraba los pies a aquel hombre, momento en el que agradeció su osadía y sonrío, pero poco le duro, puesto que después vio como se la llevaba a un rincón, al cual no alcanzaba su vista y comenzó a ponerse nervioso. No podía dejar que aquel hombre le hiciera nada a Kyla, pero no podía hacer nada si ella estaba de acuerdo. Rezó porque la mujer mostrara su personalidad y se lo quitara de encima, pero entonces vio como lo seguía escaleras arriba y a punto estuvo de lanzar su jarra contra el suelo. Por lo que decidió salir a despejarse mientras aquellos dos terminaban lo que pretendían hacer.

Henry abrió la puerta de la habitación lo más rápido posible, pero su estado de embriaguez le hacia tambalearse y Kyla no pudo evitar rodar los ojos, pues aquel hombre era insufrible.

-Permíteme que la abra yo. -sugirió apartando al hombre de la puerta.

-Estas deseosa de compartir lecho conmigo, Kyla. Sabía que no me equivocaba contigo.

Kyla abrió la habitación y la inspeccionó con la mirada, era mucho más grande que la que ella había ocupado la noche anterior, pero tenía chimenea también. 

Una vez los dos habían entrado, el hombre se abalanzó sobre ella, lanzándola sobre la cama mientras le besaba el cuello torpemente. Kyla se movía suavemente, pero al contrario de lo que Henry pensaba, no disfrutaba, sino que intentaba alcanzar su daga, la cual había guardado en una de sus calzas. No planeaba matarlo, pero sí escapar. Cuando pensó que tenía la daga lo suficientemente fuera de la calza, giró sobre si misma poniéndose sobre el hombre, algo que lo enloqueció aún más. Le quitó el cinturón y con él le ató las dos manos, al principio el hombre no parecía convencido y cuando se dispuso a quejarse, ella insistió en lo mucho que disfrutarían, por lo que el hombre calló y la dejó continuar. Tragando saliva, Kyla se acercó al hombre y cuando este se entregó por completo para recibir un beso de aquella mujer que le había cautivado, ella le mostró su daga en su lugar. Con ella en el cuello, el hombre la miró y sonrió.

-Kyla, no deberías jugar con esas cosas. -dijo el hombre muy tranquilo poniendo la mano sobre la daga.

-No bromeo. No se quien se ha creído usted para sentirse superior a mi, nunca conseguiría nada de mi. Ni aunque fuera el último hombre del país. Compadezco a aquellas que han caído en su red, pero yo no seré la siguiente. Ahora, va usted a escucharme.-respondió Kyla muy segura de sus palabras cogiendo la daga con más firmeza.

-Admito que me sorprende, no solo una ramera sino también una ladrona. Siento comunicarle que no encontrará mucho, pues ya fui desvalijado anoche por unos delincuentes a los que ya están buscando, no me gustaría que fuera la siguiente en busca y captura, acabaría en la horca, por delito contra un hombre como yo.

-¿Un hombre como usted? 

-¿Pretende usted hacerme creer que no sabe quién soy?

-No, Henry Wallace, siento comunicarle que se perfectamente quien es usted. Usted es un engreído y un imbécil que cree que tiene a su disposición a cualquier mujer que se encuentre y lamento decirle que se equivoca. 

Henry rió y ella lo miró desafiante con la mirada. ¿Quién se había creído ese hombre?

-Kyla, Kyla... Mi familia es una de las familias más poderosas de Escocia. Pero pese a este acto que consideraré un malentendido, si olvidamos esto y continuamos por donde lo habíamos dejado, no presentaré cargos.

-Se ha vuelto usted loco si piensa que compartiré lecho con usted, señor Wallace. Y por cierto, llámeme señorita Woods, no somos amigos.

-Y si no me va a robar, ¿qué pretende?

-Darle una lección, demostrarle que una mujer puede ser mucho mas que un objeto sexual. Pero parece que es usted un asno con todas las de la ley, por lo que ya he acabado todo lo que pretendía hacer aquí. 

Entonces, abrió un armario, donde antes le había parecido ver un vestido y se sonrió cuando comprobó que así era. Lo pensó unos instantes, pero finalmente lo cogió, junto con la llave de la habitación que antes había visto que Henry dejaba sobre el escritorio de madera junto a la ventana. Cuando se dirigía a la puerta para marcharse de allí dejando al hombre atado y con la intención de cerrar la puerta con llave al marcharse, notó como alguien se abalanzaba sobre ella y sin quererlo dejó escapar un gemido de dolor por el fuerte golpe que se había dado en el brazo contra el suelo, seguramente se lo habría roto. 

Por otro lado, Niall quien ya se había despejado y subía a la habitación de Kyla dispuesto a regañarla por sus actos, escuchó un fuerte golpe seguido de un doloroso gemido y no pudo evitar pensar en  Kyla, si se trataba de ella, era su deber protegerla. Por lo que se dirigió hacia la habitación desde donde procedía el ruido. Volvió a escuchar golpes y lo que parecían dos personas forcejeando y luchando, por lo que sin pensarlo dos veces, tiró la puerta abajo sin saber si realmente se trataba de Kyla o si se estaba metiendo en problemas verdaderamente importantes.

CON UNA CONDICIÓNDonde viven las historias. Descúbrelo ahora