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La primera cita. Todo estaba saliendo bien. Sagitario y Piscis paseaban por el parque de diversiones tomados de la mano, mientras ella comía una manzana acaramelada. Era un lindo día, hacía calor, pero no era sofocante, y se habían subido a la mayoría de las atracciones.
Ya había anochecido hacía un rato cuando Sagitario insistió en ir a cenar a un restaurante que no estaba muy lejos. Piscis aceptó y cenaron ahí.
Todo iba bien, comieron, se rieron bastante, pagaron la cuenta y salieron al estacionamiento. Se quedaron un rato hablando en el auto, sin siquiera encenderlo. Ambos se gustaban mucho y se llevaban muy bien, ninguno quería que la noche terminara.
Piscis se fue acercando lentamente para besarla y Sagitario lo dejó. Por desgracia, unas voces afuera interrumpieron el dulce beso.
–Tenemos que encargarnos del chico –decía un hombre afuera.
–¿Pero como? No podemos simplemente decirle que nos vea en el río. –dijo otra voz masculina.
Sagitario escuchaba atentamente, la curiosidad la estaba matando. Piscis, en cambio, quería irse a su casa lo más rápido posible, pero al ver el interés de la chica, no se movió, a pesar del miedo que tenía.
–De eso me ocupo yo –escucharon decir a una mujer –Ustedes preparen todo, no hay que dejar rastros.
Cada uno se fue por su lado, ninguno de los dos adolescentes se movieron hasta que escucharon el motor de dos autos y una motocicleta alejándose.
Piscis, sin decir nada, puso el auto en marcha y empezó a conducir hacia la casa de Sagitario, intentando alejarse lo más posible de aquella extraña situación. Por desgracia para él, ella tenía otra idea totalmente diferente.
–Sigámoslos –dijo Sagitario.
–Pero es peligroso...
–No importa, imaginate lo que le pueden hacer a ese chico. Por favoooooooooooooooooooor.
El terminó cediendo, y, a pesar del miedo, siguió uno de los autos discretamente, a una distancia prudente para que no se diera cuenta. Unos minutos después, un hombre bajó del auto y se dirigió hacia el acantilado. Ellos, a varios metros de distancia, esperaron a que llegaran los demás. Si los veían, podrían usar la excusa de que estaban en una cita, lo cual, técnicamente era cierto.
–¿Cuanto van a tardar los otros? –preguntó Sagitario, impaciente.
–Parecían apurados en el estacionamiento, dudo que tarden mucho –murmuró Piscis, nervioso.
Unos minutos después, llegó otro hombre y a la media hora apareció una mujer, acompañada de quien parecía ser un chico de su edad. El muchacho parecía asustado, no para de mirar a su alrededor y tenía la mano sobre el bolsillo trasero.
–¿Que intenta agarrar? –preguntó Sagitario.
–Una pistola –respondió Piscis, mandándole un mensaje a su padre.
No podían escuchar de lo que hablaban, así que se tuvieron que conformar con observar cada movimiento. Como solo hablaban y giraban la cabeza de vez en cuando, la castaña casi se duerme sobre el hombro de su cita, pero de despertó totalmente cuando vio un movimiento brusco afuera. El chico había sacado su arma y apuntaba a uno de los hombres, pero el otro y la mujer también tenían pistolas y las sostenían sobre la cabeza del chico.
–Tenemos que ayudarlo –dijo Sagitario.
Piscis, viendo como le arrebataban el arma al chico y la lanzaban en dirección a su auto, rogó porque su padre hiciese algo rápido ¿Cuanto podría tardar?
–Es demasiado peligroso...
–No podemos dejarlo morir –insistió ella.
Ambos salieron del auto sigilosamente, y Sagitario encontró el arma del chico, pero se la dio a Piscis porque no sabía como usarla.
–¿Sabes disparar? –preguntó ella, agachada para que no la vieran.
–Mi papá es policía, me enseñó a los trece. –a pesar de que odiaba el tiro, tenía buena puntería.
En esos dos segundos pasaron muchas cosas. El hombre con la pistola sacó el seguro para dispararle al chico. La policía llegó. Piscis disparó.
Unos minutos después, uno de hombres y la mujer estaban esposados, el otro estaba en la ambulancia (el disparo no había sido letal, le había dado en la pierna) y ya estaban llevando al chico a su casa.
Sagitario estaba en la casa de Piscis, esperando a que el padre del chico volviera de la estación con noticias. Ambos estaban sentados en el sillón tomando un té que la madre del signo de agua les había hecho.
–Fue una cita interesante... –comentó ella, revolviendo el té inconscientemente.
El asintió, todavía estaba procesando todo. Como habían ido de estar cenando en una cita normal a casi matar a un delincuente. Aunque, a pesar de que nunca lo admitiría, le había gustado un poco toda la adrenalina.
–Esto puede tardar bastante y ya es tarde ¿Querés que te lleve a tu casa? –preguntó Piscis. Los padres de la chica la matarían, ya eran las tres de la mañana.
–Estoy bien acá –dijo ella, abrazándolo.
El sonrió y la acercó más a él.
–Tus papás no te van a dejar volver a salir conmigo ¿No? –preguntó Piscis, después de un rato.
–Dudo que me dejen salir y punto –dijo Sagitario –así que vas a tener que venir a visitarme.
El chico besó su cabeza. Nunca había pensado que una cita pudiese terminar de esa manera, pero, por otro lado, no le importaba. Ella estaba bien ¿Que era lo peor que podría pasar?
Este capítulo es para @112379739575008pr espero que te haya gustado 💙