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*Finjan que ahí dice Géminis y no Virgo xd*
Era una mañana de sábado, y Géminis se despertó con nauseas, como todos los días desde la semana anterior. Sospechaba que estaba embarazada, pero se negaba a creerlo. Estaba en su último de universidad, ya faltaba poco para que se recibiera, y tenía un trabajo asegurado en la empresa familiar, por lo que mantenerlo no debería ser tan complicado, sus tíos eran los dueños. Lo difícil sería la parte de la crianza, ya que no sabía quien era el padre y nunca se había llevado muy bien con el bebé.
Decidió llamar a Capricornio, una de sus mejores amigas, para preguntarle si podía hacerse el test en su casa, ya que no quería que sus padres se enteraran hasta estar segura.
Media hora después, estaba en la casa de su amiga. A pesar de que se conocían desde siempre, el ambiente estaba algo tenso entre ellas, en especial desde que Capricornio había anunciado que era bisexual, ya que era bastante obvio que le gustaba Géminis. La geminiana tenía que admitir que no le molestaría estar con su amiga, pero no estaba lista para que todos supieran.
Casi no hablaron hasta que llegaron las gemelas, Libra y Escorpio, quienes vivían con Capricornio. Ellas dos eran muy buenas amigas de Géminis y, a penas supieron lo del posible embarazo, se dirigieron a una farmacia a comprar un test.
Una vez en el baño, Géminis entendió la seriedad de la situación. Su futuro dependía de los resultados del test. Si daba positivo, su vida cambiaría para bien o para mal.
Respiró profundo y se hizo el test. Cinco minutos después, salió del baño y le mostró el resultado a sus amigas, quienes no supieron como reaccionar con las dos rayitas.
–Felicidades. –dijo Libra, aunque sonó más como una pregunta.
–¿Es de ese tipo con el que estuviste la semana pasada? –preguntó Escorpio.
–Si, es la única persona con la que estuve en toda mi vida. –respondió Géminis, inquieta. Nunca se había sentido lo suficiente atraída hacia ningún hombre como para estar con él, así que no lo había hecho hasta el fin de semana anterior, y fue más por curiosidad que por atracción. –Pero yo quería saber como se sentía, no esto.
Todas se quedaron calladas, no sabían que decirle. La conocían desde siempre y sabían que a Géminis no le gustaban los hombres, a pesar de que ella lo negaba, una vez lo había admitido, pero solo después de varios shots de tequila.
–No te preocupes. –le dijo Capricornio. –Sin importar lo que quieras hacer, nosotras vamos a estar con vos.
–Si. –coincidió Libra. –No vamos a dejarte sola en esto. –abrazó a Géminis, y ella correspondió al abrazo, aliviada de contar con ellas.
Decidió (con la ayuda de Capricornio) que debería decirle a sus padres del bebé, pero nunca había esperado que ellos la echaran de la casa. Le dijeron que no se harían cargo de "sus errores". Géminis salió de la casa con una valija enorme y llorando a moco tendido.
Al verla así, la capricorniana, quien era la que la había acompañado hasta su casa, la abrazó, cosa no muy normal en ella, ya que le incomodaba mucho que invadieran su espacio personal.
–Me odian. –murmuró Géminis.
–No, no... –dijo el signo de tierra, aunque se sintió como una mentirosa, acariciando el cabello de la chica. –Solo están asustados, ya se van a disculpar.
El signo de aire se secó las lágrimas con la manga de su buzo y comenzaron a dirigirse hacia la casa de Capricornio.
A penas las gemelas escucharon lo que había pasado, decidieron que se mudaría con ellas. Como la casa solo tenía dos habitaciones y Libra compartía con Escorpio, Géminis debería quedarse en el cuarto de Capricornio, quien le cedió su cama ya que estaba embarazada y no debería dormir en el piso.
Las semanas se convirtieron en meses rápidamente, y la panza de Géminis ya comenzaba a notarse. Con cuatro meses de embarazo la geminiana se graduó de la universidad y comenzó a trabajar en la empresa de su familia desde su casa (como se encargaba de llamar a clientes que no habían pagado, podía hacerlo sin moverse de su cama siempre y cuando tuviera el celular y la computadora cerca), hasta que faltó poco para que el bebé naciera.
Una noche, Capricornio se despertó gracias al llanto de Géminis. Todavía medio dormida, se sentó al lado de su amiga y la abrazó.
–¿Que pasa? –preguntó, con voz de dormida.
–No-no s-sé si vo-voy a... a p-poder... poder cria-criarlo so-sola... –tartamudeó entre sollozos.
–No estás sola. –dijo Capricornio, obligándola a mirarla a los ojos. –No soy una experta en maternidad, pero voy a ayudarte en todo lo que pueda.
Sin pensarlo, Géminis la besó. Ya dejó de importarle lo que su familia podría pensar. En esos últimos meses, se había dado cuenta de lo mucho que quería a Capricornio, y sabía que, si no hacía nada al respecto, ella se conseguía a alguien más, y la idea no le gustó nada.
Capricornio le devolvió el beso con delicadeza. Ya se había convencido de que el signo de aire nunca correspondería a sus sentimientos, por lo que esto la tomó por sorpresa.
–Quiero que estemos juntas, Gem. –murmuró. Tenía mucho miedo. Temía que la rechazara ¿Que haría si eso pasaba?
–¿Estás segura de que querés hacerte cargo de un bebé? –preguntó la otra, sabiendo que eso no era un detalle que debían pasar por alto.
–Estoy segura de que no te voy a dejar hacerlo sola. –dijo Capricornio, acariciando la mejilla de Géminis.
Le geminiana sonrió y bostezó. Eran alrededor de las cuatro de la mañana, y ambas estaban demasiado cansadas.
–Tenes que descansar. –dijo el signo de tierra.
El de aire se acostó y ella la cubrió con las mantas. La castaña tomó a la rubia de la mano y la obligó a acostarse a su lado. Unos minutos después, ambas estaban profundamente dormidas.
Este capítulo es para @jonnatan27 espero que te haya gustado 💙