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Tauro estaba acostada en su cama. Sus tres nietos estaban sentados a su alrededor, observándola. Sabía que no le quedaba mucho tiempo. Ya estaba tan vieja... y tan cansada.
–Abu ¿Nos contas la historia? –preguntó Aries. Tenía solo cuatro años, y era el menor de los tres. A penas entendía lo que estaba pasando. Tauro solo logró esbozar una sonrisa leve.
–Yo te la cuento –dijo Capricornio, la mayor, de diecisiete. Cancer, la del medio y la más unida a su abuela, sostenía la mano de Tauro mientras lloraba en silencio.
"Hace muchos años, dos jóvenes se conocieron y se enamoraron. Él era valiente y carismático, ella tímida y responsable. Un día, él, para molestarla, le quitó su diario y le dijo que no se lo devolvería si ella no le daba un beso..."
–Puaj –comentó el pequeño Aries.
"... y Tauro quiso que se la tragara la tierra. Al final, le dio un beso en la mejilla y él le devolvió el diario. Pero lo que ella no sabía era que había visto accidentalmente su nombre escrito en una de las páginas.
Y, después de eso, siguieron hablando por meses. Él buscaba cada oportunidad para estar con ella. Incluso una vez fue hasta su ventana y la convenció de escaparse con él por la noche. Aunque a veces simplemente desaparecía por algunos días, siempre volvía con ella. Pero un día, a él le llegó una carta. La segunda guerra mundial se había desatado, y..."
–¡RATATATATA! –gritó el pequeño, con la inocencia propia de la edad.
–Deja que termine –dijo Cancer, y Capricornio siguió hablando.
"... lo habían reclutado. Él tendría que ir a la guerra. Ninguno de los dos podría hacer nada al respecto. Así que pasaron esos días más juntos que nunca.
El día en el que él se tenía que ir, ella lo acompañó a la estación de trenes. Después de despedirse de su familia, él la llevó a parte. Acarició su mejilla y la besó."
–¡Qué asco! –las mujeres no pudieron evitar esbozar una sonrisa.
"Entonces se despidieron, y él se fue a pelear. Todos los días se escribían, haciendo planes para su futuro. De lo único que no hablaban era la guerra. Los dos ya tenían suficiente de eso.
Hasta que un día, la carta de él no llegó. Pero si llegó la hermana de él, quien apareció en la puerta de la casa de ella, con los ojos hinchados por el llanto. No fue necesario que dijera nada, ella lo supo de tan solo verla, y sintió como su corazón se rompía. Desde ese momento, no soportó más quedarse en su pequeño pueblo inglés, por lo que decidió mudarse a Londres. Se casó con otro hombre, pero nunca lo olvidó".
Tauro sonrió al recordar todos esos buenos momentos. Miró hacia la puerta, y vio a un muchacho alto y joven, vestido con un uniforme militar. Era la primera vez que lo veía tan prolijo.
Intercambiaron miradas, y ella supo que ya era hora de irse con él. Se levantó de la cama y se sintió ligera. Se miró en el espejo de la habitación, y no parecía una señora vieja. Volvía a tener diecisiete años. Caminó hacia él, temiendo que fuera solo una ilusión. Alzó una mano y acarició su mejilla, temblando ligeramente. Era real.
Él esbozó una sonrisa y la abrazó. Tauro sintió como una lágrima resbalaba por su mejilla.
–Acuario –murmuró.
–Te extrañé –dijo él, sonriendo–. Tenemos que irnos.
Tauro giró y le echó una último vistazo a su habitación. Su cuerpo estaba en la cama, con los ojos cerrados. Capricornio estaba llorando en silencio, y Aries estaba preguntando porqué su abuela no se movía. Pero Cancer no estaba mirando al cuerpo, los estaba mirando directamente a ellos. Sonrió entre las lágrimas y asintió, como si les estuviera dando permiso para irse.
Después de tantos años, tomó la mano de Acuario. Él la llevó hacia la puerta principal, y, cuando salieron, solo vieron una luz segadora.
Unos segundos después, La Luz se disipó, y ella vio que se encontraba en el pueblo en el que había crecido. No había visitado aquel lugar hacía tantos años, y, sin embargo, recordaba todo a la perfección.
–Ahora vamos a poder hacer todo lo que habíamos dicho –dijo él, y ella esbozó una sonrisa.
Este capítulo es para @Yoons_Blush espero que te haya gustado 💙
