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–¡Capricornio! –Exclamó Virgo, acercándose a su mejor amiga.
Muy a su pesar, el corazón de la chica dio un tumbo al escuchar esa voz. Hacía algunos meses que le gustaba su amigo, y lo odiaba. No le gustaba la idea de enamorarse de él y arruinar la amistad, en especial porque probablemente no era correspondido, así que intentaba ignorar sus sentimientos lo más posible y de mantener el pensamiento frío.
–¿Que pasa? –preguntó, sonando mucho más calmada de lo que estaba.
–Necesito que me ayudes con algo ¿Podemos hablar en un lugar con menos gente?
Estaban en medio del pasillo de su escuela. Ella asintió y salieron del edificio. Caminaron hacia un árbol al que nunca iba nadie. Tenía raíces enormes que sobresalían lo suficiente como para poder sentarse en ellas. Ambos se sentaron.
–Digamos que me gusta una chica... –empezó a decir él –¿Que debería hacer?
–Bueno, eso depende de la chica ¿La conozco?
El asintió.
–Bastante.
Ella intentó no hacerse ilusiones, pero una parte de ella le decía que había una mínima chance de que estuviera hablando de ella. Pero, en realidad, él se refería a Sagitario, la mejor amiga de Capricornio.
–Tal vez deberías simplemente decirle que te gusta.
Virgo lo pensó. No estaba seguro de que eso fuera a funcionar. Tal vez tendría que hacer algo más elaborado, prestar más atención a los detalles, no quería exponerse al rechazo.
–Bueno, podrías invitarla a cenar –propuso ella, cuando él le dijo lo que pensaba.
–Tienes razón, voy a hacer eso –se levantó y empezó a alejarse –¡Gracias!
Capricornio se quedó en el árbol un rato más. Tal vez todavía había una mínima chance de que fuera ella, de que él decidiera invitarla a cenar más tarde, cuando tuviera todo planeado. Pero su cerebro no paraba de recordarle que seguro era otra chica más bonita y animada, y que Virgo nunca estaría con ella. No servía de nada ilusionarse, además, era su mejor amigo, no podría salir con él.
La chica ya estaba volviendo a su casa, cuando Virgo la llamó. Se emocionó un poco, pero se repitió a si misma que no se armara cuentos, era improbable que le gustara.
–Dijo que sí ¿Podes venir a mi casa? Así me ayudas a planear los detalles. –dijo Virgo, parecía feliz.
La castaña prometió estar ahí en un rato y cambió de rumbo hacia la casa de su mejor amigo. Bueno, ahora sabía que definitivamente no era ella la chica de la que hablaba. No sabía si eso era bueno, porque su amistad no se arruinaría, o malo porque ella tendría que ver a sus mejores amigos juntos cuando todavía le gustaba uno.
Cuando llegó a la casa de Virgo, se dio cuenta de que casi todo estaba listo. Ya había hecho la reserva en un restaurante, y tenía planeado como se le iba a declarar, pero parecía ansioso.
–Es que ella quiere que sea una cita doble. Va a llevar a un amigo suyo y se supone que yo lleve una amiga.
–No. –Capricornio negó con la cabeza –No voy a ir a una cita doble. Ni lo pienses. No hay forma.
Al final, Virgo terminó convenciéndola. Cuando ella se rindió, decidió volver a su casa para prepararse. Nunca había ido a una cita doble, y la idea no le llamaba la atención para nada, pero Virgo se lo había pedido, y ella había terminado aceptando, así que debía hacerlo.
Se puso un vestido negro hasta las rodillas y botas cortas marrones. Un rato después, Virgo pasó a buscarla en su auto, el amigo de Sagitario la llevaría al restaurante. Capricornio esperó a que su amigo notara que se veía bien, pero perdió la esperanza a los diez segundos ¿Por qué comentaría algo de su aspecto? A él no le importaba como se viera, él quería ver a la sagitariana.
Fueron los primeros en llegar. En cambio, a los otros dos les tomó diez minutos más llegar. Los cuatro se sentaron y, casi de inmediato, Sagitario y Virgo se pusieron a hablar. Ambos compartían un gran interés por la ciencia, al chico le gustaba la idea de que el más mínimo error podría arruinarlo todo, y a ella simplemente le gustaba hacer que las cosas explotaran. En especial si salía espuma de colores.
Ellos dos siguieron hablando durante toda la cena, y no pararon hasta que terminaron el postre. En cambio, Capricornio a penas había intercambiado algunas palabras con el amigo de Sagitario, Cancer.
–¿Querés ir afuera? –le preguntó Virgo a la chica que tenía en frente.
El signo de fuego asintió y salieron. Hacía bastante frío afuera, y estaba un poco nublado, a pesar de que no había llovido en todo el día. Empezaron a caminar un poco, mientras él juntaba el valor para hacerle la pregunta. Pero ella no tenía la suficiente paciencia como para esperarlo, así que ella misma lo hizo.
–¿Querés ser mi novio? –solo dijo eso. De la nada. Sin nada más.
–Em... eh... si-si –balbuceó Virgo, un poco sorprendido por lo directa que había sido la chica.
Sagitario sonrió y tomó su mano. Cuando él logró procesar todo lo que estaba pasando y decir una oración coherente, sacó una bolsita de su bolsillo.
–Quería darte esto.
Capricornio le había ayudado a elegir el collar, que era una cadena plateada con una flecha del mismo color. Era bastante delicado y bonito.
–Me encanta –dijo ella, y dio media vuelta para que él se lo pusiera.
Cuando él cerró la cadena, empezaron a caer gotas del cielo. El se sacó su chaqueta y la puso sobre las cabezas de ambos a modo de paraguas mientras intentaban volver al restaurante. Sin darse cuenta, se habían alejado bastante.
–¿Alguna vez bailaste bajo la lluvia? –preguntó ella.
El negó con la cabeza. Sagitario sonrió y empezó a girar y a bailar sin música. Después de poner un poco de resistencia, Virgo empezó a bailar con ella. Daban vueltas y reían a carcajadas, estaban totalmente empapados.
El muchacho abrazó a la chica, era bastante más bajita que él, así que podía apoyar su cabeza sobre la de ella. Mientras la abrazaba, pudo ver como Capricornio y Cancer corrían hacia el auto del chico. Ella sonreía y Virgo se sintió bien por ella, aunque también un poco extraño, como si prefiriera estar ahí en vez de estar abrazando a Sagitario ¿Le gustaba Capricornio?
Este capítulo es para @jonnatan27 espero que te haya gustado 💙
