Capítulo 13

5.2K 687 57
                                    


EL TEOREMA DE DUNCAN

"La mente hace su propio lugar, y en sí misma puede hacer un cielo del infierno, y un infierno del cielo".

—Paraíso perdido, John Milton.


JAKE

Lo veo cruzar la entrada principal del hospital, pero Duncan ni siquiera se percata de mi presencia. Pronto me doy cuenta del por qué. Está mirando una hoja que tiene entre sus manos. Y parece que no le gusta lo que lee ya que luce bastante enfadado.

Me acerco y, tratando de contener mis ganas de echarle todo en cara, le doy un golpe leve en el hombro que de inmediato lo hace voltear hacia mí.

—¡Eh!

Apurado, arruga el papel y lo introduce en el bolsillo delantero de su pantalón, acto que engrandece mi curiosidad.

—¿Qué es? —pregunto.

—Publicidad de la mala —contesta, pero lo termina ahí, lo cual torna todo más incómodo aún.

—¿Por qué estabas con June? —Voy directo al punto.

—Ah, eso... Le dije que saldrías con ella el día de su cumpleaños, ya sabes... Espero no te moleste que le haya mentido. —Hace una pausa mientras espera por una respuesta que nunca saldrá de mis labios—. Tuvieron una pelea, ¿cierto?

¿Y fue a buscarla para reconciliarnos?

Empiezo a tener un mal sabor de boca.

—Y la noche pasada... ¿Por qué fuiste a su casa? —Intento sonar lo más tranquilo posible, aunque por dentro las inseguridades empiezan una revolución.

Duncan me contempla como queriendo descubrir a qué me refiero.

Todavía me enerva la sangre lo que vi esa noche. Después de nuestra pelea me tomó un par de minutos aclarar la mente y constatar que fui un imbécil, así que fui a buscarla. Fue entonces que vi a Duncan entrar por su ventana y algo se retorció dentro de mí.

No quería, pero terminé cediendo ante la maldita curiosidad y entré. Por suerte la puerta de su apartamento no tenía el pestillo puesto, pensé que quizá olvidó ponerlo al entrar. Me dirigí a su habitación en completo silencio y fue cuando los vi, con la puerta completamente abierta y las luces apagadas. Tal vez mi mente me jugó sucio, o de eso intenté convencerme durante las últimas horas, pues me pareció ver que estaban teniendo sexo.

—No se sintió bien y me pidió hacerle compañía. —Intenta aclarar.

¿De qué tipo?

—¿Te lo pidió a ti? ¿Por qué?

Es inevitable que mi cabeza empiece a dar vueltas. Ellos jamás se han tratado como personas cercanas, y que June le pida hacerle compañía no tiene ningún sentido.

—Jake, escucha. No lo mal interpretes. Estaba en el cementerio y entonces escuché que un imbécil tenía la intención de sacar provecho de alguien, así que me acerqué y la reconocí. Después la acompañé hasta su casa. Estaba deshecha así que me pidió quedarme y tan solo accedí.

Me cuesta trabajo procesar sus palabras.

—¿Atacaron a June? —Ahora me siento como una mierda completa.

—Por suerte no ocurrió nada grave.

Pero seguramente el imbécil que la atacó terminó con algunos huesos rotos.

La inocencia prohibida ✓Donde viven las historias. Descúbrelo ahora