Capítulo 37

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NUEVAS NOTICIAS

"El hombre débil se vuelve fuerte cuando no tiene nada, porque sólo entonces puede sentir la locura de la desesperación".

—La compañía blanca, Arthur Conan Doyle.


DUNCAN

La estupefacción de inmediato me vuelve uno con el suelo.

«Kaito, ¡Kaito!». Dentro mis recuerdos un muchacho a punto del llanto grita su nombre.

Imposible.

No puede ser.

No lo hizo, Jake no acaba de saltar realmente.

Después de perderlo de vista el tiempo transcurre despacio. Me toma unos instantes ser capaz de dar un paso hacia adelante y poco después echar a correr hasta el borde de la terraza.

Con el corazón en la garganta caigo de rodillas y me asomo al mismo tiempo en que la puerta a mis espaldas se abre con fuerza, aporreando la pared. El escándalo de quien sea que acaba de llegar perdura en el ambiente cual eco que también podría haber sido originado por un inmenso cañón.

Segundos más tarde un inevitable «No» sale de mis labios cual agitada exhalación. Me cuesta trabajo respirar por culpa del viento helado. Tengo la piel de gallina y a mi mente le resulta un verdadero desafío procesar todo lo que ve.

—¡Duncan!

Me tiemblan las manos, y doy gracias a mi inconsciente que me brinda la fortaleza requerida para que mi cuerpo no caiga vencido hacia delante por culpa del sobresalto.

—¡Duncan! —Detrás de mí Harry grita mi nombre por segunda vez, y a medio camino se detiene para mirarme con incredulidad y verdadero espanto. Sé lo que está pensando, porque yo también lo hago:

Jake realmente fue capaz de saltar.

De nuevo contemplo hacia abajo. Las sirenas se encienden en un parpadeante resplandor que varía entre rojo y azul. Alexis está siendo arrastrada al interior de una patrulla. Algunos gritos alarmados, y los paramédicos se mueven hacia la silueta de Jake recostada sobre una inmensa bolsa inflable.

Me impulso hacia atrás, alejándome del peligro que supone permanecer en la orilla. Significa un gran alivio para mí que Jake siga con vida.

Harry me oprime un hombro con la mano, y en otra situación sé que lo habría apartado de inmediato, no obstante...

—Sabía que esto planeaba junto con Alexis, pero te puedo jurar, jamás lo creí capaz de saltar —asegura una vez se ha detenido junto a mí y contempla hacia abajo con la mandíbula apretada, como si estuviera a punto de vomitar.

Nuevas noticias:

—Yo tampoco.

—Pero lo hicimos a tiempo. —El alivio que percibo en el tono de su voz es casi contagioso.

Cuando Harry me pasó a buscar días atrás después del trabajo, me sorprendió bastante, sobre todo porque me sugirió formar la misma alianza que había realizado con June semanas atrás. Quería desenmascarar a su hermana menor, no obstante, su propósito estaba lejos de mi interés.

¿Qué tiene que ver Alexis con la decisión de Jake?, le había preguntado.

Alexis influenció a Jake. Le aseguró que, si me ponía a decidir entre la vida y la muerte, definitivamente iba a elegirlo a él. Pero qué equivocada estaba. Si Jake realmente habría usado la cabeza, si me hubiera conocido en realidad o, en el mejor de los casos, ser influenciado por June, habría sabido que la manipulación no nos llevaría a ningún sitio. De no haberme enamorado de tan impresionante persona, seguramente habría elegido quedarme solo, sin ninguno de los dos. Habría pensado que eso era lo mejor para todos, a expensas de lo aquello podría haber significado para mí.

Tampoco soy una persona honesta, después de todo es mi culpa que estemos aquí, por no haberme sincerado con Jake desde el comienzo, por haberme escondido del mundo a plenitud y romper mi promesa. Seguro en este momento debe estar odiándome. Pero se lo acabé de decir, le aseguré que yo era una persona aún peor que lo que él piensa de sí mismo. Me convertí en el verdugo que, indirectamente, también influenció en su salto, y de no haber estado esa bolsa inflable ahí abajo...

—Formaron un supuesto suicidio. —Fue lo que Harry me aseguró, y al principio no pude creerle, me pareció ridículo hasta esta mañana, cuando la inesperada aparición de Ariel terminó por confirmarlo todo, sacándome de órbita.

Esos tres definitivamente habían planeado algo, pero no solo era en contra de June, sino también mía.

Ariel no lucía nada bien, sus síntomas me dictaban que estaba a punto de entrar en pánico. Temblaba y no dejaba de hablar rápido. El confiado empresario que al conocerlo había sido capaz de apretar mi trasero con toda la confianza del mundo, trémulo de repente había llegado a mí para suplicar por ayuda.

Como si se tratara de un trabalenguas Ariel confesó haber sido arrastrado por la atracción que creía sentir por Jake, pero que al final las cosas se retorcieron tanto que ya no quiso formar parte del retorcido plan que estaban construyendo con Alexis.

Esta mañana habían llegado los tres, y Ariel tenía una grabación en la cual se podía escuchar el egoísta propósito planteado.

Rápidamente nos comunicamos con Harry, quien nos sugirió llamar a la policía, y en cuanto a mí, debía ganar el mayor tiempo posible, solo por si acaso, porque, así como yo, Harry no creía que Jake fuera capaz de saltar, por lo que mejor se hizo cargo de contárselo a June de la mejor manera posible.

—¿En dónde está June? —pregunto mientras me pongo de pie y con la mirada busco alrededor, dando con la terraza vacía. Solo somos él y yo.

Harry me mira, sus pupilas se dilatan un poco y el sudor corre sobre su frente. También subió corriendo por las escaleras.

—Iba a decírselo esta mañana, pero...

Y como si las malas noticias no fueran a terminar, de pronto una todavía peor se manifiesta en la penumbra establecida en su rostro y se cierne sobre mí, congelándome.

—¿Qué ocurre? —pregunto en un susurro, sintiendo como si de pronto se me escapara media vida.

—Está en emergencias.


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La inocencia prohibida ✓Where stories live. Discover now