1. Sorpresa

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¿Cuánto tiempo tardará? ¿O no es para todos? ¿Por qué de mí se esconderá? ¿Dónde está? Quiero amar y sin pensar... entregarlo todo.

Me quiero enamorar - Jesse & Joy



Renato. 

Suspiro.

—¿Por qué no puedo encontrar a alguien como Eric?

Pongo el libro Pídeme lo que quieras en el escritorio a mi derecha.

Tengo que admitir que siempre me han gustado los libros de amor. Lo sé, puede ser algo patético de decir, pero es que hay algo en ellos que me hace ilusionarme. Me emociono como un estúpido cada vez que llegan a mis manos, especialmente aquellos con romances como el que acabo de terminar. No sé cuándo comenzó todo, creo que fue cuando estaba en la secundaria donde empecé a leer historias de este género. Hay algo en esos libros que me hace creer que incluso alguien como yo, un intento de diseñador gráfico un tanto mediocre, puede encontrar a su media naranja y los dos juntos ser felices.

No es que no haya intentado buscar un poco de amor. ¡Dios sabe que sí lo hice! He buscado varias veces, en sitios de internet, con amigos de amigas mías, o a través de redes sociales, pero por más que me esfuerzo parece que el amor se espanta al verme la cara. Aunque eso no sería nada nuevo, me han dicho que soy una valija demasiado pesada como para que alguien quiera cargarla. No lo sé, tal vez sea mi corte de pelo o mi piel pálida, lo frustrante es que por más que lo intento, parece que soy de esas personas imposibles de amar.

Es que ¡afff! me exaspera mi situación. Me miro en el espejo ¿y qué es lo que veo? A un adulto a poco de cumplir los veintidós años de edad. Un chico tímido que en todo este tiempo que lleva viviendo en el mundo no ha salido con ninguna persona. No sabe lo que es ser besado, ¡ni hablar sobre tener relaciones sexuales! No que esa sea mi prioridad, sólo que no planeo vivir como el de Virgen a los cuarenta y vivir así hasta morir de viejo.

Ángela, mi mejor amiga, me ha insinuado en más de una ocasión lo exigente que cree que soy. Pero nada de lo que dice es cierto, ¡no es que sea tan difícil de complacer! ¿O es que sí lo soy? Soy un joven homosexual, orgulloso desde que lo descubrí cuando tenía quince años. Quien solamente quiere encontrar a un hombre serio, estable, tranquilo y lo más importante considero yo, que me ame tanto como yo espero hacerlo. No sé en realidad qué tiene de exigente eso. Creo que es un estándar que todos buscamos alguna vez. ¿O es que acaso no es común soñar con encontrar a esa persona especial con la que querer sentar cabeza? Debe ser lindo llegar a tu casa y que alguien te esté esperando con una enorme sonrisa y la cena lista.

Prendo el televisor.

Tengo que dejar de pensar en esto, al menos por ahora. 

Son las once y media de la noche. Estoy acostado con las mantas hasta la mitad del pecho, escuchando cómo la fiesta de mis misteriosos vecinos comienza a aumentar en intensidad. Me imaginé muchas veces como sería mi vida si hubiera sido un poco más extrovertido, como mi hermana Bruna o mi mejor amiga. Lo más probable es que no estuviera acá, acostado viendo la repetición de How I met your mother en una noche de viernes, mientras la mayoría de los jóvenes de mi edad están disfrutando de una noche que promete mucho.

Sólo una vez me animé a ir a una fiesta.

Era el cumpleaños de Ange. Estábamos en su casa, el alcohol ya corría con fluidez por el sistema de todos los invitados. Y ahí estaba yo, el nerd de la universidad, sentado en una esquina moviendo la cabeza como tonto, siguiendo el ritmo de la música electrónica. El chico que en ese entonces me gustaba bailaba con una rubia teñida, cuando de pronto y cansado de ver las caricias y coqueteos entre ambos, decidí salir de ahí. Claro que ni siquiera pude llegar a la puerta, ya que terminé cubierto de vomito de un tipo al que nunca había visto en mi vida. Fui la sensación de internet esa noche. Fue cuando puse mi límite, no volvería a intentar algo como eso. Simplemente no es mi estilo.

Dejame amarte. [Quallicchio]Donde viven las historias. Descúbrelo ahora