5. Cambio

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Renato. 

Es extraño como ahora, después de todo, parezco sobresalir un poco más.

Antes estaba acostumbrado a pasar siempre desapercibido a donde sea que fuera. Me consideraba como una mera sombra que no era vista por nadie. Prácticamente, creía yo en ese momento, podía llevar un sombrero de copa, unos lentes con ojos saltones, una nariz postiza con bigote y caminar tranquilamente por los pasillos de mi vieja oficina y nadie siquiera lo notaría. Sí, ese era yo, el viejo Renato, la clase de persona que podía hacer cualquier cosa que quisiera y aun así no sobresaldría nunca. Un personaje secundario en mi propia historia.

Me acostumbré a ser siempre el chico escondido al fondo del salón. A quien sus compañeros sólo hablaban cuando necesitaban de algunos apuntes o ayuda con una tarea. Me convertí en ese ser que, en esencia, a nadie parecía importarle. Y lo peor de todo es que me habitué tanto a ser de esa manera. Gracias a eso cometí un de los mayores errores de toda mi vida: el creerme ese papel de sufrido. Pensar que mi destino en la vida no era más que ser un simple espectador. No aproveché nada de lo que estaba ahí para mí, todo por miedo a no ser lo suficientemente bueno como para disfrutarlo.

Me miro en el espejo retrovisor. El Renato estúpido quedó en el pasado.

Manejo por las calles de la zona. Veo la hora en mi reloj pulsera, son las nueve y media de la mañana. Ángela me espera en su departamento. El vuelo de Capital a Florencia, Italia, sale en un par de horas. Me alegro ante la perspectiva de la vida que se abre frente a mí. No es un proceso fácil, pero sé que si me esfuerzo lo suficiente, puedo llegar a disfrutar tanto de la vida. A ser como esas personas que suben fotos a Instagram con enormes sonrisas en sus caras. Así es como quiero ser, alguien que pueda presumir los detalles tan maravillosos que la vida tiene para cada uno de nosotros.

No deja de sorprenderme como ahora, que estoy empezando a ver la vida de una manera diferente, soy alguien que parece llamar más la atención. Ya no soy esa sombra difusa oculta entre la multitud. Soy diferente, soy alguien mejor. Es como si el mero hecho de haberme creído el cambio, de haber hecho una necesaria y profunda trasformación, haya sido más que suficiente como para hacerme brillar ente los ojos de los demás. Me sonrío a mí mismo al sentir las miradas curiosas de las personas a mi alrededor. Algunos coqueteos de hombres y mujeres que pasan a mi lado guiñándome un ojo. Sólo era necesario que pudiera confiar en mí y en mis capacidades.

Sé que es un tanto estúpido presumir esto, que no debería por qué exagerar tanto la situación. Todo esto no da como para irlo gritando a los cuatro vientos. Pero lo hago porque por primera vez en mucho tiempo, me siento como si realmente estuviera viviendo mi vida. Me siento como un recién nacido abriendo los ojos ante una realidad nueva, más brillosa y perfecta. El tiempo es muy corto, y como dicen por ahí "vida es una sola", no puedo desaprovecharla con pavadas. Es momento de empezar a vivir, de disfrutar de los placeres y por qué no aventurarme al máximo. Es tiempo de que despierte ese Renato que soñé tantas veces en el pasado.

Saco mi celular, mi vista concentrada en el frente, y lo conecto al estéreo a mi derecha. Busco entre la lista de canciones hasta que llego a la de La Sandunguera de Nathy Peluso. Muchos me dicen que tengo un gusto particular en la música. Desde pop y rock, música instrumental hasta mi nueva afición que es la música trap. Soy de esos que escucha todo lo que suene bien y que me haga sentir bien. Antes me avergonzaba de eso, pero ahora ya no me interesa lo que la gente pueda pensar de mí. Pasé mucho tiempo de mi vida viviendo a base del "qué dirán" de las personas. Ya no puedo volver a eso, a mi forma de ver la vida de una manera tan pesimista.

Manejo un par de cuadras más, tarareando la letra de la canción, hasta que diviso a lo lejos el edificio de departamentos de Ángela. Es asombroso como, a sus tan sólo veintiséis años, Ángela sea ya dueña de todo un edificio de departamentos, un par de boutiques y dos estéticas. Estoy orgulloso de ella por haber trabajado durante tantos años, sacrificándose por hacer algo con su vida. Ahora, cuando por fin el esfuerzo da sus frutos, es cuando Ángela puede darse el lujo de vivir cómodamente sin la necesidad de trabajar en lo absoluto. Divirtiéndose todas las noches sin preocuparse por nada.

Dejame amarte. [Quallicchio]Where stories live. Discover now