›› 1 ‹‹

3.5K 254 279
                                    

—¡Callese, señor Leunam!— el grito que soltó la directora golpeando con su obesa mano la superficie de madera fue suficiente para que Nathaniel se mordiera la mejilla interna para no estallar en risa.

—Yo no hice nada, no entiendo por qué mierda estoy aquí— se defendió el pelirrojo al ver que el enojo de la directora no desaparecía— Todo es culpa del maldito delegado ese, él le mintió, yo nunca fumé dentro de la biblioteca.

Los ojos de la directora que estaban cubiertos por cristales de aumento se dirigieron a Nathaniel quien mantenía una sonrisa inocente y pura. —¿Me está mintiendo Jacott?

Enseguida el rubio negó con la cabeza manteniendo la sonrisa más linda que alguna vez haya mostrado — Jamás le mentiría señora — contestó mirando de reojo a Castiel quien apretaba los puños sobre sus rodillas.

—¿Lo escuchó? jamás dudaría de un chico tan aplicado y honesto como lo es Nathaniel, si dice que usted fumó es porque lo hizo— Castiel abrió la boca para decir algo pero la directora lo paró levantando su dedo— Una semana entera, baños y vitrinas brillando de limpios. Ninguna queja o se aumentarán dos semanas más, y así se repetirá hasta que aprenda la lección.

El pelirrojo no dijo nada y salió dando un portazo.

—Tranquila señora hablaré con él — tranquilizó al ver como la directora se ponía de pie para perseguirlo.

—Oh señor Nathaniel, que sería de mí sin usted— sentó de nuevo su ancho trasero en la silla— Si no tiene nada más que decir, puede retirarse.

Nathaniel hizo una pequeña reverencia antes de abandonar la sala principal.

Cerró la puerta y al instante sintió como unas manos lo tomaban bruscamente de su camisa estrellándolo contra los casilleros, Nathaniel soltó un quejido de dolor al sentir el golpe en su cabeza y espalda.

—¿Qué diablos te pasa animal?— los ojos de Castiel emanaban furia y asco.

—¿Qué diablos te pasa a ti? delegaducho de mierda— hablaba entre dientes; muy furioso.

—Suéltame de una vez— apretó el agarre del ojigris en un inútil intento de soltarse. Castiel era fuerte y sus toscas manos lo empujaban contra las puertas de metal.— Ya déjame.

—¿Ya?—Negó con la cabeza haciendo sonidos con la lengua— Vas a decirle a la puta de la directora que lo que dijiste fue una jodida mentira.

— No— puso todas sus fuerzas en desaparecer el apretón lográndolo a duras penas— Dije que me la ibas a pagar, maldito cabrón.

—¿Qué mierda hablas?— ladeó la cabeza confundido por las palabras del rubio.

—¿Ahora sufres de Alzheimer?, nunca olvidaré la jodida golpiza que me diste a causa de la zorra de tu novia— cerró su camisa ya que algunos botones se soltaron por el violento ataque—Dije que me la pagarías. Así que por eso no diré nada.

—¿Y qué? ¿Fue mi culpa? Tú fuiste él que le saltó encima, sabías que era mi novia.— Nath tensó la mandíbula al recordar eso.

—¿Sigues sin creerme? Solo déjame en paz de una puta vez, te detesto desde aquel día, siempre te dije la verdad y nunca me creíste, me hiciste mucho daño, así que aunque sea poco haré que la pagues.— retuvo las ganas de estamparle un puñetazo. Había sido su mejor amigo desde que tenía memoria, aún no asimila el hecho de que no le haya creído después de todo lo que pasaron juntos.— Déjame en paz de una vez por todas— sin darse cuenta Castiel había tomado el mentón del rubio para que los grises ojos del más alto se impregnaran en los ámbar que él poseía.

(Nath)alia「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora