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Los sollozos se volvieron incontrolables, intentaba bloquearlos con su antebrazo pero poco a poco se hacía mas que imposible.

Su corazón estaba feliz, él estaba feliz.

Puede que no sea la gran cosa, un concurso de maquillaje a algunos le pareciera hasta estúpido pero para Nathaniel no, pensaba que no ganaría. Hay muchas personas que piensan que lo que él hace es repugnante, algo que está fuera de las normas de la normalidad. Pero a veces la normalidad no te hace feliz, y eso es lo que a Nataniel le hacía feliz, no ser normal.

Castiel estaba dejando el botiquín en la repisa de su baño cuando escuchó unos finos sollozos proviniendo de la sala, se apresuró a ir, y al llegar se encontró con un Nathaniel llorando que cubría su boca con la palma de su mano, y con la otra sostenía su teléfono celular.

Se quedó observándolo un momento.

El pecho se le encogió, se veía tan vulnerable en ese momento, su cabello rubio brillaba a causa de la luz de la tarde que le pegaba directamente. ¿Qué le sucedía? su cuerpo empezó a temblar cada vez que lo miraba mas detenidamente.

"Es lindo", es lo primero que llegó a su mente.

Intentó controlarse, pero todo se fue a la mierda cuando los cristalinos ojos de Nathaniel se alzaron a él, no dijo nada, solo apartó la mano de su boca, dando a la vista los hinchados y rosados labios que el rubio poseía.

Eran iguales, idénticos, a los que besaba la mayoría de las noches.

Los labios de Nathalia.

—Cas..— antes de que pudiera terminar el pelirrojo se acercó a él sin despegarle la mirada.

¿Qué diablos le ocurría?

Tomó el mentón del rubio alzando todavía más su vista a él. Y Nathaniel sintió morirse en ese instante, los latidos en su pecho golpeaban de una manera dolorosa, los nervios le recorrieron todo el cuerpo y poco a poco empezaba a temblar. Las lágrimas se le acumulaban en sus amielados ojos, y hasta se había olvidado porque estaba llorando antes.

Miraba como los iris de color gris que Castiel poseía se impregnaban en él. Lo miraban como miraba a Nathalia, con la misma pasión, con el mismo brillo, con el mismo amor.

Pero lo soltó y desvío la mirada. Y los pasos del pelirrojo se alejaron de él.

—Me v-voy— logró a duras penas balbucear, antes de tomar su mochila con sus manos torpes y temblorosas. Castiel asintió sin verlo y dio un fuerte suspiro cuando escuchó la puerta cerrarse.

Dejó caer su cuerpo en el sofá y cerró los ojos pensando en lo que estaba sintiendo en ese momento, ¿Porqué su corazón latía?

Está confundido.

Está loco.

Necesita un cigarro.

»»»»»»»»»»

Nathaniel llegó a su casa con la respiración agitada y con el corazón latiendole al mil. Necesitaba un baño para despejar su mente.

Al traspasar la puerta, el olor a una deliciosa comida llegó a su nariz y la panza le rugió del hambre.

Se acercó a la cocina donde la Nana, una mujer un poco mayor que había trabajado en su familia desde que ha tenido memoria se encontraba revolviendo con una cuchara de madera lo que él suponía que sería la cena.

—Oh joven Nathaniel—la avejentada mujer alzó su mirada al percatarse de la presencia del chico—¿Vuelve pronto de sus estudios?

—S-sí—sonrió un poco al recordar la mirada de Castiel puesta en él—¿Mis padres aún no vuelven?

(Nath)alia「casthaniel」Where stories live. Discover now