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POV NATHANIEL

Me sentía nervioso y cada vez más extraño por aquella situación.

El día del juicio. 

Nunca pensé llegar aquí y me aterraba, mis manos temblaban mientras tomaba un poco de base en la esponja, ya que hoy mostraré quien soy... Pero aún así tenía miedo, miedo de tal vez llegar a ser completamente libre y que me juzguen, de que me digan que soy un "enfermo" un... asco.

Castiel me repetía diariamente que me quiere, que está orgulloso de mi, y sinceramente si no fuera por su apoyo no estaría tomando todo lo mejor de mi para hacerlo.

Suspiré e intente darme fuerza a mi mismo mientras me miraba en el espejo, mis manos temblaban como nunca, y mis rodillas no se quedaban atrás.

Me sobresalté cuando escuché que tocaban la puerta, mi corazón estaba latiendo exageradamente rápido, y mis nervios no me dejaban pensar bien.

—Nath, ¿Puedo pasar?—escuché a Amber fuera. Meneé mi cabeza eliminando lo que antes estaba pensando.

—Pasa, está abierta.

Enseguida mi hermana entró. Llevaba una falda y una blusa blanca, sujetada el cabello en una alta coleta y muy hermosamente maquillada.

—Estás linda—le dije sin apartarle mi mirada.

—Gracias—sonrió sentándose al lado mío— ¿Nerviosa?—pregunte acercando la pinza con la pestaña postiza a mi ojo.

—Mucho—movía sus pulgares uno contra el otro con la mirada puesta en estos.—Nunca me lo hubiera imaginado...

—Ni yo —suspiré, mirándome en el espejo pude notar como todavía las marcas reflejaban los golpes que había recibido, me daba miedo que se quedaran en mi piel, no quería que eso se quedara conmigo.

—Tranquilo—sentí como la delgada mano de Amber se posaba en mi rodilla y le sonreí—Estaremos bien, además, ya vivimos juntos nada nos separará ya.

Lo creía, Amber nunca me mentía.

Él timbre de la puerta del departamento sonó seguramente era Castiel, mi Castiel.

—Yo abro—me levanté de un salto y noté como mi hermana negaba con la cabeza sonriendo.

Me apresuré a llegar y sentía mi corazón latir pero ya no por el miedo si no por Castiel, quería verlo ya, no lo había visto en casi dos días.

Giré la perilla encontrándome con la imagen de mi novio, usaba un terno negro, poseía una corbata con un nudo mal hecho, aquel perfume tan fuerte y con un olor tan masculino; olor que me embriagó por completo y sentía como me derretía, su cabello estaba suelto y usaba su arete en la oreja izquierda, estaba para comérselo entero, debía admitirlo.

—Hola, precioso—su voz... estaba cayendo, como cada vez que miraba a Castiel, me derretía en sus brazos, y no quisiera caer en otros tampoco, jamás quisiera.

—Hola—le sonreí lo más coqueto que pude, le repasé una y otra vez mi mirada. Por lo que pensé que tal vez no era seductor, sino ridículo.

Se acercó a mi con aquella sonrisa ladeada que me encantaba, sus manos tocaron mi cintura y su boca su acercó a mi cabello—¿Te ve dicho que me vuelves loco?—susurró ronco y mis piernas ya no respondían.

—T-tú me vuelves loco a mi—intenté hablar, pero mi lengua no lo permitía estaba seca y no encontraba palabras.

Chillé cuando la boca de Castiel iba bajando por mi oreja dejando cortos besos y lametones—Me encanta como hueles—siguió diciendo quedando al frente de mi rostro que estaba ardiendo y seguramente demasiado rojo.

(Nath)alia「casthaniel」Donde viven las historias. Descúbrelo ahora