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No había dormido bien, es mas, ni siquiera había dormido...

Ni una llamada.

Ni un solo mensaje.

Pasó viendo su celular esperando que vibrara y le diera alguna señal de que Nathaniel estaba bien, pero no sucedió.

Se levantó temprano y tras bañarse y vestirse salió como todos los días al instituto.

Sus ojos rojos e hinchados no pasaron desapercibidos para Lysandro que le esperaba en la entrada, recostado en la pared blanca sujetando su dichosa libreta.

—¿Por qué no dormiste?—preguntó levantando la mirada a su amigo que se limpiaba los ojos con sus puños queriendo liberar un poco el sueño.

—Nada importante—bostezó y sus ojos lagrimearon un poco.

Entraron al instituto y cientos de miradas se posaban en el pelirrojo, hablaban en susurros contra sus orejas sin despegarle la mirada.

—¿Qué diablos les ocurre?—no tenia ánimos para cargar con los idiotas del colegio, solo quería llegar a su clase y recostarse en el pupitre de madera hasta tener noticias de Nath.

Los pasillos no dejaban de murmurar, y él ya cansado frunció el ceño evidentemente enfadado.

—Pero mira a quien tenemos aquí—Dean; el chico popular de la otra clase, con el cabello tintado de verde un poco corto y algunos tatuajes adornando sus muñecas y manos, se paró frente a él. El peliverde iba detrás de Nathalia cuando recién apareció, pero al enterarse que la chica ya estaba con Castiel se rendió. El chico impregnó sus ojos cafés en los grises de Castiel, ladeando una sonrisa burlona.

—No tengo tiempo para imbéciles, Dean—el alto chico no cambió la expresión con la que miraba a Castiel. Su grupito también sonreía como si algo sumamente divertido había pasado. Castiel soltó un bufido molesto y cansado, se recostó en los casilleros con sus brazos cruzados—Suelta la puta sopa.

Dean estiró la mano y uno de sus amigo puso una revista en las manos del peliverde—No debería estar haciendo esto, pero consideralo como mi acción buena del día.

Castiel se limitó a rodar los ojos. Ese chico algún día iba a acabar con su paciencia y no iba a acabar bien. Sostuvo de mala gana la revista que Dean le extendió y la ojeó sin ganas.

Sus ojos se abrieron en sorpresa al detenerse en una página en concreto. Sus manos que eran adornadas de metal por las grandes anillos que se ponía empezaron a temblar.

Nathalia... Nathaniel, Nath.

Su hermoso rostro en un sonrisa, sus párpados con brillantina y un fuerte color rosa en sus labios, una foto muy hermosa... pero con su nombre, con su edad, ahora todo el mundo lo sabía, sabían que Nathalia es Nathaniel.

La expresión enseguida cambió, y las risas del Dean y sus amigos hicieron que su cabeza poco a poco sintiera un insoportable dolor. A su lado la mirada de Lysandro no era diferente, también estaba sorprendido.

—¿Qué?, ¿Tu noviesita resultó ser marica?, ¿Nathalia es un jodido hombre?—rió a carcajadas al ver como Castiel tensaba los dientes—Y quien iba a pensar que era el marica de Nathaniel, deberías estar muy decepcionado—el peliverde regresó la mirada a sus amigos—Que puto asco, ¿Un chico vistiéndose de niña? de solo pensarlo me dan náuseas, es un puto fenómeno—miró de nuevo a Castiel subiendo al mentón— Que bueno que te indiqué esto, porque Castiel imagínate besar a un afeminadito como él—quiso posar su mano en el hombro de Castiel pero el pelirrojo lo sostuvo de su muñeca tan fuerte que las venas del dorso de su mano se marcaron.

(Nath)alia「casthaniel」Where stories live. Discover now