SENTIMIENTOS

1.9K 247 124
                                    

Ambos jóvenes observaron el sol ocultarse detrás de las enormes montañas, la pacífica noche junto a la fogata y los sonidos nocturnos generó una atmósfera amena para ambos, Tweek recostó su cuerpo sobre una enorme roca , cerró los ojos y dejó su cuerpo rendirse ante el cansancio generado por la actividad física desempeñada tiempo atrás, sus ojos comenzaron a pestañear un par de veces para después cerrarse por completo.

Un niño rubio de tan solo seis años jugaba en los jardines del castillo, le gustaba recolectar las flores que se desprendían de las ramas consecuencia del fuerte viento o del mismo tiempo. Extrañaba la compañía de su madre pues era ella quien había incentivado su gusto por la naturaleza con los datos curiosos y anécdotas que le contaba respecto a las plantas que encontraba; lamentablemente su querida madre se encontraba enferma en esos momentos impidiéndole al menor verla pues el rey ordenó que bajo ninguna circunstancia molestaran su descanso, por ello los sirvientes la habían reemplazado en su labor de madre cuidando a su retoño aunque desafortunadamente para el menor la compañía de todos ellos resultaba aburrida, únicamente se limitaban a verlo como si de un animal se tratase ya que ni siquiera le dirigían la palabra.
Un cierto día su madre pidió ver a su hijo, Tweek no podía contener la emoción despertada en él al verla nuevamente, se animó a cortar de ese jardín la flor que tanto le gustaba a ella , sin embargo al llegar la hora lo que encontró detrás de ese cuarto no era lo que esperaba. Su madre se veía completamente diferente a como él la recordaba, su cabello se volvió opaco, su piel blanca pasó a ser de un color grisáceo, sus ojos verdes habían perdido su brillo y debajo de ellos las cuencas eran marcadas por una sombra negra.

- Ven aquí mi niño - le dijo extendiéndole la mano invitándolo a recostarse junto a ella. El menor aún sorprendido con su apariencia se acercó a ella obedeciéndola, cuando estuvo lo suficientemente cerca de ella notó que estaba más delgada que de costumbre, realizó un enorme esfuerzo por no quedársele viendo ya que no quería que se sintiese incómoda -¿Es para mi?- le preguntó al notar la flor que cargaba el menor.

-...- Tweek asintió levemente con la cabeza mientras bajaba la mirada, su madre le arrebató delicadamente ese pequeño regalo para después acercarlo a su nariz e inhalar profundamente su aroma.

- Huele delicioso - le respondió acercando la flor a la nariz de su pequeño hijo jugueteando un poco con él - Colócala - le ordenó cerrando los ojos mientras que Tweek con sumo cuidado la metía entre su oreja y algunos mechones de su cabello, al terminar la mujer abrió los ojos regalándole una última sonrisa. Su hijo se sintió tranquilo al verla sonreír de nuevo, no comprendía la gravedad de la situación en ese momento - Tweek - pronunció su nombre colocando sus dos manos en el joven rostro del menor acercándolo a ella - No importa que pase a partir de este momento, nunca olvides que siempre estaré aquí para ti - le susurró dulcemente tocando su pecho - Te amo hijo mío -

- Yo también te amo mami - le respondió tiernamente provocando que los ojos contrarios lagrimearan - ¿Por qué lloras? ¿Acaso hice algo malo?

- No, simplemente son lágrimas de felicidad - le mintió abrazándolo fuertemente mojando su cabello con ese líquido salado y cristalino. Ese fue el último recuerdo que se llevó de su progenitora pues unos cuantos días después le comunicaron su fallecimiento, al principio lo tomó de manera tranquila pues en ese entonces era muy joven para entender el significado de la muerte, sin embargo al ver la desdicha que atravesaba su padre no pudo evitar contagiarse de dicho sentimiento. No lo dejaron asistir al funeral debido a su corta edad aunque el protocolo estipulaba que el heredero al trono debía estar presente en la ceremonia, eso marcaría al rubio años después ya que nunca pudo despedirse de ella como hubiese querido.

Sintió unas gotas frías en su rostro que lo hicieron estremecerse ligeramente más no le tomó importancia, fue entonces cuando sintió un frío recorrer su cuerpo penetrando y alarmando cada uno de sus impulsos nerviosos, de golpe abrió los ojos dándose cuenta que se había quedado dormido cerca del lago y que sus ropas se encontraban completamente mojadas.

DONDE NACEN LOS CEREZOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora