ALIANZAS Y TRAICIONES

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Ginza despertó antes que todos, se estiró levemente mientras sus ojos trataban de enfocar el lugar donde se encontraba, se levantó con cuidado y caminó hacia la salída a pasos silenciosos. Al cruzar el marco de la puerta se llevó una sorpresa al encontrar a su compañero de misiones en un atuendo un tanto revelador...

- Clyde ¿Podrías ponerte algo de ropa?- le pidió al ver su desnudez en todo su esplendor

- Lo siento, me olvide de que habían pasado la noche aquí - respondió con una sonrisa burlesca

-Nos dimos cuenta - le dijo - Sobretodo por la diversión que se oía en su cuarto

-¿También oyeron eso?- le preguntó algo apenado

-Como no escucharlo- le contestó el contrario rodando los ojos - ¿Donde está ella? - cuestionó al percatarse de su ausencia mientras Clyde se colocaba sus ropas

- Salió - se limitó a decir mientras acomodaba de manera correcta sus prendas - Fue a inspeccionar la cantidad de seguridad en la muralla para que podamos salir

- Bien, cuando llegue será momento de irnos- le aviso mirando de reojo el cuarto donde se encontraban los demás

- La verdad el príncipe me recuerda un poco a ... - antes de siquiera poder mencionar ese nombre prohibido fue silenciado

- ¡No te atrevas a compararlo!- le advirtió con unos ojos amenazadores provocando que Clyde se tragara esas palabras cortando la conversación y dejando un silencio absoluto en la habitación.

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Bulrog y sus aliados se hallaban frente al ostentoso palacio imperial perteneciente al reino de Hatsu, las puertas les fueron abiertas, el consejero real se encontraba parado delante de ellos recibiéndolos de acuerdo a lo estipulado en el protocolo real. Los ninjas caminaron detrás de este atravesando el extenso jardín rodeado de una gran variedad de flora quedando sorprendidos al ver lo cuidado que estaba, parecía un bosque bien arreglado.
Una figura femenina acompañada de lo que parecía ser su doncella se acercaba a ellos liberando una esencia de grandeza y elegancia con cada paso que daba, se detuvieron al estar lo suficientemente cerca de ella. Era una chica con un cabello negro bastante largo, brilloso y sedoso, vestía un costoso kimono de color rosado con un obi morado, un obijime amarillo y un obidome de color blanco; la chica era guapa, cumplía con la estética para ser llamada una "mujer ideal".

- Yo me encargo desde aquí- le habló al consejero dándole a entender que su tarea había terminado, él se retiró con un poco de desconfianza - Ustedes son los ninjas ¿Cierto?- les preguntó, todos asintieron levemente con la cabeza, la belleza de esa chica los había dejado completamente mudos - Síganme...- pidió guiándolos nuevamente a través del jardín. Los cuatro comenzaron a sospechar acerca de la posible identidad de aquella joven mujer, repentinamente se les vino una idea de quién podía ser ella... ¡Seguramente se trataba de la esposa del rey! No existía otra posible respuesta, sabían que el rey tenía un hijo varón no una hija; tenían que admitir que el viejo tenía buenos gustos tratándose de mujeres.
La misteriosa chica se detuvo frente a unas largas escaleras que descendían al río, desde esa distancia se lograba ver el puerto con algunos de los diversos botes de madera.

- Tienen que bajar - habló - Cuando lo hagan habrá un bote esperando su llegada, ese los llevará a Hanazakura - explicó - Por seguridad lo que escuchen a partir de ahora es confidencial y si comentan algo de ello se tomarán represalias- advirtió mirándolos fijamente - Por último de parte del reino de Hatsu se les agradece su cooperación, estamos en deuda con ustedes - agradeció inclinado levemente su cabeza al igual que su doncella, al subir la mirada uno de los ninjas notó la preocupación que esbozaban estos.

DONDE NACEN LOS CEREZOS Donde viven las historias. Descúbrelo ahora