DESCONOCIDO

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Tweek se sentía impaciente, su mente no podía apartarse de aquella incertidumbre por saber quién era esa mujer y la pequeña niña. Bastaba decir que no prestaba atención a lo que decían Clyde y su padre acerca del lugar, caminaba a la par de ellos recorriendo el lugar mientras un grupo de personas los seguían detrás.

- Y bien... ¿Qué le parece hasta ahora? - habló el mayor atrayendo a Tweek nuevamente a la conversación

- ¡GHA! ¿Eh? -

- Mi padre quiere saber su opinión sobre el lugar - explicó Clyde

-Ah.. yo.. no lo sé...- tartamudeo - ¡Ack! Jamás había salido del palacio - explicó - Esto es nuevo para mi -

- Entiendo... - respondió el mayor - Esta acostumbrado a un ambiente diferente al nuestro. Tal vez esto no se asimile al palacio, ni siquiera un poco - hizo una pausa - A decir verdad carecemos de muchas necesidades, una de ellas la salud. Mi gente esta sufriendo por dicha escasez; intentamos salvar a cada uno de ellos pero recientemente se ha vuelto imposible y no logramos abastecer a todos.

En ese instante el corazón de Tweek se estrujo, comenzó a observar el lugar y a la gente, miraba con detenimiento las casas construidas ya desgastadas por el tiempo, los ancianos que caminaban a paso lento y que su vez le veían mientras agachaban la cabeza en señal de respeto, los niños y sus madres que lo veían con asombro y devoción como si fuese único, inalcanzable.
Él entendió que las cosas detrás de las murallas eran diferentes. La gente de su reino nunca había sufrido de alguna clase de escasez, a diferencia de la aldea en la que yacía.

- Sin embargo hemos logrado sobrellevarlo, gracias a Caos - escuchó decir a Clyde - Él ha sido un gran apoyo para nosotros y nuestra gente ¿No es así padre? -

- Ciertamente lo es - respondió - Cuando la sequía nos invadió vivimos tiempos difíciles, conseguir comida era laborioso y la poca que teníamos no alcanzaba para todos, mi familia y algunos otros nos quedamos sin comer, días y hasta semanas con tal de favorecer a otros que lo necesitaban más - explicó - Caos fue quien nos abasteció de comida, nos ha brindado su ayuda cuando la necesitamos; aunque aún no entiendo por qué lo considera un criminal - Tweek prefirió callar.

- Tiene un gran número de seguidores Majestad - ante tal silencio Clyde decidió intervenir cambiando la conversación y haciendo referencia al gran número de personas que veían al príncipe con intención de acercarse a él - ¡Acérquense! - invitó Clyde a la muchedumbre y uno a uno así lo hicieron.

Paso de ser uno a una colectividad que rodeaba a Tweek en cuestión de segundos. El pobre príncipe no sabía a quien responder o tan siquiera hacer caso, todos hablaban al mismo tiempo haciéndole difícil la labor;  se sentía presionado, sofocado, quería alejarse de toda esa situación, quería que lo trataran como alguien semejante y no como un privilegiado.

- ¡Paren ya! - una mano tocó el hombro del pequeño blondo brindándole seguridad - ¡Lo están asustando! - Al girarse se encontró con su salvador, aquel chico de piel obscura el cual su nombre no recordaba.

La gente comenzó a dispersarse dejando respirar al rubio, Tweek suspiró con pesadez y a su vez con alivio.

- Que aburrido eres Token - se quejó Clyde de las acciones tomadas por su amigo y compañero

- ¿Acaso viste la cara del príncipe? - respondió - ¡Lo tenían rodeado!-

- Pensé que estaba acostumbrado a ello, quiero decir ¡Es el príncipe! -

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