PELIGRO INMINENTE

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Los pies de Tweek dolían, parecían arder con cada paso que daba, habían estado caminado por el bosque desde ya hace un tiempo sin saber siquiera si estaban yendo en la dirección correcta ya que solo veía árboles y más árboles. Todo aquel trayecto se mantuvo en absoluto silencio, ninguno de los dos se atrevía a dirigirse la palabra, de un momento a otro el ninja paró en seco, sus orejas captaron a distancia el sonido de unos pasos que no eran precisamente de ellos. Tweek que mantenía la mirada en el suelo no se dio cuenta de ello chocando con la espalda del azabache, levantó la mirada encontrándose con un rostro molesto viéndole.

- Silencio - le ordenó tratando de volver a enfocar la dirección de dicho sonido, el príncipe trataba de entender sus acciones prestando suma atención al sonido más no fue conseguido - Son dos personas, probablemente sean de una aldea cercana - declaró sin bajar la bajar la guardia todavía - De cualquier manera iré a inspeccionar ¡Quédate aquí y no hagas ningún ruido! Ahora vuelvo - Ginza subió rápidamente a un árbol saltando de rama en rama hasta poder ver finalmente a esos sujetos. Por su mal aspecto infirió que se trataba de unos maleantes sonriendo con malicia pues en sus manos cargaban pesadas joyas de mujer de toda clase de tamaños y piedras de distintos colores dirigiéndose hacia dónde se encontraba el príncipe.

Tweek aprovechó para descansar un poco sentándose debajo de un árbol, no sabía en dónde estaba pero estaba seguro que se encontraba muy lejos de casa, sacó aquel objeto pesado que colgaba de su cuello mirándolo de reojo.  De repente unas ramas crujir acompañadas de una serie de pasos se hicieron presentes, el príncipe pensó que el ninja había regresado ya y optó por levantarse, empezó a caminar hasta que vió a dos sujetos de edad mayor que desconocía completamente, se arrodilló intentando no ser visto por esas personas, gateó lo más lejos que pudo casi sin ser detectado sin embargo su torpeza e ignorancia lo traicionaron en mal momento; un pequeño insecto reposando en su mano le produjo un grito que inmediatamente trató de callar con una de sus manos.

-¿Qué fue eso?- dijo uno de ellos alarmando a su compañero

-¿Quién está ahí?- preguntó el otro observando su entorno, Tweek aventó el insecto lejos de su mano mientras intentaba mantenerse escondido - Ya te escuchamos, si no sales tú te encontraré yo y será peor para ti...- sus músculos se tensaron cediendo a la advertencia hecha por aquel individuo; lentamente comenzó a levantarse revelando su posición.
Ambos miraron aquel rubio de joven rostro con detenimiento, se acercaron a él y quedaron sorprendidos no por sus singulares facciones sino por el largo collar que adornaba su torso.

- ¡Que bonito collar! - le dijo el que le amenazo tomando con sus manos aquella joya puliéndola con las yemas de sus dedos dándose cuenta que efectivamente la joya era demasiado lujosa para que la pudiera poseer un aldeano cualquiera -¿Dónde la conseguiste? - le preguntó - ¿A quién se la robaste? -Tweek había olvidado esconder ese collar antes de salir y ahora era demasiado tarde, estaba en medio de un problema, la única opción viable que vió fue callar - No dirás nada entonces....-

- Tal vez deberíamos sacarle las palabras de otra forma - habló el otro sacando una pequeña pero elegante daga volviéndola contra él

- ¡Alto!- le ordenó al que parecía ser su lacayo - No te haremos nada mientras nos des eso - se refirió a la joya

-...- Tweek estaba ante un enorme dilema ¿Su integridad física o el regalo de sus antepasados? - ¡No te la entregaré! ¡Ack! - les gritó acompañado de su tic. Estaba seguro que su padre jamás le perdonaría si regresaba sin esa joya; se paró seguro de sí mismo sin mostrar temor aunque en el interior era un manojo de nervios.

- Ah... - suspiró - Hubiera sido más sencillo si tan solo la entregabas - el hombre le hizo una señal de aprobación a su compañero, este empujó al rubio haciéndolo caer de rodillas ante él, colocó el arma punzo cortante cerca de su pómulo para después realizar una pequeña incisión. Tweek sintió dolor seguido de una especie de líquido caliente que caía debajo de dónde le produjeron la herida, levantó la mirada encontrándose con la cínica sonrisa de su atacante disfrutando el momento - No le des tantas vueltas al asunto, solamente mátalo sin ensuciarte tanto esta vez - el príncipe imploraba ayuda con aquellos ojos verdes que lagrimeaban al no obtener respuesta de sus súplicas, de repente algo atípico sucedió, niebla comenzó a descender de los árboles haciéndoles difícil ver a través de ella.

DONDE NACEN LOS CEREZOS Where stories live. Discover now