VII

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¿Qué demonios haría ahora que a las señoritas se las habían llevado? Tendría que comenzar de inmediato su búsqueda y eso no sería tan complicado gracias a su buen olfato, pero si llegaba Luffy, ¿cómo se lo explicaría? ¡Debía comenzar de inmediato! Así que sin demoras tomó su saquito listo para emprender la búsqueda, pero antes de salir escuchó un ruido. 

— ¿Hay alguien ahí? — preguntó poniéndose en guardia de inmediato. 

— Ah, ¡qué alivio que era usted doctor! Ya pensaba yo que era ese inmenso animal que estaba golpeando la puerta...— habló de pronto Nojiko, saliendo desde un pequeño armario que había junto a su escritorio. 

— ¡Señorita Nojiko! Qué bueno que esté aquí... Había pensado que se las habían raptado a usted y a su hermana... A propósito, ¿dónde está ella? — preguntó ya más calmado pero mirando hacia todas partes. 

— Estoy aquí...— contestó la pelinaranja sacando uno de sus brazos de debajo de la cama en la que antes estaba recostada.

Al pequeño doctor le causó mucha gracia la situación, pero también se sintió aliviado de que ambas estuviesen bien. Pensaba en ello mientras que ayudaba a subirse nuevamente a la camilla a Nami, cuando de pronto un golpe en su puerta lo trajo de vuelta a la realidad. 

— Oí doctor... Por favor perdóneme por lo de recién... ¡Ayúdeme con mi dolor de cabeza, se lo suplico! ¡Buaaah!— se escuchaba desde afuera del lugar. 

— ¿Quién es ese, doctor? — preguntó un poco preocupada Nojiko. 

— Es el oso que está afuera... Recién tuvimos una leve pelea y me ofendió, así que me enojé y le dije que no lo ayudaría... Pero no puedo hacer eso — contestó Chopper seriamente preparando alguno de sus implementos para salir a atender al oso. 

— Ah, ya veo... Espera, ¿¡qué!?, ¿ese oso puede hablar? — preguntó nuevamente la morena, totalmente sorprendida.

— ¿Y por qué te sorprende tanto que él hable y no te sorprendió que el pequeño renito lo hiciera? Recuerda que, de acuerdo a lo que me dijiste cuando me metías bajo la cama, este es el bosque encantado, si miras bien estoy segura de que vas a ver a más de una criatura sobrenatural ahí afuera — contestó la pelinaranja. 

— Así es señorita Nojiko, de hecho había un hada que quería conocerlas... Si quiere, señorita Nami, podemos sentarla en una silla de rueda y junto a su hermana pueden acompañarme afuera, así ella podrá verlas — sugirió el renito, propuesta que Nami aceptó de inmediato puesto que desde que tiene memoria había leído de esos bellos seres del bosque encantado. 

— Y por favor doctor, no nos trate de señoritas, simplemente llámenos por nuestros nombres— pidió Nami, dejándose llevar hacia el exterior.

— ¡Doctor!— gritó emocionado el oso viéndolo salir junto a las dos chicas. 

— ¿Me va a curar? — preguntaba con los ojos vidriosos. 

— Por supuesto que lo haré, soy un médico y no puedo simplemente no hacerlo, ahora dime qué es lo que sientes — respondió orgulloso Chopper, examinándolo y deduciendo que era lo que podría tener. 

Mientras tanto, Nami y Nojiko miraban hacia todas partes en busca de la pequeña hada de la que les habían hablado antes, cuando de pronto vieron que desde unos arbustos que había junto a la casa, salió una pequeña luz plateada que se acercaba a ellas. 

— ¡Mira Nojiko! ¡Ella debe ser de la que el doctor nos habló! — dijo entusiasmadamente la pelinaranja a su hermana. Ambas se quedaron observándola hasta que esta pequeña luz se posó justo frente al rostro de Nami y habló con tono chillón y pequeño. 

Mi querido guardiánWhere stories live. Discover now