Diecinueve.

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«Capítulo diecinueve.»

Gabriela.

— ¿Estas bien Valen?—Pregunté acariciando su pelo, a mitad de la madrugada había venido a mi casa con una crisis.

Resulta que una chica lo había querido masturbar en el Chino, un poco raro pero así me había dicho él.

— Si, gracias.—Pronunció levantado su cabeza de la almohada y sentándose en la cama, llevó sus manos a sus ojos y los refrego.—Seguro que pensas que soy un virgen, un gil...—Empezó a insultarse solo.

Reí y negué con la cabeza, nunca pensé eso de él.

— No Valen.—Me senté yo también y acaricie su mejilla, su suave piel havia contacto con la mía y era hermoso, él largó un suspiro.

— ¿Por qué me cuesta tanto?—Preguntó mirándome, le sonreí. 

— Te da miedo, es normal Valen.—Lo tomé del cuello para abrazarlo, él por otra parte se recosto en mi hombro, largando suspiros.

Me daba tanta ternura verlo frustrado por una cosa así.

— ¿Vos cuando tuviste tu primera vez?—Preguntó susurrando, hice una mueca y no respondí.—Eu...—Pidió separándose un poco.

— No creo que quieras saber.—Fruncio el ceño, si le decía a la edad que tuve mi primera vez se iba a sentir más mal todavía.

— Dale Gabi.—Pidió, sus ojos azules se clavaron en los míos y no pude resistirme, me controlaba sin saberlo.

— A los catorce.—Dije rascando mi nuca, el abrió los ojos y después se quejó.

— ¿A los catorce? Uf soy re virgen entonces.—Soltó enojado y triste a la vez, sus ojos se empezaron a aguar hasta que se le calleron las lágrimas.

Me partió el corazón.

Me acerqué a él y lo abracé tratando de calmarlo, llevé mis manos a su nuca y acaricie su pelo.

— No sos un virgen Valen, hay personas que se tienen que tomar su tiempo.—Susurre en su oido.—No existe la virginidad, y esta bien si no queres todavía.—Acaricie su mejilla, sacando las lágrimas.

— Yo estoy listo, pero cuando llega el momento no me sale nada, con nadie.—Habló con la mirada en sus manos, sonreí y le dejé un beso en la nariz.

— No te tienen que presionar, tiene que salir de vos.—Dije, sonrió y asintió.—¿Alguna vez besaste a alguien?—Pregunté mirándolo, negó con la cabeza y las mejillas rojas.

— Bueno, cuando besas a alguien las cosas te salen por si solas y dejas que fluyan.—Hablé mirando sus labios, pasé mi lengua por mi boca, esos labios me llamaban.—Te acercas lentamente...—Susurre mirándolo a los ojos.—, y ahí es cuando todo fluye.

Concluí mirándolo, asintió nervioso,  pude ver como sus manos temblaban.

— Si te das cuenta que todo va saliendo bien, podes dar el otro paso.—Seguí hablando.

— ¿C-cual?—Preguntó asustado, tenía tantas ganas de hacerle de todo cuando se ponía así.

— Tener sexo.—Solté, causando que su cara se tiña de rojo.

Se quedó en silencio, mirándome a los ojos, su azul intenso derramaba inocencia y ternura, juró que es lo más lindo que hay.

— ¿Cuándo ves a Paola?—Pregunté recordando que hace poco me contó que ella misma lo había invitado a salir.

Virgen ; WosDonde viven las historias. Descúbrelo ahora