Capitulo 12

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Adele - set fire to the rain

No puedo creer que me haya dicho algo tan cruel. Me siento de la peor manera en este instante.

- Me he sentido utilizada - paso de largo dándole la espalda y puedo sentir como me sigue.

- Serena detente - me toma del brazo y yo clavo mi vista en él.

- ¡Si lo que querías era tener sexo con una mujer, hubieras sido claro, y no venir a decirme que estaba reemplazando a otra en tu vida!

- Lamento mucho lo que he dicho.

- No hay nada que lamentar, ya lo dijiste - limpio con mi muñeca una lágrima que ha caído por mi mejilla -. Lamento mucho lo que fue para ti el perder a alguien especial, pero no puedes seguir estando en el pasado, ni menos buscar a una persona que te sirva de reemplazo.

- Serena te lo pido, no te vayas - ruega sin dejarme pasar-. Dije que no nos íbamos a volver a distanciar.

Lo alejo de mí.

- ¡Te odio! Te odio porque no sé cómo alejarme de ti sin sentir que se me estruja el corazón.

- Tu no me odias - dice mientras me pega a su pecho-. Tú me quieres, me quieres como yo te quiero junto a mí - sus labios se unen a los míos y aunque lucho por zafarme de sus brazos, es inútil. Me siento desequilibrada de nuevo entre su cuerpo. Su cuerpo es fuego, es infierno y es paraíso a la vez.

Me apoya en la mesa de la sala y se deshace de mi ropa mientras yo hago lo mismo con el pantalón que traía puesto. Siento la primera embestida de su parte mientras mis dedos se hunden en su cabello. En su cabello suave de un perfecto color rubio dorado como los rayos del sol que se cuelan por todo el espacio en el que nos encontramos.

Gimo aferrada a su cuerpo.

- No eres una opción en mi vida Serena White, me tienes a tus pies - susurra mientras acaricia mi mejilla con sus dedos.

Lo beso mientras siento sus manos tocar cada pliegue de mi piel. Ahora somos dos cuerpos unidos en una misma sincronía, en un mismo espacio y en una sola piel.

Los finales felices en la vida real están muy lejos de parecerse a los que vemos proyectados en las películas de romance, están muy lejos de cumplirse. Y durante todo este tiempo me he hecho la idea en mi cabeza, que nada de lo que surja entre los dos va a terminar en algo bueno, que al final de todo esto, uno de los dos saldrá lastimado.

Durante toda mi vida me encargue que las cosas en esta siguieran un mismo camino, en demostrar a los demás que estaban equivocados acerca de mí, que si podía ser lo que una vez llegue a soñar, que era lo suficiente capaz de arriesgarme, mi vida giraba en torno a que todo saliera de la mejor forma posible.

¿Y ahora que había logrado? Había logrado estar con un hombre que jamás en mis veintitrés años de vida mi mente hubiera imaginado. Agapios es un hombre con el que yo no debería involucrarme, un hombre que esta hecho para otro tipo de mujer. Una que no coloque tanto de por medio y sobretodo una que no sea su compañera en el trabajo.

Estaba confundida, estaba más que eso. Asustada. Esa sería la palabra adecuada.

El golpe al vacío que recibiría sería tan duro como la realidad que teníamos frente a nuestras narices.

Una vez terminamos de desayunar, Agapios sugirió ir a dar un pequeño paseo por la ciudad, no me agradaba la idea porque la mayor parte del tiempo en la que nos otorgaban el permiso, la pasaba en la tumba de mi tío y después volvía a la base, descansaba allí hasta que los demás regresasen.

Hace dos años no sé nada de mi madre ni de mi abuelo, desde el momento en el que discutimos no volví a mantener contacto con ella. A mi madre nunca le agrado tener una hija, ella esperaba un varón y cuando mi padre nos abandonó. Las cosas fueron peores. Creo que ella siempre me ha culpado de arruinar los planes que tenía en su vida, unos planes que claramente eran diferentes a criar a una niña de seis y ser madre soltera.

PERFECTO TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora