Capitulo 22

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Let her go - passenger

No pensaba darle a Malena lo que quería, ella por años se había encargado de hacerme sentir miserable y como si no valiese nada, sus malos tratos hacía mí fueron los que me empujaron a mis problemas de depresión, y fueron por los mismos que decidí enlistarme en las fuerzas aéreas.

No iba a darle el gusto de verme rota de nuevo,no iba a volver a ser la niña ingenua que esperaba siempre un "te quiero" de su parte, un te quiero que jamás salió de sus labios.

- ¡Quiero que te vayas de mi casa ahora mismo! - escucho los gritos de mí abuelo desde el primer piso.

Agapios y yo nos miramos al mismo tiempo.

- No puedes correrme de la casa papá - espeta ella furiosa y decido bajar al comedor desde donde provienen los gritos de ambos.

- Ya escuchaste al abuelo - replico y ella aprieta sus labios.

- La que debería de irse es otra, ya te has casado no tienes que venir a hacer nada aquí.

Sus palabras son como una ofensa para mí.

- Voy a venir las veces que me entren en gana, porque acá vive mi abuelo y no soy una pésima y horrible persona como tú que abandona a los demás.

- La gatita ha crecido - dice graciosa.

- La gatita aprendió a sobrevivir sin ti - le respondo en el mismo tono de voz que ha utilizado conmigo.

- Serena se va a quedar, es el único recuerdo de Grace en esta casa - el abuelo toma una de las maletas de mi madre y se la entrega en sus manos-. Vete de mi casa Malena - sentencia y ella lo mira como si hubiese enloquecido.

- ¡¿Pero que acaso estas loco!? - refunfuña y aprieta sus manos en los pliegues de su vestido.

- Basta, ya ha escuchado, es mejor que se vaya de la casa y deje de ocasionar inconvenientes - Agapios la toma de unos de sus brazos y la acerca hasta la puerta.

- No creas que le tengo miedo al gorila de tu marido, esta es también mi casa y puedo volver cuando quiera. Igual que puedo volver a recordarte que sólo has sido un maldito error en mi vida.

- Los tiempos en los que me sentía miserable porque me odiabas acabaron, me das lastima. No has cambiado nada a lo largo de estos años, sigues siendo la mujer vacía.

Malena no se dedica a responderme nada, pero ha dicho todo con su mirada, se aleja de allí cerrando la puerta de un sólo golpe. Miro de reojo a mi abuelo él se ha sentado en la mesa del comedor tiene sus brazos cruzados encima de esta y su mirada está cargada de tristeza.

- Abue... - digo mientras sostengo sus manos arrugadas en las mías y él sólo me dedica una sonrisa.

- Esta siempre será tu casa mi niña, sabes que siempre lo será.

- Lo sé, no hace falta que me lo expliques. Agapios y yo hemos estado mirando algunas casas para mudarnos.

- Me parece perfecto,pero ¿capitán usted no tenía un buffet en Grecia?

- Así es señor White, pero no existe problema alguno. Puedo perfectamente venderlas, Serena y yo lo hemos hablado ya.

- Agapios.. - susurro mientras sostengo su mano-. Creo que nos debemos una conversación sobre eso.

Después de durar unos minutos allí decidimos regresarnos al apartamento. No podía ya dejar de lado la conversación acerca de la casa, Agapios había estado evadiendo el tema desde que llegamos a Washington.

- No creo que mudarnos a una casa aquí sea una buena idea.

- Dije que no habría ningún problema - me toma por la cintura y me acerca hasta él.

PERFECTO TORMENTODonde viven las historias. Descúbrelo ahora