Prólogo.B - 669

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[ 2 horas 46 minutos después de la luna ]

Te sientes con sueño, tus ojos arden, un hormigueo recorre tu abdomen y se clava en el pecho. Escuchas, sin abrir los ojos, el sonido del péndulo.

Clack, clack, clack, clack...

Clack, clack, clack, clack...

Tap, clack, tap, clack...

Tap, tap, clack, tap...

Tap, tap, tap, tap...

El picaporte de tu habitación gira lentamente, la bisagra de tu puerta rechina como un bebé en llanto. Y de un momento a otro, silencio.

Y de otro de regreso a un momento, la puerta se cierra.

Sientes como si alguien respirase encima de tu pecho. Delgadas líneas acarician tus mejillas, congelando tu cuello con las palmas. Tus pulmones se cierran, te cuesta respirar, una picazón en las vías respiratorias te asaltan y empiezas a toser.

Te levantas de golpe.

- ¡Cough! ¡cough! Blgahhh.... - se sostuvo sobre sí misma, recuperando el aire.

- Star ¿estás bien? - Tom apoyó una mano sobre su espalda, intentando aliviarla.

- Creo que me atraganté con otro Goblin Dog, bleegh... - sacó la lengua con cara de asco.

- Prueba esta demo-menta, te aliviará el malestar. - le tendió un paquete negro de mentitas - Mi madre siempre come una cuando está molesta.

- Pero Wrathmelior siempre esta enojada - arqueó las cejas.

- ¿Qué? No es verdad, pfff...  - inclinó su mano hacia delante, restándole importancia al asunto.

- Tu mismo lo dijiste el día de la playa - entrecerró sus ojos.

- ¿El día de la playa? ¿Que acaso eso no sucederá en el futuro?

- ¿Futuro? Tom, estoy hablando de cuando pasamos aquella tarde en la casa de la playa del Inframundo, con tu familia. ¿De qué día de la playa estás hablando tú?

- ¿Que no recuerd... ? - Star giró su cabeza hacia un costado, intentando comprender. - Olvídalo... mejor dicho, ya lo hiciste, claro. Gracias a la piedra...

- Blah, blah, blah, blah. Tom, quiero dormir. ¿Por qué sigues aquí? Sabes que no podemos dormir juntos.

- ¿Segura?

- Bueno, quiero decir... uhm.... - los corazones de sus mejillas se encendieron levemente - ¡Tom! - lo golpeó con su almohada.

- ¿Queeeé? Solo digo... somos novios, sabes. Y ahora que ya no está la maldición de la Luna Roja de por medio, podríamos darnos un poco más de tiempo para, ya sabes... nosotros dos ¿quizás?

- Tom... tien... - Star acercó su mano al hombro del pequeño demonio.

- ¿Acaso estás preocupada que no pueda hacerlo tan bien como Marco? Pff, vamos Star. He salido con muchas chicas, tengo experiencia en esto. - se recostó sobre su codo, sonriente.

Star tomó a un pequeño demonio que estaba sentado sobre el hombro de Tom, dando vueltas como si fuera un diminuto cachorro y escupiendo bocanadas de fuego. Lo llevó a su regazo y lo examinó más de cerca. Efectivamente se trataba de uno de los tantos que albergaba Tom en su interior, formando su excesivo mal carácter. Tom seguía hablando hasta que se percató de lo que sucedía cuando Star le calló la boca con dos dedos.

- ¿Qué hace esto aquí?

- ¿Acjs emf n emf... - Star quitó sus dedos - ... mis demonios de la furia?

- Tom ¿has estado realizando de nuevo aquel ritual? - colocó sus manos sobre sus caderas.

- Claro que no ¿sabes lo que duele quitarse uno de estos traviesos? Aunque me sorprende que este haya escapado por sí solo.

Tom recogió sobre sus manos al diablillo y se acercó hasta la ventana, arrojándolo a la naturaleza. Desgraciadamente, la criatura no tenía alas y cayó estrepitosamente por las escaleras del templo monstruo, ocasionando que se despierten todos los vecinos (monstruos, por supuesto) de los alrededores.

- Supongo que habrá que darle explicaciones a Eclipsa el porque una turba la espera fuera.

- Lo harás tu. Yo - se apuntó con el pulgar - me voy a dormir. Adiosito.

Al día siguiente, Star estaba en el salón principal esperando a la llegada de Rich Pigeon, el futuro rey del reino de las palomas. Esta vez Eclipsa sí la acompañaba, cumpliendo con su rol de monarca, para variar. Sostenía su varita contra el suelo, tamborileando con los dedos.

- ¿Nerviosa?

- Oh querida, ni un poco. - sus pies se movían al compás de una música inaudible.

- Claro. - una leve risa se escapó de las comisuras de Star.

- Su majestad, se hace presente ante usted el príncipe Rich Pigeon. - anunció Manfred, acompañado de un coro de trompetas.

Las puertas se abrieron y por el umbral cruzaron varias piernas gigantes. Los guardias tuvieron que forcejear para volver a cerrarlas, ya que afuera aún estaban algunos monstruos con picas y antorchas. Manfred se acercó y presentó al visitante, siguiendo las formalidades.

- Reina Eclipsa Butterfly, he aquí a nuestro especial invitado, el príncipe Rich Pigeon, heredero al trono de los Pigeon. - colocó un brazo a la altura de su cintura y otro alzado, como si hiciera una reverencia - Me inclinaría, pero las bayas Yada Yada aún no terminan de desaparecer de mi espalda.

- Bienvenido, príncipe Rich. - se anunció Eclipsa.

- Brr, brrr - ululó en respuesta.

- Dice que le parece espléndido el templo - comentó Star - aunque sabe hablar mewmano, mhhmm... ¿Por qué crees que no lo hace, Marco? ¿Marco? - volteó y notó que su escudero no la acompañaba - Aghh... es un día importante ¿y no está? Manfred ¿podrías buscar a Marco por mí? debo atender la visita del príncipe Rich y todo eso.

- Sí, mi lady. Al menos no me toca bañar a los monstruos - susurró por lo bajo.

Luego de un exquisito recorrido por las salas del templo, haber admirado el pasisaje desde los balcones (dejar que el príncipe defecara sobre quienes pasaran debajo de él) y haber almorzado en la mesa principal de la parte superior, Eclipsa lo condujo hasta el lugar más importante.

- Como señal de confianza, quiero demostrarles mi decisión de mantener en su prisión de cristal. Entiendo que en el pasado ha ocasionado grandes estragos y sé que es necesario ganarme la confianza de los reinos aliados para comenzar esta nueva etapa.

- Brr - el príncipe Rich se quedó inmóvil unos cuantos minutos, mirando fijamente el rostro de Globgore.

- ¿Dónde diablos esta Manfred? - protestó Star.

- Princesa - se acercó por detrás, cautelosamente.

- ¿Y Marco?

- No está, princesa. No hay rastro de él en todo el templo.

- ¿Le consultaste a Glossaryck?

- Al parecer mencionó algo de visitar a una amistad.

Star giró hacia Tom, que los acompañó todo el trayecto sin destinar mucha presencia en el evento diplomático. Éste levanto los hombros en señal de no saber nada del asunto.

- ¿Habrá vuelto a la Tierra? Pero Marco no tiene amigos allí, excepto por Janna... y Jackie ¿quizás?

- ¿Y Kelly? - sugirió Tom - Quizás fue allí.


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Luego de la LunaWhere stories live. Discover now