Luego de la Luna

Capítulo 3.B - Sombras

[ 20 horas después de la luna ]

El sonido de tres dedos tamborileando era lo único que se podía escuchar en la sala de tanto en tanto. Eclipsa estaba apoyada sobre su mano izquierda mientras jugaba con la derecha. Glossaryck, espectador de su aburrimiento, se sumó al concierto de dedos tamborileando los doce suyos. La reina lo miró de reojo y sonrió levemente, empezó a darle ritmo a los dedos y el hombrecillo no demoró en concederle un ritmo distinto para combinar.

- Bom, bom. Bom, bom, bom. - tarareó Glossaryck.

- Zakish, bam zas. Zakish. - le siguió Eclipsa.

- Bom, para-bom, bom. Bom, bom. Solo, pon-pom.

Las comisuras de Eclipsa se retorcían, apretaba los labios con fuerza y las mejillas las tenía coloradas. Glossaryck tenía que taparse la boca para no estallar de risa. Heekapo se aclaró la garganta frunciendo el ceño, como si les reprochara a ambos con la mirada su inmadurez ante la situación.

- ¿Y bien? - pregunto Hekapoo.

- Eso debería... - resistió la risa - preguntar yo. ¿Qué esperan?

- Oh, oh... espera, espera. - pidió Glossaryck. - Bam, shaka-lacka, bam.

- ¿Acaso no puedes comportarte? ¡Pareces un maldito niño! - protestó Rhombulus.

- Ustedes me citaron por una urgencia y han permanecido en silencio por más de dos horas, fulminándome con la mirada. - argumentó Eclipsa.

- No pueden pretender matarnos de aburrimiento.

- O sí. - farfulló Rhombulus.

- Bueno, de hecho tienes razón. Nos están matando de aburrimiento.

- ¡Ja! Por fin me das la razón - festejó el uni-ojo.

- Es innegable que puedo entretenerme más con Meteora que con ustedes tres juntos.

- Pues viniendo de un hombrecillo de cientos de años, suena perturbador. - retrucó.

- ¿Podemos volver al caso? Existe una emergencia - serenó Omnitraxus.

- Soy toda oídos. - Eclipsa se cruzó de brazos y se recostó sobre el respaldo del asiento.

- Descubrimos una fuente de actividad inusual de magia. - dijo en seco Hekapoo.

La comisión de magia se mantuvo reunida por unas horas más, pero esto sería adelantarnos a los hechos. Instantes luego de que Star y Tom atravesaran el portal volcánico, otro se abrió en el cielo raso del salón Globgore(así lo habían bautizado los mewmanos que se quedaron). De él salió una dragocicleta con dos pasajeros encima; aterrizó lejos de la gran mesa real, lejos de los picos y palas, de los andamios y cualquier cosa que le dificulte su tarea. Dejó en el suelo a dos personas y volvió a meterse en el portal a toda velocidad.

- ¿Nachos? - preguntó Eclipsa, a sí misma.

Nachos volvió a salir por el portal con otras dos personas, las dejó junto a las primeras dos y volvió a meterse en el portal. Repitió esto hasta rescatar a más de una veintena de personas. El último par los dejó caer de su lomo con la lengua afuera y se echó en el suelo, agotada. Del portal finalmente salieron dos personas más y con ellas, éste se cerro.

- ¿Qué esta sucediendo, Marco? - cuestionó la reina.

- Eclipsa, sé que es repentino pero ¿pueden permanecer aquí un tiempo? - señaló con un gesto de mano al montón de personas que trajo Nachos. - Han sido prisioneros por quien sabe cuanto tiempo. Necesitan recuperarse antes de volver a salir al mundo.

- ¿Prisioneros? - abrió los ojos y la boca.

- Pero Marco, no sabemos si esta gente es peligrosa. - argumentó Kelly.

- Definitivamente.

- ¿Eh?

- Definitivamente pueden quedarse. - juntó las manos entre sí sobre los labios, con los ojos brillosos.

- ¿Estás segura? - insistió Kelly, con gesto de desconfianza.

- ¿De verdad? - preguntó Marco, con una ligera sonrisa.

- Claro que sí. Además, Globgore tendrá hambre cuando salga de ahí. -señaló con el pulgar detrás suyo.

La expresión de gratitud de Marco se desvaneció para darle lugar a una mueca de espanto, la cual hizo estallar a Eclipsa en una carcajada.

- Ja... ja, ja... - rió nerviosamente.

- Es una broma, querido. - calmó las aguas - aunque normalmente esas bromas las hace mi esposo. - comentó, con una sonrisa serena.

- Marco, pregúntale - Kelly le tocó las costillas con el codo.

- Oh, cierto. Eclipsa, hay otro asunto.

Marco tomó un objeto brillante que tenía guardado en uno de los bolsos de la montura de Nachos y se lo tendió a Eclipsa. Lo que el muchacho sostenía era un objeto cristalino, color sangre, robado de aquél templo del cual escaparon a duras penas.

-¿Acaso eso es...? - Eclipsa tendió la mano, tímidamente.

- El Cristal Beliariano. - concretó Kelly.

- ¿Beliariano? No, esto es Aíwma, el corazón de uno de los antiguos señores del Inframundo. - Eclipsa se llevó las manos a la boca - ¿Qué han hecho?

- No puede ser... - murmuró Marco -  ¡Glossaryck! - dijo finalmente - Hay que buscar a Glossaryck.

- ¿Con qué motivo te dijo él que era buena idea robar semejante reliquia demoníaca? - reclamó Eclipsa, con el ceño levemente fruncido.

- Al parecer To... - intentó explicar Kelly, pero Marco apoyó una mano sobre su hombro y la interrumpió.

- Para deshacer la maldición de la Luna Roja - mintió Marco. - Glossaryck me contó acerca de un artefacto que podría contener el alma de una criatura, y a partir de allí remover la maldición. Por eso fue que...

- Oh, Marco. - Eclipsa se acercó hasta el muchacho y apoyó las manos sobre sus hombros - ¿Qué te dije acerca de no forzar las cosas, querido?

- La maldición me está forzando a mí ¿Acaso no es lo mejor deshacerme de ella? - la voz le temblaba.

- Mmm, quizás sea lo mejor. Ya que tienen esto - miró el objeto cristalino - no hay daño en usarlo.

Marco soltó un pesado suspiro de alivio y deslizó la mano que mantuvo sobre el hombro de Kelly. Ella lo miró en silencio y él asintió con la cabeza en señal de agradecimiento, cuando Eclipsa volteó para dirigirse hacia su cuarto.

- Acompáñame, Marco. Cuanto antes, mejor.

- Espera... no tengo demasiada prisa. Debo ir a hablar con Star primero ¿está en su cuarto?

- ¿Star? Salió.

- ¿A dónde?

- Uhmm... - rodó los ojos, indecisa - no recuerdo a dónde - mintió - pero se fue con Tom.

Los dedos de Marco apretaron con más fuerza el Cristal Beliariano.

Y Kelly, observándolo de reojo, lo notó.

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