Capítulo 6.A - Pasadizos no tan... (2/2)

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Iba cargando un plato con comida apilada hasta el punto de no poder ver por donde caminaba. El sirviente que cuidó de Star los últimos días se dirigía hacia la habitación donde se encontraba la señorita Ordonia, yendo con cuidado un paso a la vez sin tropezar con ningún escalón.

- ¡Tom! - exclamó desde la puerta del templo.

- Woo.... - se inclinó hacia delante para no perder el equilibrio - ¡Princesa!

- Oh, tú. Rápido, necesito que cuides a Meteora. Debo atender algo urgente. - le tendió a Meteora pero el sirviente tenía las manos ocupadas - ¿Enserio? - tomó el plato con una mano sin mucho problema y lo apoyó en el suelo, luego tendió a Meteora hacia el frente.

- P-pero ¿Qué hará la reina Eclipsa si me ve con su hija? - dudó, más temeroso de la fama de la reina de la oscuridad que a factores razonables, y tomó a Meteora.

- No te verá. - explicó, ya en las puertas del templo, de regreso a lo que estaba - Seré yo quien la vea a ella.


Bajó las escaleras al mismo ritmo que conjuró El Ojo que Todo lo Ve, lo más rápido que pudo. Mientras Star corría a duras penas, aún exhausta por el ajetreo anterior, su Ojo* ya estaba rastreando los pasos de aquella figura bajo el paraguas.

Los habitantes del Bosque de la Muerte Segura se fueron dispersando a cientos de metros antes de que un paraguas pasara caminando, tranquilo y a su propio paso. Cada tanto, su constante quietud se veía interrumpida por alguna razón; el paraguas se inclinaba ligeramente hacia atrás, giraba, se volvía a enderezar con la punta hacia el cielo y seguía su camino. El Ojo de Star se movía de árbol en árbol, escondido entre las ramas. Cada tanto un animal se cruzaba en el camino del Ojo y chillaba del susto, mientras intentaba escapar de la presencia que caminaba en el bosque; cuando esto ocurría, Star gruñía desesperada por mantener el rastro.

En lo que el Ojo se mantenía cerca de aquella figura del paraguas, Star se encontraba mucho más lejos, avanzando todo lo que las piernas le permitían. Antes de adentrarse en el Bosque de la Muerte Segura, se volteó hacia el templo de monstruos.

- Bien. - confirmó con la vista - Volveré enseguida - dijo a sí misma, pero también a quienes la esperaban de vuelta.

Desde una de las ventanas del templo, una silueta observaba.

El Ojo estaba quieto. El paraguas no se había movido desde hacía un rato. Star dudó de si seguir avanzando, no quería arriesgar a que la descubrieran (y menos cuando se suponía que ella cuidaría de Meteora).

- Vamos, avanza. - comentó para sí, en voz baja.

El paraguas se movió, pero no hacia adelante. Se inclinó hacia un costado, y se pudo apreciar apenas a quien lo portaba. Star vio nada más que un manchón negro, se frotó los ojos creyendo que perdía la vista de nuevo pero no era así. Quien llevaba el paraguas era literalmente una figura negra, opaca completamente.

- ¿Qué demon...? - entrecerró los ojos.

Sin poder distinguir dónde comenzaban los pies y dónde terminaba la cabeza, Star apenas podía intuir que aquella figura estaba mirando en dirección al templo. Avanzó a paso lento, un poco a (la figura se movió) rastras, otro poco caminando, sin despegar sus (soltó el paraguas) ojos de su Ojo.

- ¿Qué? - abrió aún más los ojos y sus labios se despegaron sin más.

El manchón negro que cubría aquella figura se derritió como si de brea se tratase hasta quedar arrollado a la altura de los tobillos, como un vestido recién desprendido. Una piel blanquecina, una extensa cabellera negra y un tenue brillo azulado le sugirieron a Star volver por donde vino.

Luego de la LunaDonde viven las historias. Descúbrelo ahora