CAPITULO 17 - ESTALLIDO

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La mayoría del día había estado durmiendo, pero ahora que no podía me sentía ansiosa. La ansiedad es sofocante, es una sensación desesperante, porque no sabes qué hacer para dejar de sentirla. Quieres morir para no sentir y lo más cercano a morir es dormir, porque pierdes conciencia de ti mismo, tu existencia desaparece y yo quería desaparecer...

Me jalaba el cabello y volteaba hacia los lados buscando una respuesta a una pregunta sencilla: ¿Qué puedo hacer para sentirme normal?

Quería sentir rabia, tristeza, cualquier emoción que me sacara de ese estado, no me importaba que no fuera buena.

¿Por qué era tan miserable? ¡No era justo! ¿Por qué todos podían ser felices, menos yo? ¿Acaso estaba maldita? ¿Por qué todo mundo me saboteaba? No sé si sea consciente o inconscientemente, pero ¡Por Dios! ¡Parecía que les pagaban por ello!

¿Por qué las personas no se comportan como deberían?

—Papá tenía que haberse quedado con mamá. Daniel tendría que quererme y respetarme. Y Natasha y Nadine no tendrían que ser unas zorras.

Si cada quien cumpliera con lo que le corresponde yo sería feliz.

Era tan desdichada que ni siquiera podía pensar en la posibilidad de suicidarme a gusto, ¿por qué? porque sería una ironía, como todo en mi maldita vida. Ya imaginaba los titulares "Hija de psiquiatra se suicida"

Mordisqueaba mis labios a la vez que daba giros sobre la cama. Era la una de la mañana y no tenía ni una pizca de sueño. Ya había dormido tanto que sentía los ojos hinchados.

¿Qué podía hacer? ¿Pastillas para dormir? Me daban ganas de tomarme una caja entera.

Y volvía a lo mismo, ¡qué injusto! Yo pudriéndome en un rincón de mi habitación y los culpables disfrutando de la vida en la gran fiesta de Gab. Natasha, Nadine y Daniel, los odiaba. Si me iba a estar quemando por dentro, ellos tenían que arder conmigo.

Me levanté, me hice una coleta y me puse unos jeans. Fui al closet y saqué un bat con el que jugaba cuando era niña. También agarré cien pesos del bolso de mamá y su cera para depilar.

¡Esos malditos! ¡Quería que por lo menos unos segundos ellos experimentaran lo que yo sentía!

Subí las cosas al auto y bajé en una estación de servicio, pedí un galón de gasolina y pagué en efectivo. Después llamé a Lexía.

—Hola.

—Soy Ámbar. ¿Estás en la fiesta de Gab?

—Sí, aquí están todos.

—¿Daniel, Nadine y Natasha, están ahí?

—Sí, ¿por qué?

Entonces le colgué.

Me fui sobre la calle de la casa de Gab, y miré el coche nuevo de Daniel estacionado justo enfrente. Su papá se lo había regalado al día siguiente del accidente, como una especie de premio a su idiotez.

Me aparqué y saqué un trapo viejo y un encendedor de la guantera. Derramé gasolina encima del carro de Daniel y quebré los vidrios con el bat. Empecé a quemar el trapo y las personas comenzaron a llegar, entre ellos Daniel. Cuando el fuego flameó mis dedos, él me miro con desasosiego y lancé el trapo al interior, el coche comenzó a quemarse rápido.

Gritó furioso. —¡Eres una estúpida!

Se abalanzó contra mí y entonces sus amigos lo sujetaron.

—¡Cálmate, es una mujer, no puedes golpearla!

—¡Me importa un cuerno! ¡La voy a destrozar!

Miré cómo las lágrimas se asomaban de sus ojos mientras observaba cómo su maravilloso auto quedaba reducido a cenizas.

¡Alguien haga algo! —gritaba, mientras todos se quedaban estáticos.

Lexía y las otras observaban incrédulas. La diversión no había acabado.

Abrí la lata de cera y fui hacia dentro con paso determinado. Natasha estaba en un sillón, recostada debajo de un chico y besándose con él, como su cabello estaba expuesto agarré una cuchara que estaba tirada en el suelo y empujé la cera esparciéndola sobre su cabello. Cuando se dio cuenta, pegó un brinco y el chico se quitó de inmediato.

¡¿Qué hiciste?! Se tocó el cabello y emitió un gemido, al darse cuenta de que era cera salió corriendo del lugar.

Seguí caminando y miré a Nadine asomarse entre la multitud. La tomé de los cabellos y comencé a golpearla...Le rompí la nariz y los labios, su sangre manchaba mis manos...

Me sentía tan viva, la venganza estaba llena de satisfacción. 

Ámbar ¿Morir por ser perfecta?Nơi câu chuyện tồn tại. Hãy khám phá bây giờ